3/17/2013

fe en el mando o el papa copa capo, capisce?



Los tres Bergoglio: Político, Pastor y Papa

Su formación juvenil inclinó a Jorge Bergoglio a una estrecha relación con el Peronismo, que había adoptado como propia la Doctrina Social de la Iglesia. Así colaboró en los 70 con una organización conocida como Guardia de Hierro, en su formación y la de otros cuadros dirigentes.

Fe en el mando, fue uno de los preceptos de esa organización, conocida por su verticalidad, disciplina y formación cultural, social y política y es compatible con la incondicionalidad de los jesuitas al servicio del Papa.

En ese espíritu político y religioso de PJ (Peronista y Jesuita) el ayer Cardenal hoy Papa formalizó doctrinaria y políticamente su hoy muy aplaudido y más publicitado costado de reformador social.

Tributa a su formación política original la torsión local que su conducción imprimió sobre el paradigma tradicional de la orden jesuítica, que más allá de la geografía nacional siempre orientó sus prácticas con centro en los sectores sociales más vulnerables, aunque la práctica pastoral jesuita habitual se concreta siempre exterior al compromiso estatal.

En nuestro país sin embargo, si bien sin descuidar su vínculo con los sectores vulnerables y como buen cuadro peronista clásico, el ahora Papa Francisco orientó sus desvelos a construir vínculos con y hacia el aparato de estado.

Vínculos que tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández de Kirchner siempre condicionaron, al sostener la primacía de la política por sobre cualquier interés de corporación, la iglesia católica entre ellas, supremacía que el entonces Cardenal nunca aceptó de buen grado.

Sucede que Jorge Bergoglio, al igual que tantos peronistas formados o no en Guardia de Hierro, desconociendo la tradición jesuítica a la que renunció no se podía pensar ni a él ni a su institución por fuera del aparato de estado.

Obturada su búsqueda de un vínculo estatal orgánico, el entonces Cardenal se lanzó a construir la unidad de la oposición y a liderarla, manteniendo una relación radial con amplios sectores que adversaron al oficialismo, en especial en su momento de mayor debilidad político-electoral durante los años 2008 y 2009, unidad opositora sostenida en su firme convicción sobre la posibilidad de organizar lo disperso, otra certeza peronista tradicional: Conducir es conducir el caos.

Si lograba su cometido el Cardenal imaginaba un nuevo vínculo orgánico Iglesia - Estado post crisis, anclado a un nuevo sistema de liderazgo moral en el país , que bien podía orientar a futuro el curso de la acción política, como lo ha hecho la iglesia católica en otras oportunidades que le tocó enfrentar al peronismo, por otra parte.


  • Falló drásticamente en su cometido político. Sobrevino como marca de la pifia la ley de matrimonio igualitario, conocida como “la 125 de Bergoglio”, y la Ley de identidad de género http://www.conicet.gov.ar/la-ley-del-matrimonio-igualitario-y-la-de-identidad-de-genero-fueron-puntapies-para-debatir-e-interpelar-otros-temas/, síntomas específicos de ese intento fallido de unificar a la oposición y finalmente llegó el broche de oro a su malograda tarea: La recuperación electoral del FPV en 2011, aún por sobre los niveles de 2007 y la oposición con un grado de dispersión inédito en la historia electoral reciente y sin conducción a la vista donde la diferencia entre el FPV y la segunda fuerza constituyó el segundo récord nacional solo superado por décimas por la Fórmula Perón-Perón en 1973.

  • En su tarea pastoral su efectividad fue controversial. Considerando un indicador duro para evaluar la eficacia pastoral como es en general la pertenencia religiosa de la comunidad y más específicamente la aceptación de la representación institucional de la creencia de pertenencia, la tarea pastoral de Jorge Bergoglio muestra contrastes.

