En recientes post sobre trabajo informal, El Abuelo advertía sobre las faltas de incentivos en los trabajadores complementarios como causa posible de las altas tasas de trabajo en negro. En Ramble nos entusiasmamos y señalamos el impacto del colapso de la red de transporte público como determinación central en la desincentivación de búsqueda de empleo formal de trabajadores residentes en lugares alejados del segundo y tercer cordón bonaerense y Primo Louis confirmó que en Córdoba esa restricción se observaba . Sin embargo y aún considerando posibles estas interpretaciones, ayer se informó en medios muy diversos que el Ministerio de Trabajo agregó un módulo especial de indagación sobre informalidad laboral en la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC del segundo semestre de 2005 que demostró, haciendo las delicias del malpensado Tavos, que el 30% de los asalariados es informalizado por una empresa en blanco, tal como se observa en el gráfico que abre el post (click sobre la imagen para verla mejor). Se quiebra así otro gran costado del relato noventista capaz de asociar exclusivamente trabajo en negro con las Pymes de baja o nula productividad existentes en el circuito informal de la economía. Al respecto Raúl Dellatorre, periodista especializado en economía del matutino Página 12 informa que "Típicamente, podría tratarse de pymes que, para acceder a ser proveedores de empresas formales, deben inscribirse y registrar una planta mínima de trabajadores, pero contratan o mantienen empleados sin declarar. Pero, por la cantidad que representa, claramente el problema excede esta característica. Así lo especifica el mismo estudio de la cartera laboral, al señalar que se observan sectores como Servicios Sociales y de Salud, Enseñanza, Servicios Financieros y Servicios a Empresas, en los que el trabajo en negro se da casi exclusivamente en empresas formales. Es decir, no existen prácticamente en estos sectores empresas no registradas, y sin embargo la proporción de trabajo irregular es alta. Un caso particular a atender es el de servicios a empresas, en el que las prácticas de tercerización de actividades como limpieza, mantenimiento, seguridad y hasta liquidación de haberes, que ejecutan empresas de primerísima línea, recae en empresas contratadas que hacen del empleo en negro una habitualidad. Además, en más de un caso, se trata de firmas cautivas de aquellas mismas empresas de primera línea". En la misma dirección , el periodista especializado Martín Kanenguiser, del diario La Nación, señala categórico: En el primer caso (de trabajadores informales en empresas formales), se presume que la falta de blanqueo de los trabajadores aparece como una evasión que permite mejorar los márgenes de ganancia empresaria. O sea, para novedades los clásicos del noble capitalismo vernáculo: superexplotación de los trabajadores para maximizar ganacias empresarias. Que feo... esto no es PRO.