Sostuvimos en Ramble que en orden a la estricta racionalidad económica , más allá de la pertinente discusión ideológica o como se la llame , era imposible mantener sectores estratégicos de la economía nacional en manos de empresas atadas a la crisis global en general y la española en particular.
Son estas empresas aspiradoras de divisas e incapaces de establecer un horizonte de inversiones.
Son estas empresas aspiradoras de divisas e incapaces de establecer un horizonte de inversiones.
El 2 de mayo, cuando faltaba todavía la sanción de Diputados y la
promulgación de la ley, Richard Dreyton escribió en el diario británico
The Guardian una columna con sabor global en el título: “Las democracias
pueden frenar a los depredadores financieros, y la Argentina y Bolivia
están mostrando cómo”. Su tesis es sencilla: “Las nacionalizaciones han
sido caracterizadas como demagogia populista. Pero son una respuesta a
la especulación tóxica”.
El razonamiento de Drayton es que en ambos casos, el boliviano y el
argentino, “las multinacionales españolas priorizaron la repatriación de
dividendos por sobre la inversión”. La prioridad estuvo fijada por
banqueros de Londres y Nueva York. Agrega el autor de la columna:
“Detrás del asunto Repsol-YPF, en particular, había algo muy cercano al
capitalismo enfermo que causó la crisis de 2008”.
Describe las maniobras
riesgosas y sin sustentación real a través de los numerosos
subproductos financieros que la jerga conoce como “derivativos”. Repsol
sería, según Drayton, una empresa con doble vida. Por un lado es una
firma petrolera y por otro un canal para timbear. Si el petróleo es una
mercancía, luego esa mercancía termina generando recursos para la
especulación sobre la especulación misma. Igual que los bancos: algunos
invierten, pero en general su negocio es tomar dinero barato y tomar
ganancias en otro lugar del mundo. El petróleo funciona, así, como el
origen de una burbuja, como sucedió con las hipotecas-basura respecto de
los préstamos originarios para llegar a la casa propia.
A la Argentina, en términos petroleros, le estaban quedando las
hipotecas-basura, papeles invendibles y problemas reales por delante,
mientras Repsol podía colocar dinero con ganancias del 9 por ciento en
2011.
Para Drayton, la furia de diarios como The Financial Times, de
Londres, y The Wall Street Journal, de Nueva York, no se debe tanto a la
expropiación en sí misma como a uno de sus efectos. Al nacionalizar, la
Argentina cortó una cadena importante que relacionaba el petróleo de
Repsol con bancos de inversión en esas dos ciudades, poseedores de los
productos financieros de baja calidad derivados de la ganancia original.
En su discurso de cierre, el presidente del bloque de diputados del
Frente para la Victoria, Agustín Rossi, desarrolló esa línea de
pensamiento. También argumentó en el mismo sentido Carlos Heller, aliado
del oficialismo en Nuevo Encuentro, mientras informaba que las
petroleras siguen estando en el pelotón de las empresas más importantes
del mundo en el ranking de Forbes. Pino Solanas habló del petróleo como
de “un surtidor del que sale oro”. También pidió reconocer la grandeza
de los que votaban a favor de un paso importante impulsado por un
Gobierno que cuenta a funcionarios responsables, a su juicio, de las
sombras en la gestión reciente.
La conclusión de Drayton: “Al nacionalizar, la Argentina mostró que
un gobierno democrático puede frenar a los depredadores financieros. Y
esto no significa que ahuyente a nuevos inversores: ya están buscando
acceso a las reservas argentinas de shale oil, las terceras del mundo,
las empresas Talismán, ConocoPhillips, Chevron y compañías chinas”.
1 comentario:
Además de Exxon, "ya están buscando acceso a las reservas argentinas de shale oil, las terceras del mundo, las empresas Talismán, ConocoPhillips, Chevron y compañías chinas."
Sin preocuparse, lógicamente, de la deuda de US$9.000 que deja Repsol sobre #YPF y que pesará sobre el pueblo argentino.
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