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6/13/2009
4/09/2008
estigma y hambre: el lock out, producto por producto

El cuadro que se inserta en el inicio del post (click para agrandar) complementa la información del post anterior, acerca del grave daño social que impulsó el desabastecimiento de alimentos que indujo el lock out de productores agropecuarios. Informa la evolución del precio de cada producto que compone la CBA de pobreza e indigencia durante los días de corte de rutas.
Conclusión: Los caceroleros porteños, estigmatizan a "los negros" con sus palabras, los productores agropecuarios cortando rutas, los hambrean .
6/27/2007
quién vuelve?

Aníbal Ibarra ha dado a conocer una carta de agradecimiento a los vecinos por su "exitosa" performance electoral del pasado 3 de Junio. Obviamente la esquela da asco, pero invitó a Ramble a pensar que una de las causas que explica la enorme derrota electoral el ladriprogresismo porteño resulta el agotamiento y rechazo comunitario frente la utilización persistente, burda y manipuladora de símbolos y signos de la memoria trágica de todos los argentinos. Nos referimos a la apropiación indebida del recuerdo de resistencia antidictatorial por parte de referentes de organismos de DDHH, utilizando el capital simbólico acumulado para ponerlo al servicio de pequeñas causas políticas, sectoriales y al menos muy controversiales . El símbolo máximo de esta actitud bochornosa y repudiada en las urnas lo constituyó el respaldo que en su momento ofreciera al destituído Aníbal Ibarra la señora Estela de Carlotto y su descalificación abyecta a los padres de Cromañon bajo el apelativo de "desquiciados", sinónimo fatal del "locas", que en su momento utilizara la dictadura militar para calificar a las Madres de Plaza de Mayo. Lo más lamentable de este proceso de degradación político-cultural que tuvo el pasado 24 de junio apenas su modalidad de aparición electoral no es tanto el desprestigio creciente en que cayeron y caerán inexorablemente los que persistan en esta actitud de utilización de la tragedia, sino el retroceso que implica en términos de construcción de sentido común y acuerdos básicos comunitarios acerca de la necesidad absoluta de garantizar el respeto de los derechos y garantías individuales y condenar sin excepciones su violación en el presente, pero también y necesariamente en las experiencias pasadas. Efectos de este retroceso ya hubo. Por caso que Mauricio Macri pueda haber reivindicado la gestión del dictador Osvaldo Cacciatore durante la campaña porteña y que esta aberración sólo haya aparecido como nota marginal del existoso márketing electoral diseñado por Duran Barba, muestra a las claras el profundo daño que el ladriprogresismo provocó en la cultura política ciudadana, no sólo por lo que no hizo ( la gestión de Ibarra y Telerman nos exime de comentarios al respecto) sino y fundamentalmente por lo que permitió hacer. En efecto, de la mano de Ibarra, vuelve Cacciatore.
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