9/30/2007

will never desappear, a propósito de gramsci

Atendiendo al impacto que en muchos de nosotros provocó el breve texto sobre el "odio a los indiferentes", desde Ramble queremos señalar aquello que según opinamos, constituye el núcleo del pensamiento gramsciano y el porqué de su insoslayable contemporaneidad. Sucede que a diferencia de la mayoría de los pensadores marxistas de su época y los posteriores, Gramsci incorporó la cuestión de la "subjetividad" y su "producción" en el análisis de los comportamientos sociales, las transformaciones y las revoluciones. En ese punto el concepto de "La voluntad" gramsciana es la vía central para la refutación de la "pasión por las estructuras" y cierto economicismo derivado que , aún en las versiones más sofisticadas, deviene de las lecturas de Marx y Lenin y la mayoría de sus seguidores, desplazando o subordinando notablemente el lugar de la subjetividad en los procesos históricos. En esta dirección, y dada la preeminencia que sus análisis asignan a la dimensión subjetiva , Gramsci es el gran teórico de tradición marxista que piensa la producción de la subjetividad como proceso social, ya bajo la forma de una "teoría de la hegemonía" que resulta central en su cadena de análisis histórico-social. Y en la medida exacta en que hace hincapié en los mecanismos hegemónicos de dominación social y asigna centralidad teórica a la subjetividad y su producción , Gramsci no desarrolla una "teoría del estado" que dificilmente hubiera podido eludir la noción marxista dominante de "dictadura del proletariado" y sus consecuencias teóricas y políticas de enorme gravedad. Y es paradojalmente esta "ausencia" de una clásica "teóría marxista del Estado", este silencio deliberado, el que transforma a Gramsci en un pensador de gran actualidad a la hora de analizar los procesos de legitimación en las democracias occidentales en la fase del capitalismo global o tardío. Pensamiento original y liberado del lastre teórico de la concepción del estado y la política marxista tradicional, incluída obviamente la categoría de "Partido" que es la contracara especular de la concepción marxista clásica del Estado. Sin embargo, y para que no se entienda mal el sentido del post, queda claro que Gramsci no hubiera podido "llegar donde llegó", sin el soporte teórico de su formación marxista tradicional y sí que "dura", en el sentido teórico del término.

26 comentarios:

Musgrave dijo...

Artemio, como era eso de "a los tibios los vomita Dios"

un abrazo

Anónimo dijo...

Y a no olvidarse de la sociedad politica y la sociedad civil, la reproducción y otras categorias que están dentro de su concepto de Estado.

Artemio me interesa saber si en los casos como Lomas de Zamora (tan comentado en estos dias), Almirante Brown, donde hay 2 o 3 colectoras (vicente lopez, ej.) hay posibilidades de que el FPV NO gane la intendencia.

saludos
francisco

Artemio López dijo...

Hal, en Marx y sus discípulos, el más escandaloso Lenin. Ahí tenes una teoría del estado fascista-leninista completa y del partido del orden, que es el estado en la sociedad proletario funcionando en civil o sea en Marx y Lenin sobre todo en este último, tenés el stalinismo ya desplegado teoricamente a pleno, jose lo pone en estdo práctico digamos. El concepto de dictadura del proletariado es central en eso. Pero seguiremos a la tarde!
salu2!

Anónimo dijo...

Mis lecturas de Gramsci no son las que debieran ser, sin embargo me impactó mucho como fue uno de los primeros, ya a principios de la década del 20, en ver que la URSS iba por mal camino. Es decir, que los bolcheviques estaban optando por la coerción y no por la construcción de hegemonía.
Y sí, según una lectura gramsciana, la izquierda también debe construir hegemonía: negociar, persuadir, ofrecer relatos a la gente. Tomar el poder sin hegemonía derivará necesariamente en la coerción.

