
Un interesante post del Abuelo Económico nos comenta un estudio de alcance latinoamericano que determina que las chances de conseguir un empleo formal por parte de los trabajadores complementarios caen drásticamente cuando el jefe de hogar está formalizado. Dicen los autores del estudio que "Una característica central la literatura preexistente es la idea de que las decisiones del trabajador no cuentan en la determinación del equilibrio de la economía. Usando nuestro modelo, demostramos que un aumento en la participación de trabajadores secundarios tendería a elevar el nivel de informalidad en la economía. Este efecto explica parcialmente los aumentos en la informalidad de América latina en las últimas dos décadas". Más allá de que esta explicación deba ser matizada en el país, donde el aumento de la informalidad laboral viene de la mano de causales objetivas, indpendientes del sistema de desiciones del trabajador, como lo fueron las megatasas de desempleo abierto (25%) y la generación dominante de puestos informales tras la salida devaluatoria en una relación de casi 6:4 hasta 2004, El Abuelo señala con razón que sobre todo la persistencia de altas tasas de informalidad a pesar del crecimiento económico deben analizarce también considerando el tema de los (des) incentivos. Entre ellos, además de la flexibilidad horaria y el mayor salario de bolsillo, a nuestro juicio el pésimo funcionamiento del sistema de transporte público resulta fundamental en la desincentivación de los trabajadores en la búsqueda y ocupación de posiciones formales. En efecto , si trazamos líneas imaginarias de aproximación geográfica a la Ciudad de Buenos Aires desde el tercer cordón bonaerense como límite superior , observaremos que la informalidad del mercado de trabajo se desplaza en sentido opuesto a la Ciudad. A mayor proximidad menor informalidad laboral. En igual sentido, las mayores chances de formalización laboral se suceden en torno a la Capital o su periferia de primer cinturón. En esta perspectiva, el deterioro creciente del transporte público, resulta un gran obstáculo para incentivar la búsqueda de posiciones formales a los trabajadores complementarios. En efecto, actualmente un traslado desde el tercer y segundo cordón bonaerense hacia la Ciudad de Buenos Aires o su periferia urbana de primer cordón suponen entre 6 y 3 horas de viaje promedio por día (o el 60% y 30% de una jornada laboral media) en condiciones inhumanas. Es lógico suponer que un hogar con la jefatura ya formalizada evita este traslado aún a costa de perder posiciones laborales formales, prefiriéndose para cónyuges o hijos posiciones informales pero de mayor cercanía al lugar de residencia. Esta hipótesis que desarrollaremos en campo para darle consistencia estadística, probablemente demuestre cómo las altas tasas de informalidad laboral persistentes en el país ya resultan una problemática que incorpora entre sus causas una multiplicidad de factores, muchos de ellos ubicados aparentemente por fuera de la cuestión estrictamente laboral o económica.