10/22/2016

integración regional en crisis: desarmando el mercosur





DANIELA PERROTA*

La crisis del MERCOSUR a 25 años de su creación. Reacomodamiento de las relaciones de fuerza hacia dentro del organismo. La disputa por la presidencia pro témpore y los diferentes proyectos de integración regional en pugna.

El MERCOSUR cumplió 25 años el pasado 26 de marzo. Durante ese cuarto de siglo, periodistas, analistas y funcionarios de turno declararon en reiteradas oportunidades su crisis terminal e, incluso, su muerte. Efectivamente, el proceso de integración ha transitado por coyunturas críticas, pero ninguna que se asemeje a la actual “crisis” por la asunción de la presidencia pro témpore (PPT) del bloque, y que se ha convertido en una telenovela digna de disputar el prime time mediático. Lo que está en juego no es si Venezuela ha de asumir (o no) la presidencia; el meollo de la cuestión es la construcción de una situación de crisis para justificar –o, más bien, terminar de afianzar– el cambio de la orientación general del proyecto político mercosuriano a partir del giro a la derecha en los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay.

Lo que está en juego no es si Venezuela ha de asumir (o no) la presidencia; el meollo de la cuestión es la construcción de una situación de crisis para justificar –o, más bien, terminar de afianzar– el cambio de la orientación general del proyecto político mercosuriano a partir del giro a la derecha en los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay.

El escenario de crisis busca poner en jaque a un MERCOSUR que, con sus luces y sombras, había logrado encaminar un esquema de integración política con características autonómicas a partir de políticas públicas regionales en agendas no comerciales y el desarrollo de instancias de participación social y ciudadana. Los gobiernos democráticos de Argentina y Paraguay, junto al golpista de Michel Temer en Brasil pretenden evitar una incómoda presidencia de Nicolás Maduro para dar señales a la potencia hegemónica y a los “mercados” respecto del tipo de inserción internacional preferido: el retorno a posiciones heterónomas y a la reducción de los esquemas regionales a su mínima expresión para favorecer la firma de tratados de libre comercio –incluyendo los mega-acuerdos regionales en curso–.

¡Es la política, estúpidx!

Las regiones son construcciones sociales y se encuentran políticamente impugnadas por proyectos de nación y región en tensión, derivándose de ello en ser construcciones continuas. Así, el MERCOSUR –en tanto región-en-construcción– a lo largo de sus 25 años ha presentado proyectos políticos de integración regional diversos, donde la preeminencia de uno de éstos ha sido tanto situada como transitoria, siempre disputada. Hoy, el MERCOSUR transita el fin una coyuntura crítica de reordenamiento de las correlaciones de fuerzas favorable hacia el péndulo de la nueva derecha latinoamericana.

Hoy, el MERCOSUR transita el fin una coyuntura crítica de reordenamiento de las correlaciones de fuerzas favorable hacia el péndulo de la nueva derecha latinoamericana.

Este escenario de disputa por el proyecto de integración regional se inició en el año 2012 con el Golpe de Estado al gobierno de Fernando Lugo en Paraguay y el ingreso, en el mismo momento, de la República Bolivariana de Venezuela como Estado Parte a partir de la interpretación de la situación política de ese país por los Presidentes del bloque. Desde entonces, el MERCOSUR comienza a sortear una serie de desafíos para llegar al momento actual.

Este escenario de disputa por el proyecto de integración regional se inició en el año 2012 (…). Desde entonces, el MERCOSUR comienza a sortear una serie de desafíos para llegar al momento actual.

