Sobre la relación entre poder gremial y político y la interna en la CGT, leemos a Ezequiel Meler en Clarín:
La tensión desatada entre moyanistas y disidentes dentro de la CGT preludia una nueva fractura en el movimiento obrero
. La actitud del Ministerio de Trabajo ante la impugnación del proceso
de renovación de autoridades, presentada por la frágil coalición de
dirigentes que se opone a la reelección de Hugo Moyano, indica que este
resultado se encuentra previsto, e incluso en cierto modo alentado, por
Balcarce 50.
Este escenario de fractura ha sido asociado a un efecto de debilitamiento del sindicalismo opositor en la Argentina . Si eso es lo que cree el Gobierno, se equivoca.
Basta con ver la curva de convenios colectivos homologados por el
Ministerio de Trabajo desde 2005, y contrastarla con aquella que sigue
los conflictos laborales, para percibir que, en el período kirchnerista, ambas se comportan de manera inversa.
Dicho
de otro modo, la intervención del Gobierno a favor de los sectores
empleados bajo convenio, con salarios más altos que la media, desarmó
muchos conflictos y sirvió a los fines de limitar las reivindicaciones
obreras a márgenes considerados razonables por los funcionarios del
área.
Asimismo, el intento moyanista de recuperar los lugares
perdidos por el movimiento obrero organizado en el seno del Partido
Justicialista, aunque signado por el fracaso a causa de la oposición de
los mandos territoriales de los municipios y gobernaciones, había jugado
un papel importante en la contención de los reclamos salariales.
Hoy el contexto es netamente distinto
. Las pautas salariales propuestas por el Gobierno son netamente
inferiores, tanto a lo que pretenden los líderes gremiales, como a las
expectativas de inflación para el año en curso. Por otra parte, el
desplazamiento de Moyano, lejos de implicar una mayor paz social, rompe con la relativa tregua laboral
que su sector había propuesto en la etapa en que pretendía acrecentar
su participación en el proyecto político del oficialismo...
2 comentarios:
Cierto, pero aun con problemas reales planteados por las conducciones obreras( Ganancias y asignaciones familitares ) no hay gran plafond para un alto grado de conflictividad
ah, no sé, yo soy un militante de la obsecuencia...lola.
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