a 54 años de un exceso republicano...

Leemos : "El bombardeo de 1955 a la Ciudad de Buenos Aires, los fusilamientos de 1956 y el golpe de 1976, cuya impunidad clausuró la Corte Suprema (y la justicia porteña ), tienen un punto en común: el terror indiscriminado como escarmiento, para imponer una distribución regresiva del ingreso y del poder. Llamar a las cosas por su nombre, castigar esos crímenes, es un punto de partida hacia el replanteo de esa relación de fuerzas que condena a la exclusión a casi la mitad del país.

El 16 de junio se cumplió medio siglo del bautismo de fuego de la Aviación Naval y de la Fuerza Aérea, cuando sus pilotos arrojaron entre 9 y 14 toneladas de bombas sobre la Ciudad de Buenos Aires y ametrallaron a civiles, causando alrededor de 300 muertos y un millar de heridos. El 9 de junio hicieron 53 años de los fusilamientos de civiles y de militares ordenados por el gobierno de facto del general Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Francisco Rojas...”

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Pasaron quince años de impunidad cuando, bajo la dictadura de Onganía, en Timote: al mediodía del 29 de mayo de 1970, un comando montonero, conformado por Mario Firmenich, Carlos Ramus y Fernando Abal Medina, esquiva puestos policiales y caminos transitados en una pick up Gladiator rumbo a Timote, un pequeño villorrio ubicado a 420 kilómetros al oeste de la Capital Federal. En la caja, escondido tras una carga de fardos de pasto, viaja el general Pedro Eugenio Aramburu.

Lo fueron a buscar a su propia casa. Lo sacaron a pleno día, en pleno barrio Norte de la Capital y lo detuvieron en nombre del pueblo: él es uno de los máximos responsables de los fusilamientos de José León Suárez en 1956 y en este momento el cerebro de las negociaciones con el peronismo. En el sótano de una quinta poco frecuentada por la familia Ramus, lo someten a juicio revolucionario y lo ejecutan al cuarto día... Quien asume en nombre de la organización el juicio y la ejecución del jefe de la Libertadora es Fernando Abal Medina. A los 23 años...

País complicado.

pensando junio

Aproximemos un análisis preliminar de un escenario nacional aún en franco despliegue. Pensemos la elección nacional como un conjunto al interior del cual conviven subconjuntos que tienen dinámica ropia .

Por ejemplo, un subconjunto central para observar escenarios nacionales es el compuesto por tres distritos clave para imaginar la elección de junio, hoy adversos al FPV -al menos que se cambie drásticamente la actual estrategia de alianzas-: Santa Fe, Córdoba y Capital que aportan 25 votos de cada 100 nacionales. Este subconjunto se completa con un distrito favorable para el oficialismo como el Conurbano Bonaerense que aporta 25 votos de cada 100. En líneas generales, este subconjunto aporta al conjunto nacional la mitad de su extensión.

Hoy, los resultados al interior de este subconjunto si el FPV marcha por fuera de la lista unificada del PJ en Córdoba y Santa Fe, no neutraliza la ventaja de los votos opositores. La ventaja oficialista en el Conurbano global, disminuida por su performance en el primer Cordón en en general y en especial en el Norte de esta subregión, no alcanza a licuar en su baja performance de Santa Fe, Córdoba y Capital y se constituye en esta diferencia el núcleo central de la supremacía opositora nacional.

Otro subconjunto electoral clave es el compuesto por NOA, NEA y el interior bonaerense, donde se genera el 35% de los votos nacionales, favorable al FPV, pero la ventaja en el NEA y NOA se atenúa notablemente hasta casi neutralizarse con la derrota en el interior de Provincia de Buenos Aires -que genera el 15% - de los votos positivos nacionales, donde la hegemonía opositora es notable.

Un tercer subconjunto electoral es Cuyo, Mesopotamia y Patagonia, donde reside el 15% del voto positivo nacional y cuyo resultado hoy se neutraliza entre oposición y oficialismo, por la dinámica opositora que imprime el distrito mendocino que representa casi el 30% del subconjunto.

Vista así, la elección nacional tiene clara hegemonía opositora en una relación que es difícil de precisar, pero que sin la adecuación de la estrategia de alianzas en Córdoba y Santa Fe por parte del oficialismo, podría estar más cerca del 70/30 que del 60/40. Obviamente, en ambos escenarios, el voto opositor aún constituye un mosaico diverso, cuya desagregación no logra constituir a ninguna de sus partes en primera minoría nacional.