10/13/2012

refutando a los gurúes: hay despilfarro fiscal ?




Que la política económica no tiene por objetivo excluyente el superávit fiscal es evidente. Mientras que en el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) se generó un resultado primario promedio anual de 3.4 puntos del PIB, durante la gestión CFK se licuó a 1.1% del producto, entre 2008 y 2011. Este año el saldo fiscal primario será cercano a cero.

Ahora bien; ¿esto indica que hay despilfarro fiscal? ¿Es éste un gobierno “gastador” por naturaleza, y el déficit en las cuentas públicas tiene destino de aumentar irremediablemente hasta 2015? No.

Sin embargo, la experiencia argentina -hay que decirlo- demanda un comportamiento fiscal al menos cauteloso. La creciente asistencia del BCRA al Tesoro, a través de adelantos transitorios, giro de utilidades, etc., le pone un “piso” a la tasa de inflación, haciendo más compleja la gobernabilidad futura de la política económica.

Dicho esto, ¿adónde se dirigió el hoy perdido superávit fiscal? ¿Qué partidas crecieron? ¿Se vivió un “festival” de gasto en estos años que preanuncia una crisis fiscal en breve? La prioridad fue, y es, el andamiaje de la política social (AUH, básicamente), pero también los aumentos en jubilaciones y pensiones (por la ley de movilidad previsional y el fuerte aumento de beneficiarios) y el creciente peso de los subsidios a la energía y el transporte metropolitanos (Ver Analytico#182, “Subsidios: aún, 4% del PIB”, 31 de agosto de 2012”). Decisiones de política, en definitiva, que consolidan la base electoral de CFK. Pero lejos aún de una dinámica fiscal explosiva, o al menos, no controlable.

Para este año, el gobierno ya admite, según expresa el presupuesto 2013, que habrá un déficit, luego del pago de intereses, de 1.5% del PIB, en línea con nuestras estimaciones. Según los últimos números, conocidos esta semana, en los últimos meses la política fiscal entró en zona de moderación: el gasto primario creció 28% en agosto, y por segunda vez consecutiva en el año, aumentó por debajo del incremento de la recaudación.

En el análisis por partida se observa el importante ajuste en los gastos de capital (caen 11% i.a. en julio-agosto) y se desaceleran fuerte las transferencias a provincias. En tanto, los subsidios mantienen una tendencia de crecimiento por debajo de la inflación, en concordancia con la decisión oficial de reducirlos (Ver Analytico#142, “Subsidios focalizados”, 21 de noviembre de 2011”).


Prevemos, de todos modos, que esta moderación sea transitoria, y llegue quizá hasta diciembre, cuando estacionalmente el gasto se acelera. Las perspectivas para 2013, con elecciones de medio término en las que el gobierno pondrá en juego gran parte de su capital político y de su futuro como alternativa electoral, son expansivas, con erogaciones creciendo al 30-35% anual.

Un escenario como éste no provocará demasiadas tensiones adicionales. Veamos. Para 2013 el gobierno prevé una partida de gasto para pagar el cupón PIB 2012, que seguramente no utilizará y estará disponible, por $ 19.000 millones. Además, el recorte de subsidios continuará. Y el aumento del gasto estimado por Analytica (no contemplado) en salarios, jubilaciones y planes sociales (alrededor de $ 47.000 millones) equivale a menos de medio punto del producto. El déficit financiero del año próximo no deberá, bajo estas hipótesis, ser mayor que el de 2012.

El “racional” fiscal del gobierno es cebar la bomba hasta niveles de este orden. Sabe que mayores aumentos del gasto exigirían expandir la cantidad de dinero más allá de lo aconsejable para contener la inflación por debajo de 25%, aunque de eso no se hable.

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