El primer desafío consistió en cómo sobrellevar, por primera vez, la suspensión de los derechos políticos de uno de sus miembros –por la aplicación de la Cláusula Democrática a Paraguay– y la consecuente reincorporación en agosto de 2013 tras el proceso electoral. La suspensión paraguaya fue contestada por los autores del Golpe –que alegaban que se trató de una vía institucionalizada de destitución– y criticada por algunos gobiernos de terceros países, que respondieron mermando los recursos para la cooperación con el MERCOSUR. La reincorporación fue un proceso complejo en pos de administrar las tensiones –por lo que se consideraba como una suspensión infundada y, especialmente, por el conflicto derivado del ingreso de Venezuela sin la aprobación del legislativo paraguayo–. Las reuniones de las delegaciones nacionales en las diferentes agendas de política regional fueron los espacios donde se plasmó ese malestar que se aplacó hasta la coyuntura actual.

El segundo desafío fue cómo procesar la primera ampliación de un Estado Parte –Venezuela– y si esto conllevaría a la incorporación de nuevas demandas, nuevas temáticas y nuevas herramientas de política regional para darles respuesta. La participación plena de Venezuela –que a su vez se hará cargo durante el 2013 y 2014 de la única PPT que duró más de seis meses– parecía augurar, inicialmente, la profundización del proyecto regional en agendas de integración novedosas (por ejemplo, en este período se crea la Reunión de Autoridades sobre Políticas Públicas para Pueblos Indígenas por iniciativa bolivariana). Además, otro interrogante era cómo sería el acercamiento del MERCOSUR con el acuerdo regional del ALBA-TCP, cuyos objetivos y metodologías divergían del primero en términos de la radicalidad de la propuesta (anti-capitalista y anti-imperialista). Desafío fugaz ya que la situación política doméstica de Venezuela tras la muerte de Hugo Chávez mudó la atención hacia cómo procesar el cambio de liderazgo dentro del chavismo y la conflictividad con el sector opositor, avivado por la injerencia norteamericana. Situación que terminó por comprobar la hipótesis por la cual los mandatarios (Cristina Fernández de Kirchner, José “Pepe” Mujica y Dilma Rousseff) aceleraron el ingreso de Venezuela –apuntalar políticamente al país, sostener el régimen democrático y las conquistas sociales del Chavismo–.

Si el devenir del MERCOSUR siempre estuvo atado a los vaivenes de las políticas y la política doméstica, en la coyuntura crítica abierta esta relación se visibilizará con mayor intensidad. Por lo tanto, el tercer desafío se despliega en cada proceso electoral para los recambios presidenciales. En cada campaña electoral, qué hacer con el MERCOSUR, qué orientación darle al proceso de construcción de región, serán temas gravitantes… situación insólita, ya que, hasta entonces, el rumbo del MERCOSUR no había sido tematizado como un eje problemático con tal intensidad en las diferentes plataformas.

Si el devenir del MERCOSUR siempre estuvo atado a los vaivenes de las políticas y la política doméstica, en la coyuntura crítica abierta esta relación se visibilizará con mayor intensidad. Por lo tanto, el tercer desafío se despliega en cada proceso electoral para los recambios presidenciales.

Los resultados de las elecciones fueron ajustados en todos los casos: en Uruguay y Brasil se mantuvieron los gobiernos progresistas, mientras que en Argentina obtuvo la presidencia una fuerza neoliberal y neoconservadora. El golpe de Estado a Dilma Rousseff tiene como objetivo que Brasil modifique su proyecto político para alinearlo al eje de la nueva Derecha en la región. Asimismo, los resultados electorales también permearon la conformación interna del Parlamento del MERCOSUR, derivando en la creación de una nueva familia política –la bancada de Derecha– que está impugnando el modelo del MERCOSUR autonómico.

