Escribí esta bonita columna para el diario Tiempo Argentino -profundamente democrática, profundamente anti corporativa y también profundamente oficialista- que quiero compartir profundamente con los lectores de Ramble, cómo que no!
La incertidumbre resulta siempre una variable negativa para la toma de decisiones económicas. En este sentido, el actual panorama electoral de fuerte predominio del oficialismo en el caso de que la Presidenta decidiera reelegir, parece ser el contexto más propicio para que la dirigencia empresaria tome decisiones estratégicas respecto a la marcha de sus empresas, en particular decisiones de inversión y desarrollo.
Con los actuales niveles de certidumbre en materia electoral, se garantiza en principio la persistencia de las principales variables macro económicas, como tipo de cambio competitivo y sin turbulencias, equilibrio fiscal, incentivos sectoriales, etc. Por otra parte, la continuidad del oficialismo al frente del Ejecutivo ofrece una perspectiva cierta de regularización de la relación del país con los organismos internacionales, quebrada por las consecuencias de la política económica neoliberal de los años noventa de endeudamiento irresponsable, hasta su colapso con la Alianza progresista UCR/FREPASO, la posterior devaluación asimétrica y el lamentable default de la deuda externa, celebrado como un éxito por los hasta ayer referentes principales del autodenominado “Peronismo Federal", hoy ya extinto.
Pero más importante aún que lo anteriormente dicho, resulta el hecho de que el notable predominio electoral del oficialismo de persistir –y nada hace suponer que no lo hará- abre un horizonte de gobernabilidad política y ordenamiento social sostenido en la gran legitimidad ampliada de la Presidenta, si es que decidiera reelegir.
Legitimidad ampliada decididamente imprescindible para la administración de los reclamos sociales, muchas veces satisfaciéndolos, y la subordinación a su autoridad política -muy potenciada tras una eventual reelección- de los reclamos corporativos legítimos, tanto sindicales, como empresarios, que solo pueden ser ordenados por la fortaleza ejecutiva, que supone previamente la hegemonía electoral plena, en un país donde la multiplicidad de demandas sectoriales es un paisaje habitual e inexorable.
Así las cosas, visto por el lado de las decisiones económicas, la normalización de la relación argentina con los organismos internacionales cuanto por la capacidad de garantizar el orden social, el actual panorama de predominio electoral oficialista, es un activo empresario que la dirigencia del sector seguramente sabrá valorar oportunamente, más allá de declaraciones ocasionales, guiadas muchas veces y como es habitual por aquello que “se debe decir” y no por lo que “efectivamente se hará”.
2 comentarios:
O sea que De Mendiguren, el de la pesificación asimétrica, se pasó al campo nacional y popular
Solo la multinacional italo-luxemburguesa y su socio trompetinesco, rechazan esta certidumbre.
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