9/29/2012

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La convergencia opositora se despliega hoy en torno a un tema instalado por los medios, no es novedad. 

Se trata esta vez de la reelección de Cristina como sueño o pesadilla, pero cuya explicitación como proyecto real hasta hoy, nadie afirma ni niega, más allá de deseos personalísimos. 

Al respecto, leemos a Julio Burdman en el Newletter de Analytica: 

Las movilizaciones caceroleras con resonancia mediática, la principal novedad política de las últimas semanas, no respondieron ni a una convocatoria ni a un liderazgo claros. Podemos plantear la hipótesis de que los caceroleros están a la derecha de la media argentina en los principales temas del debate de la última década, sobre todo en materia económica. Pero una de las principales interpretaciones realizadas por dirigentes y medios opositores, es que las protestas contra el gobierno de CFK expresaron "un rechazo al proyecto de reforma constitucional".

¿Es posible la reelección? CFK respondió con ambigüedad cada vez que fue consultada, algo que volvimos a constatar ayer en la entrevista pública realizada por los estudiantes de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard. La que resultó ser una experiencia floja y poco redituable, para la Presidenta y para la Universidad, ya que se la vio a la mandataria bastante incómoda, y respondiendo a preguntas de poco nivel, que parecían más dirigidas a enervarla que a contribuir al conocimiento.

Pero volvamos a la pregunta: ¿es posible? No es fácil, pero tampoco imposible. Requeriría, y CFK sentó una posición desde Harvard, el concurso de alguna fuerza opositora. Más allá de que los números pondrían al oficialismo muy cerca de las mayorías de dos tercios necesarias para declarar la necesidad de reforma en el Congreso, si obtiene un resultado por encima del 43-45% en las legislativas de 2013. El único proceso constituyente de la historia argentina que fue llevado adelante por una sola fuerza política fue la reforma de 1949, la que fue revertida una vez que el peronismo fue derrocado por el golpe militar de 1955. El no haber contado con un consenso partidario amplio de origen es una de las razones -aunque no la única- que explican el fracaso de aquella "constitución peronista".

En la coyuntura, sin embargo, lo que está ocurriendo es que la reforma se convirtió en un tema -¿el tema?- de la oposición, y ello explica la interpretación algo forzada de la caótica catarsis cacerolera como una manifestación cívica antireeleccionaria. El oficialismo no hizo ninguna declaración política importante, está aún esperando, pero el FAP y la UCR ya se lanzaron a juntar firmas para convocar a una consulta popular no vinculante, con cierto éxito inicial. 

En la reelección, la oposición no solamente encontró una consigna ordenadora de su acción política, sino también la oportunidad de tender puentes entre los partidos con vistas a las próximas elecciones. Sin embargo, los frentes electorales no son una buena idea frente a las elecciones legislativas. Por el contrario, la pluralidad de oferta puede ser la mejor estrategia opositora en muchos distritos, además de fortalecer las capacidades de cada uno de los partidos en el mediano plazo. Para la oposición, poner a la reeelección al tope de su agenda puede traer réditos, pero también pérdidas.

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