Anónimo dijo...

si stalin era marxista, entonces massera era peronista, y lopez rega tambien

Anónimo dijo...

y no hace falta aclarar que lopecito y massera eran dos amantes de la democracia

Anónimo dijo...

el intelectualoide este del sur italiano siempre me pareció un resentido... ni siquiera se graduó en la universidad... un gurú del ladriprogresismo... sus "relatos" no dicen nada... sin querer serlo, es medio fascista al querer imponer "el hombre nuevo"...

hablemos de filósofos en serio... rawls o nozick, por ejemplo...

¿¿¿nada de los pumas???

saludos,

inmortal

Anónimo dijo...

soy un boludo, sólo a mí se me ocurre comparar a un intelectual del tamaño de gramsci con el enano mental de nozick...

saludos,

inmortal

Anónimo dijo...

Es sorprendente que los intelectuales se opongan tanto al capitalismo. Otros grupos de comparable status socio-económico no exhiben el mismo grado de oposición. Desde este punto de vista, entonces, los intelectuales son una anomalía.

No todos los intelectuales son de "izquierda". Como ocurre con otros grupos, sus opiniones se distribuyen a lo largo de una curva. Pero en el caso de los intelectuales la curva está corrida y sesgada hacia la izquierda política.

Cuando digo intelectuales no me refiero a toda la gente inteligente o de cierto nivel educativo, sino a aquéllos que, por vocación, se ocupan de ideas expresadas en palabras y que dan forma al flujo de palabras que reciben los otros. La lista de estos herreros de la palabra (wordsmiths) incluye a poetas, novelistas, críticos literarios, periodistas de diarios y revistas y muchos profesores. No incluye a aquéllos que se ocupan primariamente de producir y transmitir información cuantitativa o formulada de manera matemática (los herreros del número); tampoco a aquéllos que trabajan en el periodismo gráfico, a los pintores, escultores, camarógrafos. Contrariamente a los herreros de la palabra, las personas que se desempeñan en estas ocupaciones no se oponen en forma desproporcionada al capitalismo. Los herreros de la palabra se concentran en determinados lugares, tales como las universidades, el periodismo y la burocracia gubernamental.

A los intelectuales de la palabra les va bien en la sociedad capitalista; en ella gozan de gran libertad para formular, descubrir y propagar nuevas ideas, para leer y discutirlas. Sus habilidades profesionales tienen demanda, sus ingresos son muy superiores a los del promedio. ¿Por qué, entonces, se oponen desproporcionadamente al capitalismo? En rigor, hay datos estadísticos que sugieren que mientras más próspero y exitoso es el intelectual, más probable es que se oponga al capitalismo. Esta oposición al capitalismo viene sobre todo de la izquierda pero no exclusivamente. Yeats, Eliot y Pound se opusieron a la sociedad de mercado desde la derecha.

La oposición de los intelectuales de la palabra al capitalismo es un hecho de trascendente significado social. Ellos moldean nuestras ideas e imágenes de la sociedad; ellos definen las políticas públicas alternativas que luego consideran las burocracias. Desde tratados a slogans, ellos suministran las frases con las que nosotros nos expresamos. La oposición de los intelectuales es importante, especialmente en una sociedad que depende en forma creciente de la formulación explícita y de la diseminación de la información.

El valor de los intelectuales

Los intelectuales descuentan que son las personas más valiosas en una sociedad, los de mayor prestigio y poder, aquéllos que reciben las mayores recompensas. Los intelectuales se sienten con derecho a todo esto. Pero una sociedad capitalista no honra a sus intelectuales. Ludwig von Mises explica el resentimiento especial de los intelectuales, en contraste con los obreros, cuando señala que aquéllos se mezclan socialmente con los capitalistas ricos, con quienes se comparan, y luego se sienten humillados por su menor status. Sin embargo, incluso aquellos intelectuales que no se mezclan socialmente con los ricos sienten también el mismo resentimiento. No les ocurre esto a otros grupos que proveen servicios a los capitalistas ricos, tales como los instructores de baile o deportes, quienes no son marcadamente anti-capitalistas.

