La presidenta Cristina Fernández ancló su discurso en cuestiones específicas de la gestión con un carácter bien federal porque en las videoconferencias que realizó ayer fue desde pequeños pueblos hasta grandes provincias en las que se pusieron en marcha obras de diverso orden. El discurso tuvo su eje en cuestiones que son fundamentales y que hacen precisamente al sostén de la popularidad que tiene en la actualidad la presidenta y que son clave más allá de sus propias virtudes.
El gran anuncio que realizó la presidenta es la perforación del piso del 7% en el índice de la desocupación. Se logra revertir el ciclo de relativo estancamiento que se instaló luego de la crisis de 2008 y por primera vez desde 2003 nos ubicamos en los niveles previos de desempleo a los de la crisis de 1995 asociados al efecto Tequila.
En el segundo semestre del año 1994, antes del Efecto Tequila la desocupación pasa del 6% al 9% y ya después no vuelve a descender nunca más a los niveles previos por debajo del 7%. Este de Cristina ayer es un anuncio histórico.
Quedó también claro que el tema Malvinas vertebra la política internacional en este ciclo. Reafirma la posición del gobierno frente a las declaraciones de David Cameron y su negativa a dialogar y rechaza firmemente la depredación británica de los recursos naturales, asì como la utilización política del reclamo de los grupos ambientalistas hoy convertidos en verde avazadilla opositora editorializada por los grandes medios recontra hegemónicos.
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