10/10/2021

sin ser rehenes de nadie

 Entre fábricas y ollas


Apuntes para la militancia





Por Agustín “Piraña” Colovos *

“La vida, la desgracia, el aislamiento, el abandono, la pobreza son campos de batalla que tienen sus héroes; héroes oscuros, pero más grandes a veces que los héroes ilustres”
Víctor Hugo, Los Miserables.

Mi vida militante en estos últimos tiempos está transcurriendo entre dos tensiones. Entre dos polos de un mismo circuito si me permiten la analogía eléctrica.

Entre dos sectores de la desmembrada clase trabajadora argentina que se entrecruzan permanentemente.

Soy militante sindical de base de la UOM de Morón y con otros delegados y compañeros conformamos la agrupación metalúrgica “José Ignacio Rucci” para poder recuperar nuestra seccional de los malos manejos a que nos tienen acostumbrados los típicos dirigentes del sindicalismo amarillo de siempre.

En el gremio hay elecciones el próximo marzo, por lo tanto estamos recorriendo fábricas y talleres metalúrgicos y charlando mucho con los compañeros/as.

Durante la pandemia con la Agrupación se nos ocurrió la idea de ayudar con mercadería a los compañeros metalúrgicos que se iban contagiando de covid.

Como gesto solidario comenzamos juntando entre todos los compañeros lo que podíamos y lo recaudado se le llevaba a la casa del compañero en forma de bolsón, para que pueda paliar mejor la situación.

Pero a medida que los compas se iban enterando de esta ayuda comenzaron a pedir que lo extendieramos a los demás, no solo a los que tenían covid. Al principio con timidez, ahora abiertamente.

Es tal la demanda que tuvimos que contactarnos con el compañero Anibal Rucci (ya que nuestra Agrupación lleva el nombre de su padre), que está en el Ministerio de Desarrollo de la Provincia y a través de él conseguimos un cargamento de mercadería mensual.

Por ejemplo esta semana se repartieron más de 50 bolsones a la salida de una fábrica de una reconocida marca de cerraduras de la localidad de Ituzaingó.

Una postal de estos tiempos, ¿no?

En otra época hubiera sido impensado que en una fábrica metalúrgica con trabajadores registrados, una agrupación de base de la UOM reparta alimentos para que los compañeros puedan estirar un poco más la quincena.

Es que a partir del 1 de octubre de 2021 el salario básico de un obrero industrial metalúrgico en bruto es de 60.720 pesos y para no ser pobre el INDEC fijó la cifra de 63.000 pesos.

No son casuales estos salarios, en el país del modelo financiero agro-exportador.

Donde los que siguen ganando son los formadores de precios de alimentos y exportadores de granos y carne que en 2020 y 2021 tuvieron sus años récord de exportación, y por ende de ganancias, mientras el pueblo trabajador se empobrece cada vez más.

Que no nos sigan tomando más el pelo.

Con exportaciones y sin mercado interno que es el consumo popular, no hay mejora de nuestra calidad de vida

Hoy nuestra economía está totalmente extranjerizada, y con el FMI digitando desde bambalinas.

Y desde el gobierno luego de la derrota de las PASO, en vez de pedirle a las organizaciones libres del pueblo apoyo para enfrentar a los monopolios formadores de precios, nos vienen con el proyecto del complejo Agroindustrial. Es decir, con el proyecto de los mismos formadores de precios de los alimentos, que vienen tratando de debilitar al gobierno del Frente de Todos desde que arrancó allá por diciembre de 2019.

Además nos dicen que tienen cerrado el acuerdo para pagarle la “estafa macrista” al omnipresente FMI, cuando en campaña prometieron revisar dicha “deuda”. Ni chicha, ni limonada.

Es decir, más de lo mismo. Desarrollismo con tintes cada vez más liberales.

Pero que las “élites políticas” del Frente de Todos se queden tranquilas. El voto del obrero industrial, a pesar de la decepción con este gobierno de “orientación popular”, fue en “defensa propia”, sabemos lo que es el macrismo en el poder. Aprendimos esa lección con mucho sufrimiento y sobre todo con muchos despidos.

Sabemos que vienen por la indemnización y por las conquistas de toda una vida de lucha obrera de lo que aún tenemos trabajo “en blanco”.

Pero también sabemos que es votar entre una lenta agonía o un pelotón de fusilamiento.

La sabiduría popular y nuestro instinto de supervivencia nos dice que mientras estemos agonizando quizás surja alguna cura para nuestra dolencia.

Y por lo que estamos viviendo y viendo el rumbo que está definiendo el gobierno, intuimos que esa “cura” vendrá del pueblo trabajador, no de la dirigencia actual administradora de la dependencia.