Al respecto los resultados de la Primera Encuesta Sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina realizada por investigadores del CONICET en el año 2008 bajo la dirección del ex decano de la Facultad de Sociología, Fortunato Mallimaci - http://www.conicet.gov.ar/creencias-cultura-y-sociedad-en-argentina/- resultan muy interesantes: El 76,5 % de la población se reconoce católica, lo que resulta una frecuencia muy alta , aún para la región latinoamericana, pero sólo un tercio de los que se definen católicos se siente contenido institucionalmente por la Iglesia, lo que resulta crítico aún para las medias regionales conocidas.

En efecto, según la encuesta, del total de quienes creen en Dios el 61,1 por ciento dice relacionarse por su propia cuenta y sólo el 23,1 lo hace a través de una institución eclesial.

  • Desplegó su mayor éxito en la construcción de poder al interior de la jerarquía de la iglesia católica. A los 17 años, el joven Bergoglio ( Jorgito) durante una visita a la iglesia porteña de San José de Flores, decide confesarse y se acerca a un sacerdote. Según relata el libro El Jesuita, en ese momento descubrió su vocación religiosa, pero decidió mantenerlo en silencio hasta estar totalmente seguro. Se graduó del colegio como técnico en química y trabajó en un laboratorio de Buenos Aires. A los 21 años decidió entrar al seminario de los jesuitas en Villa Devoto, inspirado por el espíritu misionero y por lo que él califica como “su condición de fuerza de avanzada de la Iglesia”.

Durante los primeros cuatro años, su madre no lo visitó, pues no compartía su decisión. En esa misma época sufrió una grave pulmonía que obligó a extirparle un pulmón, lo que redujo para siempre su capacidad física. Según ha contado, la experiencia fortaleció su fe. El 11 de marzo de 1958 continuó son sus estudios en Chile, en el Seminario Jesuita de Santiago, que se encuentra en la casa de retiro de San Alberto Hurtado. Ahí se dedicó a profundizar sus estudios de griego, literatura, latín e historia.

Una breve síntesis de su trayectoria eclesial es esta que ofrece el Diario La Tercera de Chile:

"En 1969, a los 32 años, fue ordenado sacerdote. Al año siguiente viajó a España, al hogar jesuita de Alcalá de Henares. En 1973 profesó sus votos perpetuos y a mediados de año, con sólo 36 años, fue elegido jefe provincial de la Orden Jesuita en Argentina, cargo que ejerció hasta 1979 y coincidió con los primeros tres años de la dictadura de Jorge Rafael Videla. Durante su vida como jesuita mantuvo lazos con el Movimiento Comunión y Liberación (dedicado a la educación cristiana).

En 1980 asumió labores como rector de la Facultad de Filosofía y Teología de San Miguel, y como párroco de la parroquia Patriarca San José en la diócesis de San Miguel, en Buenos Aires. En 1986 partió a Alemania, a concluir su tesis doctoral y después fue destinado al colegio El Salvador de Buenos Aires. En 1990 asumió como director y confesor de la iglesia de la Compañía de Jesús en Córdoba, donde estuvo dos años. Hasta 1992, Bergoglio era un outsider dentro de la Curia de su país, pero ese año fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires por el cardenal Antonio Quarracino.

La designación causó sorpresa, pues Bergoglio no tenía una “carrera” dentro de la jerarquía eclesial. En 1998, cuando el cardenal Quarracino murió, Bergoglio se transformó en el primer jesuita al mando de la Curia porteña. Pero no por eso cambió sus costumbres: de hecho, siguió viajando en colectivo y subte y viviendo en el hogar sacerdotal. Renuncio a vivir en la arzobispal de Olivos"

En la Curia porteña residía el Cardenal hasta que viajó a Roma a la espera de la fumata blanca tras la renuncia de Benedicto XVI que lo ungiera el pasado miércoles como el Papa 266.

En fin , que si no en la política nacional donde sus incursiones fallaron,  con claros y oscuros en el cumplimiento de los objetivos de su tarea pastoral, en la construcción y acumulación personalísima de poder al interior de la Iglesia Católica , sí que Jorge Bergoglio fue el mejor.  Y tan exitosa resultó su estrategia que finalmente Habemus Papam! Ar-gen-tina! Ar-gen-tina! Ar-gen-tina! Ar-gen-tina!....


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