Aquellas ciencias solidarias con la verdad se oponen a la ilusión religiosa. La política, no es una de ellas, la política no es ciencia aunque se trate de un saber que se verifica (por eso se dice que los analistas políticos rinden “exámenes” cuando hay elecciones) y que por lo tanto sea solidario con la verdad.
¿Qué sabe Baldassi de política? No tenemos ni la más remota idea. Lo que sí sabemos es que el conejo es un animal muy fértil y el uso legendario de su figura en el mes de abril es profundamente exitoso para promover la venta de huevos de pascuas hechos con chocolate.
La ilusión del conejo de pascuas forma parte de una cadena de ilusiones religiosas con alcances hasta el paganismo. La familiaridad con la silueta humanizada del conejo es preexistente al Pro. No es de mal pensados preguntarse si estaban advertidos los creativos de la propaganda política del árbitro cuando hicieron posar en los afiches una versión lo más Arcor posible del animalito imaginario y religioso saludando y diciendo “cuento con vos”; no es de malpensados preguntarse si lo que buscaban es metaforizar lo “moralmente puro” usando un conejo similar a los que representan al que presenció (dicen) la resurrección de Jesús… Tampoco el slogan parece ingenuo, el pedido filantrópico al tono de llamado a la solidaridad “cuento con vos” inhibe la politización del voto. “Como si pidieran que dones sangre”, dicen unos pibes en el bondi.
Ocho de cada diez cordobeses dicen que preferirían comerse un asado con Baldassi antes que con Aguad o Schiaretti; y casi los diez, si tuvieran que elegir (si o si entre los tres) prefieren a Baldassi como miembro de la familia antes que a los otros dos mencionados. Cualitativamente el árbitro tiene chances de mejorar su performance electoral para las definitivas; esto quiere decir que, si el territorio sigue siendo zona liberada, el candidato de Macri en Córdoba va a crecer en votos para Octubre, superando el 16%.
¿Cuál es la base sobre la que tracciona el apoyo a Balsassi? ¿Es acaso suficiente con la metáfora del conejo? No (o me niego a creerlo aunque lo señale); el marketing político hace lo suyo pero tampoco es magia ¿Es acaso suficiente con la carrera deportiva? Tampoco; nunca viene mal ser alguien ya conocido y popular pero no siempre estos antecedentes conllevan al éxito en lo político
¿Es acaso Macri? Sin dudas la apoyatura partidaria del Pro y la figura del líder del partido en los afiches locales de la campaña traccionan a favor (veremos más de eso para Octubre), pero en otros intentos el Pro repitió esta receta y no tuvo esta performance.
Entonces, ¿por qué el Pro avanza en el territorio cordobés cuando en otras oportunidades no logró hacerlo? ¿Qué hubo ahora que antes no había para que esto suceda? Sin conjeturar acuerdos ni permisos para dicha entrada al territorio por parte de quienes lo gerencian en mayoría (el llamado “partido conservador” que tiene su brazo peronista delasotista y su brazo radical mestrista), y sin desmerecer los esfuerzos del joven, titulado y enérgico, jefe de campaña que mandó Mauricio, focalicemos en lo que no hubo esta vez (a veces son los vacíos los que permiten los cambios); lo que no hubo esta vez fue Juez.
Recordemos que en Córdoba, no hace mucho, hubo una suerte de utopía de emancipación partidaria, y una propuesta cívica y vecinal se postró como tercer fuerza política en la provincia bajo el formato lábil de un frente de buenas intensiones. Este frente, liderado por una figura perspicaz, capaz de criticarlo todo a 360° de manera chistosa y al mismo tiempo con proliferaciones discursivas sobre el valor de lo púdico y lo honesto en el juego político, logró el poder municipal y años después casi gana la gobernación de la provincia. Hoy todo eso se esfumó, y su líder perdió la certeza moral. Fue Luis Juez lo que no hubo en estas elecciones legislativas, su fuerza política se venía extinguiendo y con esto terminó de quedar afuera, perdiendo ya casi por completo la territorialidad mal trabajada que alguna vez tuvo, y dejando sin representación a un cuerpo de votantes.
Parece entonces que lo que a Baldassi le facilita el alcance de más votos (no partidarios) es la ilusión de una fuerza política que arbitre lo político, es decir, la apolítica en sí. La utopía de un tercero observador que opere desde un limbo. Pero esta ilusión apolítica, la experiencia dice, es correspondida con lanzamientos y desembarcos de figuras cuando aún no hay lecturas ni propuestas específicas para el territorio (ni siquiera sectorialmente hablando). Luego se despega de las figuras que la intentan capitalizar, aunque como ilusión es emocional y nunca se apaga.
Juez devino en un político terrenal, lleno de errores y de impulsos insoportables e inaceptables para aquellos votantes-audiencias, autodenominados independientes, aquellos que dicen que votan a la “persona” y no al “partido”. Sin embargo, pese al fracaso de Juez, la ilusión de una fuerza apolítica no declina y sigue siendo prolifera para las mermeladas de quienes no tienen suficiente núcleo duro. La pregunta ahora es ¿podrá el árbitro surfear el océano de ilusiones apolíticas mejor de lo que lo hizo Juez?
“Este gobierno está en orsai” dice Baldassi en televisión, no explica, y pasa a hablar de su vida personal (sus hijos, su mujer, su barrio).
“Lo político también debe afrontar el modo en que las subjetividades excluidas se exponen con mayor intensidad a la pulsión de muerte y a sus prácticas de goce”, dice Jorge Alemán. En Córdoba hay una propuesta más (y en esto no es novedad) de simplismo y parcialidad, de promesas mínimas, inaplicables y cortoplacistas. En Córdoba hay una nueva oportunidad para los abusos del marketing político; y mientras todo eso se repite y se yuxtapone, los votantes-audiencia no se enfrentan con la complejidad de elegir, se obturan los caminos para las alternativas de coherencia y pertinencia política, y se pierden las chances de plataformas regionales y sólidas que apunten hacia la unidad nacional.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario