hipotecas y loros

En líneas generales, es cierto que los sectores medios urbanos, en 2007, fueron refractarios a la hora de sostener electoralmente al gobierno nacional. Ese año, ya se mostraba el deterioro en la relación con los segmentos medios , cuyo caso emblemático se dio en la Capital Federal.

En las grandes ciudades del interior de la provincia de Buenos Aires, Mar del Plata, La Plata, Bahía Blanca, incluso en Rosario, Córdoba, el Gobierno tuvo menos adhesión electoral que la media nacional. El acompañamiento ascendía a medida que descendía el estrato social y disminuía la cantidad de votantes, con la única excepción del conurbano bonaerense, donde dominaba la estratificación media baja y baja a la hora de votar al oficialismo independientemente de la alta concentración poblacional.

El conflicto con los segmentos agrofinancieros agregó complejidad a la relación con los sectores medios de pequeños poblados, los de 100 mil habitantes o incluso menos. En general, vinculados a estructuras económicas dependientes, directa o indirectamente, de la producción agropecuaria.

El diseño de políticas como la del plan de créditos hipotecarios trata de restaurar, en parte, esta circunstancia adversa hacia el oficialismo que se da en grandes ciudades del país y en los poblados de 100 mil habitantes o menos, con fuerte peso de los sectores medios.

En ese mismo sentido, tras la explicitación de la crisis económica internacional, el Gobierno ya impulsó un paquete de acciones (plan para comprar heladeras, coches, etc.), pensado para las capas medias. Sin embargo, la profundidad del rechazo y la inminencia electoral no va a permitir restaurar plenamente esa relación; no serán eficaces este tipo de acciones.

Distinto es el caso de involucrar en la campaña opositora la figura de Hugo Rafael Chávez Frías nacido en Sabaneta, estado de Barinas, el 28 de julio de 1954 e hijo de Hugo de los Reyes Chávez y Elena Frías de Chávez (ambos maestros). En efecto, existe una sobreponderación de la imagen negativa de Huguito entre los sectores medios, producto de la visión y discurso de la derecha empresaria, política y mediática argenta.

El comandante sabanetero no tiene la impronta negativa de infant terrible que algunos estrategas influídos por Varguitas Llosa suponen, debido al fuerte e histórico sentimiento antinorteamericano que hay en el país, posiblemente uno de los más altos de América Latina. Así las cosas, para grandes contingentes de argentinos la vinculación entre el kirchnerismo y el gobierno de Chávez no sólo no perjudica al oficialismo, sino que lo puede beneficiar.

Se trata, en definitiva, de una construcción de la derecha dura. Una maniobra que, a la hora de cotejarla con la realidad, será poco productiva para la oposición. Todo lo que avance en contra de Estados Unidos está bien visto en el país y sus enemigos, en general, bien tolerados, como el ibuprofeno, digamos.

El punto máximo de la sobreactuación en la construcción ideológica de la derecha heavy lo produjo el candidato de Unión-PRO, Francisco de Narváez, quien en una de sus desmesuras habituales, aseguró que, tras un acto proselitista en San Martín, la gente de las barriadas populares lo cercaban al grito desesperado de “no queremos ser Venezuela”.

En la misma línea que el rabino Sergio Bergman , cuando en amena charla con el negro Oro había anticipado que “Buenos Aires se parece, cada vez más, a Caracas”, probablemente por los baches que Mauricio ya ni siquiera arregla. Cheeeeeeeeeee!