La convergencia opositora se despliega hoy en torno a un tema instalado por los medios, no es novedad.
Se trata esta vez de la reelección de Cristina como sueño o pesadilla, pero cuya explicitación como proyecto real hasta hoy, nadie afirma ni niega, más allá de deseos personalísimos.
Al respecto, leemos a Julio Burdman en el Newletter de Analytica:
Las movilizaciones caceroleras con resonancia mediática, la principal
novedad política de las últimas semanas, no respondieron ni a una
convocatoria ni a un liderazgo claros. Podemos plantear la hipótesis de
que los caceroleros están a la derecha de la media argentina en los
principales temas del debate de la última década, sobre todo en materia
económica. Pero una de las principales interpretaciones realizadas por
dirigentes y medios opositores, es que las protestas contra el gobierno
de CFK expresaron "un rechazo al proyecto de reforma constitucional".
¿Es posible la reelección? CFK respondió con ambigüedad cada vez que
fue consultada, algo que volvimos a constatar ayer en la entrevista
pública realizada por los estudiantes de la Escuela de Gobierno de la
Universidad de Harvard. La que resultó ser una experiencia floja y poco
redituable, para la Presidenta y para la Universidad, ya que se la vio a
la mandataria bastante incómoda, y respondiendo a preguntas de poco
nivel, que parecían más dirigidas a enervarla que a contribuir al
conocimiento.
Pero volvamos a la pregunta: ¿es posible? No es fácil, pero tampoco
imposible. Requeriría, y CFK sentó una posición desde Harvard, el
concurso de alguna fuerza opositora. Más allá de que los números
pondrían al oficialismo muy cerca de las mayorías de dos tercios
necesarias para declarar la necesidad de reforma en el Congreso, si
obtiene un resultado por encima del 43-45% en las legislativas de 2013.
El único proceso constituyente de la historia argentina que fue llevado
adelante por una sola fuerza política fue la reforma de 1949, la que fue
revertida una vez que el peronismo fue derrocado por el golpe militar
de 1955. El no haber contado con un consenso partidario amplio de origen
es una de las razones -aunque no la única- que explican el fracaso de
aquella "constitución peronista".
En la coyuntura, sin embargo, lo que está ocurriendo es que la
reforma se convirtió en un tema -¿el tema?- de la oposición, y ello
explica la interpretación algo forzada de la caótica catarsis cacerolera
como una manifestación cívica antireeleccionaria. El oficialismo no
hizo ninguna declaración política importante, está aún esperando, pero
el FAP y la UCR ya se lanzaron a juntar firmas para convocar a una
consulta popular no vinculante, con cierto éxito inicial.
En la
reelección, la oposición no solamente encontró una consigna ordenadora
de su acción política, sino también la oportunidad de tender puentes
entre los partidos con vistas a las próximas elecciones. Sin embargo,
los frentes electorales no son una buena idea frente a las elecciones
legislativas. Por el contrario, la pluralidad de oferta puede ser la
mejor estrategia opositora en muchos distritos, además de fortalecer las
capacidades de cada uno de los partidos en el mediano plazo. Para la
oposición, poner a la reeelección al tope de su agenda puede traer
réditos, pero también pérdidas.
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