Esta semana…

Mientras el gobierno de AMLO en México enviaba a su parlamento una ley para nacionalizar la energía eléctrica, y sobre todo el litio, acá estábamos con el etiquetado frontal de los alimentos, que está muy bien, pero para cuando todos puedan elegir que comer, no para estos tiempos en que la mayoría de la gente come los alimentos secos que se reparten todavía en las escuelas.

Así y todo, tanto la oposición oligárquica en México como la de aquí representada por “Juntos” se opusieron a ambos proyectos. La diferencia que uno apunta a recuperar para la nación los recursos estratégicos en manos de corporaciones privadas, y aquí a que veamos qué ingredientes usan esas mismas corporaciones para fabricar los alimentos que la mayoría no puede comprar.

Si son enemigos declarados del pueblo y del gobierno, tomemos medidas realmente de fondo y que le quiten poder real a esas corporaciones.

Ellas todo el tiempo atentan contra nuestro poder. Por eso quieren “alternancia”, es decir que ningún gobierno sea fuerte, para seguir imponiendo sus condiciones que solo apuntan a maximizar su tasa de ganancia.

Pero volvamos a la terrenalidad del barrio.

Tengo relación con compañeros y compañeras que están llevando a cabo una olla popular todos los martes y los jueves religiosamente, valga la redundancia, ya que la misma se realiza en las instalaciones del oratorio “Santa Rita” a tres cuadras de la estación de William Morris, desde que empezó la pandemia.

Los compañeros y compañeras que llevan adelante la olla estan desocupados formalmente, pero como nadie puede subsistir solamente con las 15 lucas del “Potenciar Trabajo” tambien changuean o trabajan en negro en algún taller textil donde obviamente te explotan trabajando casi diez horas por día x 8 lucas la semana, o cortando el pasto, o esculpiendo uñas, o trabajando en casas de familia o en alguna cooperativa de reciclado.

Desocupados y muy ocupados como siempre dice mi amigo Ale Fernandez.

Eso no es todo.

La cola para ir a retirar la deliciosa comida que con mucho amor cocinan los cumpas cada hermoso atardecer morrisero, es muy larga, y ahí se mezclan los “últimos de la fila de siempre” con los obreros/as que se quedaron sin laburo en los últimos años de Macri, pero también con nuestros años del “Frente de Todos” pandemia por medio.

En las asambleas que se realizan semanalmente en la “ollita” como le dicen los cumpas, toda la dura realidad del desocupado y de la “economía popular” sale a la luz.

Por eso lo de cambiar “Planes por Trabajo genuino” suena tan electoralista en el barrio, como embustero.

Como si por ley se podrían generar millones de puestos de trabajo, sin tener un proyecto nacional serio y planificador detrás.

Los compañeros también están cansados de ser “rehenes” de “la política”, por un plan, por un puesto de trabajo, o por lo que sea.

La política así dejó de ser liberadora para pasar a oprimir al mismo pueblo que dice representar.

Los “rehenes” no cuestionan ni debaten. Pero en el cuarto oscuro o no yendo a votar trataron de decir algo.

La base material de esta miseria de la dirigencia, es la altísima desocupación. Un gigantesco ejército de reserva que hubiera impresionado hasta al mismísimo Carlitos Marx.

Parches y utilización política de los compañeros por donde quieran ver.

Nuestra estructura de clase da cuenta de esto. Hoy somos la misma cantidad de obreros industriales que en 1975. Solo que ahora somos el doble de población. Y el monotributo social se quintuplicó.

Y sí la productividad y la revolución tecnológica tienen que ver.

Pero eso no explica todo, basta escuchar que teniendo astilleros nacionales este gobierno compra buques usados en el extranjero. Para muestra basta un botón.

Los países centrales no se desindustrializan, todo lo contrario. Nuestro problema sigue siendo el mismo de antaño y se llama: Dependencia.

Si dejamos nuestra economía y nuestra vida en manos de las corporaciones, en su mayoría extranjeras, estos son los resultados.

Industrializarse, construir millones de viviendas que nos faltan, tener una agricultura pensando en la mesa nuestra y no en engordar los cerdos chinos, son políticas que solo se pueden llevar a cabo con una planificación estatal. Y esto no es comunismo, es realismo diría Cooke.

Lamentablemente este gobierno va para el otro lado de estas humildes reflexiones.

Lo que sí digo, es que no nos vamos a quedar de brazos cruzados.

La militancia y el pueblo trabajador tenemos una inmensa necesidad de hablar y de ser escuchados en un principio.

La forma o la herramienta política para canalizar todo este descontento y las ganas de decir que tenemos miles todavía no aparecieron.

Hoy votamos al Frente de Todos por espanto de lo de enfrente.

Es nuestra tarea construirla.

Con debate, sin ser rehenes de nadie.



(*) Delegado Envases del Plata (Ex-Camea), Agrupación Metalúrgica “José Ignacio Rucci” UOM Seccional Morón.

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