¿Por qué los intelectuales contemporáneos se sienten con derecho a recibir las mayores recompensas que la sociedad tiene para ofrecer y caen en el resentimiento cuando no las reciben? Los intelectuales sienten que son la gente más valiosa, la del más alto mérito y que la sociedad debería recompensarlos de acuerdo con su valor y mérito. Pero una sociedad capitalista no satisface el principio de distribución que reza "a cada cual de acuerdo con su mérito o valor". Aparte de donaciones, herencias y loterías propias de una sociedad libre, el capitalismo recompensa a aquéllos que satisfacen las demandas de otros expresadas en el mercado, y el tamaño de las recompensas depende de cuánto se demande y de cuán grande sea la oferta del producto o servicio demandado. Los empresarios y obreros fracasados no sienten la misma animosidad contra el sistema capitalista que sienten los herreros de la palabra. Sólo el sentimiento de una superioridad no reconocida, de un derecho violado, puede producir esta animosidad.

La formación escolar de los intelectuales

¿Qué factor genera sentimientos de superioridad en los intelectuales? Me voy a concentrar en una institución en particular: la escuela. A medida que el conocimiento condensado en libros se volvió más y más importante, la escuela (educación de jóvenes reunidos en clases para leer y aprender de los libros) se extendió. Las escuelas se transformaron en la principal institución, fuera de la familia, dedicada a moldear las actitudes de los jóvenes, y casi todos aquéllos que más tarde se convertirían en intelectuales pasaron por la escuela. Allí fueron personas exitosas. Fueron comparados con otros y considerados superiores. Fueron alabados y recompensados, eran los favoritos del maestro. ¿Cómo evitar que no se consideraran superiores? A diario, experimentaban su mayor facilidad con las ideas y su rapidez mental. Las escuelas les dijeron y les demostraron que eran los mejores. La escuela les enseñó el principio de recompensa de acuerdo con el mérito (intelectual).

La más amplia sociedad de mercado, no obstante, enseñó una lección diferente. En ella la mayor recompensa no va a los verbalmente brillantes; la capacidad intelectual no es lo más valioso. Formados en la lección de que ellos eran los más valiosos, los que merecían las mayores recompensas, ¿cómo no iban los intelectuales a sentir resentimiento hacia una sociedad capitalista que les negaba beneficios justamente merecidos por su superioridad?

Cuando digo que los intelectuales se sienten con derecho a las mayores recompensas que la sociedad tiene para ofrecer (riqueza, status, etc.), no estoy diciendo que para los intelectuales estas recompensas sean los bienes más preciados. Quizá valoren más las recompensas intrínsecas de la actividad intelectual o la estima de los tiempos. Empero, se sienten con derecho a la más elevada consideración de la sociedad en general, a lo mejor que ella pueda suministrar, aun cuando esta recompensa sea pequeña. No pretendo enfatizar las recompensas monetarias. Las personas que se ven a sí mismas como intelectuales pueden resentir el hecho de que la actividad intelectual no sea altamente valuada y recompensada.

Los intelectuales quieren que la sociedad en su conjunto sea una escuela grande, como el medio ambiente en el que a ellos les fue tan bien y donde fueron tan apreciados. Al incorporar standards de evaluación y recompensa tan distintos a los de la más amplia sociedad, la escuela garantiza que algunos de sus alumnos destacados experimenten un descenso social más tarde. Aquéllos en la cima de la jerarquía escolar se sentirán con derecho a una posición en la cima, no sólo en esa micro-sociedad sino en la más amplia, una macro-sociedad cuyo sistema resentirán en cuanto no los trate conforme a derechos y necesidades auto-prescriptas. Por tanto, el sistema escolar genera sentimientos anti-capitalistas en los intelectuales. Mejor dicho, produce un sentimiento anti-capitalista entre los intelectuales verbalistas. ¿Por qué los herreros del número no desarrollan la misma actitud que los herreros de la palabra? Mi conjetura es que estos chicos cuantitativamente brillantes, aunque logran buenas calificaciones en los exámenes relevantes, no reciben el mismo trato personal y aprobación de los maestros que los chicos verbalmente brillantes. Es la habilidad verbal la que brinda estas recompensas del maestro y, en apariencia, este tipo de recompensa es la que genera el sentimiento de un derecho adquirido.

