palabras más , palabras menos, palabras nuevas

Vi el programa de Zloto y Tenembaum, dos grande tipos a los que personalmente aprecio. Convocaron a Jorge Lanata, por quien también siento afecto personal y a Jorge Fontevecchia, a quién no conozco pero, por caso voté como el mejor periodista del año 2009, especialmente por lo revelador de sus reportajes y análisis sobre Ley de medios.

En particular pienso que hubo más material de análisis sobre quién era realmente el candidato De Narváez en su reportaje de Perfil, que en todo lo escrito, sobregirado de preconceptos en favor o en contra, que circulaba por ahí , incluído este blog.

Digo esto de movida para que se sepa desde dónde hablo. No guardo para ellos, en algunos casos mas que aprecio y en el caso del CEO de Perfil, respeto por su tarea en esos dos puntos exactos que señalé.

Es bastante obvio que nuestra posición política es bien distinta a la que hoy, al menos, asumen ellos. En muchos casos el distanciamiento que algunos sienten respecto al gobierno nacional, su gestión y en particular su estilo de relacionamiento con el periodismo , puedo comprenderlo pero, aún y a pesar de ello, por mi formación política (que no viene al caso discutir acá) , buena , mala, pero mía , no la comparto en absoluto.

Este largo rodeo introductorio es para despojar el análisis que sigue de todo componente de tipo personal. Creo es la convicción de todos y descarto entonces la intencionalidad conspirativa de los actores en una problemática que pretendo analicemos para debatir en conjunto, porque marca un cambio de estrategia del discurso del grupo AGEA que debemos discutir para comprender y obviamente saber cómo actuar frente a esto.

Ernesto Laclau en uno de sus textos que estudié con furia en mi juventud -- antes de que se pusiera de moda tras la marcha laclausiana -- , sugería , cito de memoria, que: " un discurso se transforma en hegemónico cuando incorpora parte del discurso al que desplaza, resignificándolo", daba Laclau un ejemplo el de Julio Roca, emblema de la generación del 80 que "reorganizó" productivamente el país con fuertes rasgos políticos unitarios, que advertía, en el esplendor de su poder " también tengo mis ribetes federales".

En esta perspectiva si analizamos el discurso de TN como un flujo, es evidente que el que se despliega desde Palabras más , palabras menos , marca una estrategia ya no "de centro izquierda" como normalmente se interpreta , sino de avanzada respecto al que tradicionalmente emite el grupo, un discurso duro, que se cierra en sí mismo y ya no produce efectos más que sobre aquellos convencidos. Por caso emblemático, el que todos los lunes propala Morales Solá en "Desde el llano" , que no es capaz de incorporar siquiera los matices guturales de Patricia Bullrich a su posición tradicionalísima, agobiante , sobrecargada de ideología pura y dura e ineficaz para construir sentido sobre interlocutores nuevos.

La reconstrucción del flujo discursivo de TN que propone Palabras más, palabras menos, si bien se modela sobre una estrategia inicialmente defensiva , es claramente de avanzada dentro de la tradición del grupo Clarín y marca, de expandirse, un cambio significativo que debe atenderse, si es que se la quiere discutir con eficacia.

Se trata de la incorporación de parte del discurso del adversario al propio, a fin de construir nuevos efectos de significación, capaces de interpelar con éxito a sectores de opinión que permanencen al menos indiferentes frente al discurso duro, tradicional que, esta claro, se construyó articulado y sostenido en un país que ya no existe ni genera efectos de legitimidad.

En la emisión de ayer vivimos un punto alto en la estrategia de cambio de discurso del grupo, que sin embargo tiene su antecedente más intenso en la convocatoria a los nietos recuperados en ediciones anteriores , donde, con todo derecho y legitimidad, los jóvenes mostraban el afecto que sentían o sintieron por sus apropiadores, aún, como en el caso de Victoria Donda, si los mismos están presos purgando sus delitos de lesa humanidad.

Es un gran cambio: Incorporar parte del discurso del adversario para resignificarlo e intentar reconstruir un discurso hegemónico nuevo, de reemplazo al de formato tradicional, que resulta hoy una pieza de museo.

Si se generalizara esta estrategia -- no lo vemos sencillo por la persistencia de viejos emisores, pero no debe descartarse --, plantarse frente a este giro discursivo requiere desde "este otro lado" , bastante más que consignas duras y mucho más que un relato impugnatorio tradicional como el que hasta hoy emitió el oficalismo.

En este sentido la propuesta de Cristina de dejar que la causa penal corra en la justicia y no intervenir Papel Prensa, para obligar así al tratamiento de su control parlamentario o no , es muy acertada y como toda determinación importante, asume una cuota de riesgo y demanda niveles de consenso, que las posiciones duras tradicionales del oficilaismo en este caso, mucho menos eficaces pero "seguras", no requieren .

Empalma Cristina con este acto de gestión en su punto exacto, con el nuevo escenario que requiere ampliar la legitimidad de las prácticas oficialistas, y en su inauguración, la nueva estrategia desubicó incluso al discurso de Palabras mas, palabras menos.

De hecho ayer el discurso de la Presidenta corrió el escenario de tal manera, que los testimonios de Lanata y Fontevecchia giraron en el vacío , articulados sobre una evetual expropiación estatal , que no se produjo jamás.

Tanto Zloto como Tenembaun lo advirtieron e iniciaron su programa dando cuenta de esta novedad: El discurso de Cristina corrió el eje que se esperaba, y propuso uno menos controvertible ya no solo para el tradicional del "chavismo kirchnerista" , sino para el nuevo ensayo de cuestionarlo desde la legitimidad que ofrece la incorporación del discurso de las propias víctimas de la dictadura en el caso de los nietos recuperados y la causa Noble o de las prácticas monópolicas del Grupo Clarín, con la inclusión de los testimonios de Lanata y Fontevecchia, dos grandes perjudicados.

Interesante cambio de etapa, veremos como sigue. El mejor camino es, como siempre, el de no ritualizar la realidad, todo cambia, fluye, los discursos también. Todos los discursos .Todos Nosotros.

Eso sí, queridos Ernesto y Zloto: Cristina 1 a 0 !