En este contexto de modificación de la cartografía política sudamericana, junto al fin del súper ciclo de las commodities –y la consecuente pérdida de ingresos en cada uno de nuestros países y su profundización con la aplicación de medidas ortodoxas–, el recambio de la PPT se torna un mojón para “mostrar fuerzas”. La consigna es evitar por todos los medios posibles una Presidencia venezolana: es una disputa ideológica por mantener a Venezuela al margen del proceso decisorio regional, alegando que se encuentra en agenda la negociación birregional con la Unión Europea, por ejemplo. Entre estos medios, se buscó utilizar argumentos que van desde la aplicación de la Cláusula Democrática –alegando que en Venezuela no se cumplen las reglas de juego de este régimen de gobierno–, hasta cuestiones técnicas y compromisos que surgen del Protocolo de Adhesión (cumplimiento con un conjunto de plazos para la internalización de normativa). Así, si Venezuela –como planteaban opositores al Chavismo– “entro por la ventana” al MERCOSUR; hoy esta “saliendo por la puerta trasera”. La decisión de incorporar a Venezuela fue una decisión política –con una intencionalidad expresa de los líderes de entonces–; la decisión de evitar que asuma un espacio temporario de coordinación regional –que no tiene poder vinculante para marcar agenda ni para tomar decisiones unilaterales– es también un acto político, cargado de simbolismos y de la prepotencia de una Derecha que busca “ganar el tiempo perdido” durante la primavera progresista.


La consigna es evitar por todos los medios posibles una Presidencia venezolana: es una disputa ideológica por mantener a Venezuela al margen del proceso decisorio regional.

El rumbo del MERCOSUR

En este escenario de demostración de fuerzas en el traspaso de la PPT, lo que menos preocupa es el bloqueo del proceso decisorio del MERCOSUR –que está frenando el trabajo diario de las diferentes agendas regionales–. La cuestión central es el cambio en el proyecto de integración regional que se impone: reducir al MERCOSUR a su mínima expresión, hacer de éste un acuerdo comercial (regionalismo abierto) que permita la concreción unilateral de tratados de libre comercio (TLC) –eliminando la decisión del Consejo del Mercado Común (CMC) N° 32/2000– y mantener algunas agendas no comerciales –aquellas que puedan acoplarse a estos fines– como sucedió en el año 2006 con la Comunidad Andina de Naciones luego del fracaso de las negociaciones del ALCA y posibilitó la firma de los TLC de los Estados Unidos con Colombia y Perú motivando la solicitud de ingreso al MERCOSUR de Venezuela primero y Bolivia y Ecuador posteriormente.

En este marco, peligra el proyecto de construcción de región del “Consenso de Buenos Aires”, la institucionalidad derivada de éste y las políticas regionales encaminadas, a saber: Reuniones Especializadas (como la de Agricultura Familiar, cimentada en una institucionalidad nacional que está siendo destruida), el Fondo de Convergencia Estructural (FOCEM, fundado en el principio de solidaridad no recíproca), el Alto Representante General (hoy a cargo de Florisvaldo Fier –Doutor Rosinha– del PT), la Unidad de Participación Social, entre otros. Un conjunto de agencias para encaminar políticas regionales que apuntaban a reducir las asimetrías, promover una agenda de integración social y promover la participación ciudadana que se acopló a la estructura heredada del MERCOSUR comercial.

Finalmente, un tema que preocupa en este cambio de orientación general del proyecto regional –que busca utilizar al MERCOSUR como plataforma para alcanzar acuerdos con otros espacios comerciales como la Unión Europea y la Alianza del Pacífico, así como el interés expresado por los gobiernos de participar de los mega-acuerdos regionales– vinculado a las expresiones al unísono de los gobiernos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en pos de derogar la decisión del CMC N° 32/2000, es que no se evidencia información sistematizada o argumentos basados en proyecciones respecto de las consecuencias de esto.

En efecto, tanto la citada decisión CMC N° 32/2000 como el conjunto de normas que regulan la intra y la extra zona comercial del MERCOSUR, han beneficiado a sectores empresariales concentrados. No se conocen los efectos que tendría la eliminación de este andamiaje regulatorio en estos sectores. Evidencia, pues, que, al igual que la decisión de Paraguay, Brasil y Argentina de evitar una PPT venezolana, la búsqueda por desarmar el MERCOSUR es, eminentemente, ideológica.

* CONICET, Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras / UBA; Centro de Estudios en Ciudadanía, Estado y Asuntos Políticos de la Facultad de Ciencias Sociales. danielaperrotta@gmail.com

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