Hay un punto adicional a tener en cuenta. Los (futuros) herreros de la palabra tienen éxito dentro del sistema social formal u oficial de las escuelas, donde las recompensas son distribuídas por la autoridad central del maestro. Pero las escuelas contienen un sistema social informal en las aulas, los pasillos y los patios, dentro del cual las recompensas no son distribuídas por la dirección central sino según el placer y el capricho de los compañeros de clase. A los intelectuales no les va tan bien en este ámbito.

No debería sorprender, entonces, que la distribución de bienes y recompensas por medio de un mecanismo distributivo centralmente organizado les parezca a los intelectuales más apropiado que la "anarquía y el caos" del mercado. Pues la distribución en una sociedad socialista centralmente planificada versus la distribución en una sociedad capitalista es como la distribución del maestro versus la distribución en los pasillos y patios de la escuela.

Nuestra explicación no postula que los (futuros) intelectuales constituyen una mayoría aun en la clase alta de la escuela. Este grupo está compuesto mayormente por alumnos de habilidades librescas sustanciales (pero no abrumadoras), dotados de gracia social, fuerte inclinación a agradar, trato amigable, entradores y con habilidad para jugar según las reglas (o bien para simular que juegan según ellas). Estos alumnos también serán altamente considerados y recompensados por el maestro, y les irá extremadamente bien en la más amplia sociedad. (Y como también les fue bien dentro del sistema informal de la escuela, no valorarán tanto las normas del sistema formal de la escuela.) Nuestra hipótesis es que los (futuros) intelectuales representan una parte desproporcionadamente grande de la clase alta de la jerarquía escolar (oficial) que experimentará descenso social relativo. O, más bien, del grupo que pronostica para sí mismo una futura declinación. La animosidad surgirá antes del pasaje al gran mundo y de la experiencia de una efectiva caída de status, en el momento en que el muchacho inteligente comprende que probablemente no le irá tan bien en la macro-sociedad como en la escuela. Esta consecuencia no buscada del sistema escolar, esta animosidad anti-capitalista de los intelectuales, se ve reforzada, por cierto, cuando los alumnos leen o asisten a clases que dictan intelectuales con dichas actitudes anti-capitalistas.

Sin duda, algunos herreros de la palabra fueron alumnos irreverentes y cuestionadores y, por ende, desaprobados por sus maestros. ¿También éstos aprendieron la lección de que el mejor debería conseguir la máxima recompensa y piensan, no obstante sus maestros, que ellos fueron los mejores, lo cual los lleva a empezar su vida laboral con un temprano resentimiento contra la distribución del sistema escolar? Está claro que en este tema y en otros discutidos aquí necesitamos datos estadísticos sobre las experiencias escolares de los futuros herreros de la palabra para refinar y contrastar nuestras hipótesis.

Es difícil afirmar que las normas que rigen la vida escolar no afectarán las creencias normativas de la gente una vez que dejen la escuela. Las escuelas, después de todo, son la principal institución social no familiar en la que el chico aprende a operar; por tanto, la experiencia escolar constituye su preparación para moverse en la más amplia sociedad no familiar. No es una sorpresa, entonces, que aquéllos que tuvieron éxito según las normas del sistema escolar resientan una sociedad que adhiere a normas distintas que no les garantizan el mismo éxito. No sorprende así que aquéllos que van a moldear la imagen o la evaluación que la sociedad tiene de sí misma, que la parte de ella verbalmente hábil de la sociedad se vuelva en contra de ella. Si usted tuviera que diseñar una sociedad, trataría de evitar que los herreros de la palabra, en vista de toda su influencia, pasaran por un sistema escolar que genera animosidad contra las normas de la sociedad.

