nuestros compañeros los putos

Cuando recientemente concurrió el Socialista Alex Freire al panel de 678, no recuerdo que hubiera opinado explícta y decididamente sobre ningún tema de coyuntura social o política que no fuera el matrimonio gay.

Para no hablar de la actitud oportunista de Osvaldo Bazán que luego de reivindicarse "gorila" por convicción ha descubierto con la movida del matrimonio gay el lado positivo del oficialismo. Un chanta, cuya condición de "gay" , sinceramente , nos importa un joraca : Panqueque.

Lo mismo sucede con infinidad de representantes de estas organizaciones de minorías que han hecho de su tema específico, el único, y más aún, el más importante en el top ten de la agenda ciudadana políticamente correcta.

La excepción en este tema, la que conocemos nosotros al menos, son nuestros compañeros de "Putos Peronistas" que , en cada una de sus intervenciones públicas no dejan de referir el análisis y caracterización de su propia circunstancia de discriminación, articuladas con diversos factores de contexto social , cultural , subjetivo, que desbordan ampliamente su condición sexual.

Son un ejemplo que, lástima grande, tiene poca o nula visibilidad mediática. Todos los medios con los gay, para los putos nada, pareciera la consigna a seguir. En esta perspectiva de análisis, aunque yendo aún más lejos en la radicalidad de su crítica al gaysicismo talibán, leemos a Tomás Abraham en un fragmento de su excelente nota de ayer en Perfil:

El filósofo Michel Foucault, que era homosexual, ante una pregunta sobre su aparente indiferencia ante los movimientos de liberación gay, dijo que, en realidad, la legalización de matrimonio de personas del mismo sexo nada cambiaba en lo esencial. No negaba que mejorara la situación legal de muchas personas, pero no ponía en tela de juicio una de las verdades de nuestra cultura por la que se devela la identidad de una persona por su elección sexual.

El día, decía, en que una persona ya no sea apreciada o despreciada por la elección de su vida sexual, cuando se cuestione esa supuesta evidencia que cataloga a la gente por el uso que hace de sus placeres, y que nos sea indiferente para valorar al prójimo saber con quién se acuesta y con quién comparte su deseo sexual, entonces sí, algo habrá cambiado en la percepción social.