Algunas hipótesis adicionales

Se pueden señalar, sin embargo, algunas áreas donde nuestras hipótesis generarían consecuencias y predicciones contrastables: 1º Mientras más meritocrático sea el sistema escolar de un país, con mayor probabilidad sus intelectuales serán de izquierda (piense en Francia). 2º Los intelectuales que fueron late-bloomers (gente de logros tardíos) no desarrollarían igual sentimiento de derecho a las más altas recompensas; por tanto, el porcentaje de los intelectuales late-bloomers anti-capitalistas será menor que el de los early-bloomers (gente precoz). 3º Limitamos nuestra hipótesis a sociedades (distintas a la sociedad de castas de India) donde el alumno puede esperar un éxito comparable en la macro-sociedad. En Occidente, las mujeres hasta ahora no tienen tales expectativas; por tanto, no habría que esperar que las mujeres que integran la clase alta del sistema escolar formal y que luego experimentan movilidad social descendente, muestren la misma animosidad anti-capitalista que los intelectuales varones. Así, se puede pronosticar que a medida que la sociedad marche hacia la igualdad de oportunidades ocupacional entre mujeres y hombres, más intelectuales mujeres exhibirán el mismo desproporcionado anti-capitalismo que exhiben los intelectuales varones.

Algunos lectores dudarán de esta explicación del anti-capitalismo de los intelectuales. Sea lo que fuere, creo que se ha identificado un fenómeno importante. La generalización sociológica es intuitivamente convincente; algo de ella debe ser verdadero.

Anónimo dijo...

El primer capítulo del Manifiesto comienza con las siguientes palabras: "La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases". Este postulado, la conclusión más importante que se extrae de la interpretación materialista de la historia, se convirtió inmediatamente en un elemento de discusión en la lucha de clases. Ataques especialmente venenosos contra la teoría que reemplazaba ‘el bien común’, ‘la unidad nacional’ y ‘las verdades morales eternas’ por los intereses materiales como fuerza motriz, fueron lanzados por hipócritas reaccionarios, doctrinarios liberales y demócratas idealistas. Más tarde se le sumaron individuos reclutados en las filas del mismo movimiento obrero, los llamados revisionistas, es decir, los que proponían rever (‘revisar’) el marxismo en el espíritu de la colaboración y la conciliación de clases. Finalmente, en nuestros tiempos, los despreciables epígonos de la Internacional Comunista (los ‘stalinistas’) han seguido, en la práctica, el mismo camino: la política del así llamado ‘Frente Popular’ surge totalmente de la negación de las leyes de la lucha de clases. , Mientras tanto, es precisamente la época del imperialismo la que, llevando todas las contradicciones sociales a un punto de máxima tensión, da al Manifiesto Comunista su mayor triunfo teórico.



"Una vez que en el curso del desarrollo hayan desaparecido las diferencias de clase y se haya concentrado toda la producción en manos de los individuos asociados, el poder público perderá su carácter político". En otras palabras: el Estado se desvanece. La sociedad permanece, liberada de su chaleco de fuerza. Esto no es otra cosa que el marxismo. El teorema inverso: el monstruoso crecimiento de la coerción estatal en la URSS es el testimonio elocuente de que la sociedad se está alejando del marxismo.

Anónimo dijo...

Anónimo de 12:14
Lo que pegaste acerca de los intelectuales me parece poco serio, está lleno de aseveraciones subjetivas no comprobadas por ningún hecho empírico.

Anónimo dijo...

El comentario que hace el Anonymous de las 12:14 hs. pertenece a Robert Nozick. Es lamentable que se peguen cosas, sin identificar su autor.
Obviamente en un blog "progre" como éste, solo Gramsci merece un debate ( ¡ Que bien lo merece ! ) ¿ Alguna opinión respecto al referido artículo de Nozick ?
Saludos.

Anónimo dijo...

Hal:
A Nozick le pagaban muy bien hasta que murió en el año 2002.
Ahora Hal "maestro de la filosofía política":
¿ por qué no marcás al menos una cuestión que permita afirmar tan suelto de cuerpo que aquel escribía panfletos banales, carentes de rigurosidad ?.
Sé riguroso, sino dedicate a Gramsci.
Saludos

Anónimo dijo...

el que pego ese texto fue jorgito el inmortal, fijense que en sus comentarios anteriores nombro a Nozick reiteradas veces

inmortal trucho, solo te da el bocho para repetir "la tarada hegeliana"

Anónimo dijo...

mariod:

muy bien dicho...

gramsci es NADIE en las grandes universidades del mundo...

sin embargo, entre los ladriprogresistas que pululan en este blog es considerado como brillante... esto se debe a que carecen de formación intelectual... relativizan todo, aceptan a dictadores como perón o fidel castro, no son autocríticos, reivindican la violecia, tapan el asesinato de rucci por parte de los montoneros, hablan de los pobres pero los quieren bien lejos de ellos, piden un estado gigante financiado por los pobres, aborrecen el liberalismo pero se abrazan al capitalismo corporativo

estos revolucionarios de café-debate siguen a mitos o íconos de dudosa capacidad académica como scalabrini ortiz, gramsci o evita... es cómico que su líder sea alberto fernández... el gran rodolfo walsh se debe estar revolcando en su tumba

lamentablemente tienen gran influencia en la realización de políticas públicas...

saludos,

jorge, el inmortal

Anónimo dijo...

Mariod:
Acerca de Nozick:
"Lo que pegaste acerca de los intelectuales me parece poco serio, está lleno de aseveraciones subjetivas no comprobadas por ningún hecho empírico."

En síntesis lo que dice es que la gran mayoría de los intelectuales son "ladriprogresistas", a diferencia de él que sería "ladriderechista".

Para poder sacar alguna conclusión, deberíamos primero definir "intelectual", luego ponemos unos pesos y le encargamos una encuesta a Artemio, a ver si es cierto lo que dice Nozick, a Artemio le va a venir bien porque según el inmoral después del 28 va a tener problemas económicos.

Anónimo dijo...

Artemio, podrias linkear la imagen de Gramsci-Nube?

me gustaria ponerla como fondo de pantalla.

Artemio López dijo...

Mario D
Nozick , la derecha paqueta ?... me quedo con Rawls.. mas progre

anónimo gramsci in the sky
http://faculty.maxwell.syr.edu/merupert/Gramsci_sky_diamonds.jpg

Rafa dijo...

Lo que pegaron de Nozick me suena bastante parecido a cosas que escribía Raymond Aron hace más de 40 años. Será por eso que además de poco original tiene aroma a viejo.

Cómo muestra la hilacha el inmortal: Gramsci "intelectualoide del sur italiano...que ni siquiera se graduó en la Universidad..." Si hubiera sido un anglosajón diplomado en Harvard, era otra cosa che...

Qué lástima que nadie lo avivó cuando estaba en la cárcel de Mussolini: "Che Antonio cortala con lo del hombre nuevo, lo tuyo es medio fascista..."

Y para que no se crea que busco roña: ¡¡¡aguanten los Pumas!!!

Muchos saludos.

Anónimo dijo...

Artemio;
Yo también me quedo con Rawls, soy un liberal con sensibilidad social, es decir en términos bien llanos aspiro a que el Estado asegure un piso mínimo de dignidad para todos ( salud, educación, seguridad ) y luego con reglas claras ( sin corporaciones, sin monopolios )que cada uno acumule lo que pueda.
El articulo de Nozick es bueno porque hace pensar, porque cuestiona cosas que parecen evidentes, o que estando allí, no se advierten en una primer mirada.

P/D 1.: Gramsci es el Che de los teoricos, es querible por su coraje y lucidez para defender todo aquello en que creía, así que chapeau Gramsci.

P/D 2. ¿ Le cumpliste a Pangcho con su noche en Coco ? Tu credibilidad no se va a resentir por alguna encuesta intrascendente en la que pifies por ..... 20, 30 o 40 % ( todo pasa ), pero tu blog va a desaparecer producto de un cacerolazo, incendio y destrucción si le fallás al legítimo triunfador del concurso "pandereta".
TODOS SOMOS PANGCHO.
MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA.
Saludos.

Anónimo dijo...

estimados:

lean mi comment más arriba... si hablamos de filosofía política: rawls y nozick...

si quieren bla bla bla: millones de autores... uno de ellos es gramsci... intelectualoide resentido que busca una revolución por la revolución misma, sin un objetivo concreto y cuantificable, escudándose atrás de ese siempre extraño vocabulario compuesto por palabras como "praxis" y "superestructura", entre otras...

es un intelectualoide ideal para quienes carecen de una sólida formación intelectual y se refugian en discursos vagos cargados de resentimiento...



tocayo:

volvió!!! me alegra que haya retornado... una lástima que no mandó el link de ese célebre articulito proteccionista que siempre nos obsequia... sigue conforme con "vivir con lo nuestro"??? vio lo que pasó con la papa??? y el tomate??? ud. es el hombre nuevo del que nos habla antonio gramsci???

un saludo cordial,

inmortal jorgito

Rafa dijo...

Tocayo: mire a quiénes pone como paradigmas de la filosofía política... ¿Y Montesquieu? ¿Y John Locke? Aunque a Rawls lo respeto y bastante más que al otro. De tanto que lo citó a Nozick el inefable Mariano G., terminó por caerme pesado.

Je, cómo recuerda ese "articulito proteccionista", se nota que lo impresionó... No se preocupe, no soy de los que se aferran a los dogmas, a lo mejor otro día traigo algún texto que le resulte más digerible. No se crea que soy un fanático de "vivir con lo nuestro", es más, celebro poder comer papa foránea a precios morenianos! Y como cantaban los republicanos en la Guerra Civil española, "Qué culpa tiene el tomate, que está tranquilo en la mata..."

De paso, ya estoy grandecito para ser un "hombre nuevo"...

Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

tocayo:

me refería a autores de este siglo... rawls y nozick...

puede comprar papas importadas a precios morenianos??? dónde???

a propósito... ya decidió su voto??

saludos,

inmortal jorgito

Rafa dijo...

Tocayo: gracias por la aclaración.

La papa: supermercado Norte, Av. F.D. Roosevelt y Ceretti, glorioso barrio de Villa Urquiza. Apúrese que se termina... (perdón por el chivo)

Y ya que pregunta, sí, ya decidí mi voto pero no pienso divulgarlo por ahora. No estoy en campaña electoral...

Saludos.

Anónimo dijo...

tocayo:

me alegro por ud...

se ve que es muy feliz en esta era de corrupción y atraso...

sepa que el país retrocede día a día con esta dictadura ladriprogresista y neomontonera...

sea feliz mientras dure... aproveche para seguir cultivándose intelectualmente...

entiendo que no quiera decir a quien vota, estoy seguro que ud va a hacerlo por la tarada de la hegeliana, no podía ser de otra manera...

saludos cordiales,

inmortal jorgito

Rafa dijo...

Se nota que me conoce poco, tocayo. Me resulta difícil ser feliz en un país con un 40% de compatriotas entre la pobreza y la indigencia. Y cuando leo sobre la situación de nuestros hermanos de los pueblos originarios en el Chaco a mí me hierve la sangre, a Ud. no le pasa?

Mientras Artemio se lo permita Ud. puede seguir (des)calificando a quien se le ocurra. Pero las recetas que a Ud. tanto le fascinan, yo ya las probé y no las compro.

Saludos.