11/10/2008

esperando la carroza...

Muy buena caracterización de Ernesto Kritz sobre el sistema previsional y una apertura interesante para observar el camino a seguir, tras el fracaso del modelo neoliberal de los años noventa y la necesaria desaparición de la capitalización privada. Las -al menos- dos preguntas que nos aparecen tras su lectura suponen que, dadas las características actuales del mercado de trabajo, de alta y persistente informalidad con las dificultades de financiación genuina que esto supone, el sistema tradicional de reparto asociado a buenos niveles de jubilaciones y pensiones, es una utopía. Habrá que elegir, todo no se puede tener...
  1. ¿Se debería marchar hacia un sistema de cobertura de doble piso, uno universal independiente de la trayectoria laboral del beneficiario y otro articulado con sus contribuciones previsonales, obligatorio o voluntario?
  2. ¿Debiera mantenerse el sistema estatal y aumentarse la participación de las modalidades de financiamiento no contributivos como el impuesto a la renta financiera, o los contributivos como supondría, por ejemplo, la anulación de la baja en las llamadas "contribuciones" (tipo Cáritas) patronales, establecida por el neoliberalismo?

Dice Kritz:

"Es difícil desvincular la decisión de estatizar el régimen previsional privado, de las necesidades de financiamiento de la deuda y de una política contracíclica de gasto primario en 2009. Siendo ésta probablemente la motivación principal, no deben, sin embargo, excluirse razones de tipo conceptual.
El anuncio de la reforma ha reabierto el debate sobre dos ejes: uno técnico, acerca de las fortalezas y debilidades de los sistemas de reparto y de capitalización, que es independiente del carácter público o privado de la gestión; otro, más ideológico y político, sobre los principios que los guían y el control -esta vez sí- estatal o privado de los fondos. Se añade a éstos un nuevo eje, como es si se están vulnerando o no los derechos de propiedad de los aportantes al sistema privado de capitalización.
Pero, hasta ahora casi sin excepciones, está quedando fuera del debate una cuestión esencial: ¿es éste un sistema de seguridad social, en cualquiera de ambas modalidades, que está en condiciones de cumplir sus fines para la mayoría de la población? Si el examen se hace desde la cobertura del sistema, la respuesta es negativa: menos de la mitad de la población activa aporta regularmente en el sistema de capitalización o en el de reparto. El dato que quizás mejor ilustra la pobre cobertura de la seguridad social es que en cerca del 60% de los hogares el miembro ocupado que aporta la mayoría de los ingresos no cotiza de manera regular. Entre las familias pobres la proporción se eleva a 75%.
La causa generalmente aceptada de la baja cobertura es la informalidad laboral y en los últimos años (aunque afortunadamente ha descendido) el desempleo. La condición legal para acceder a la seguridad social es poseer un empleo registrado; hay también una condición funcional y es que la tasa de rotación no debe ser muy alta.
En el sector privado más de 35% de los asalariados no posee un contrato registrado, y de ellos, más de la mitad tiene un trabajo intermitente. Sin mecanismos extraordinarios como las moratorias para los que no aportaron -muchas veces percibidos como inequitativos por los que aportan- la elevada informalidad hace difícil mejorar significativamente la cobertura de la seguridad social. Esto lleva a situaciones de inclusión y exclusión.
El hecho de que algunos estén cubiertos por la seguridad social y que otros dependan de los recursos asistenciales implica el reconocimiento social de la segmentación laboral. Esto tiene que ver, en medida apreciable, con el modelo de financiamiento.
Por ser un derecho restringido a la inserción formal en el mercado laboral, la seguridad social se financia con contribuciones sobre las remuneraciones de los trabajadores registrados. Sin embargo, el financiamiento contributivo es insuficiente: no obstante el gran aumento de la recaudación por la mejora del empleo y los salarios formales, casi la mitad de los recursos que maneja la ANSeS son no contributivos, es decir, provienen de impuestos que abonan los ciudadanos con independencia de que tengan o no empleo, de que su ocupación sea formal o informal, o de que reciban o no beneficios.
Estos recursos incluyen el 15% de la masa coparticipable bruta; el 11% del producido del IVA; el 20% de la recaudación neta del impuesto a las ganancias; el 21% de los impuestos que gravan la nafta; el 100% de los impuestos específicos al gasoil, dieseloil, kerosene y gas natural comprimido; y el 90% del impuesto a los bienes personales. De cada $ 1 de prestaciones del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, 32 centavos son pagados con recursos no contributivos.
Esto lleva a situaciones de inequidad, en particular para los más pobres que no acceden a la seguridad social. La transferencia al ANSeS de los aportes que ahora van a las AFJP difícilmente permita resolver la dependencia de los recursos no contributivos. Sin éstos, el haber promedio de los jubilados y pensionados sería de menos de $ 850, es decir un tercio del salario medio de los aportantes. Y todavía la mitad de la población seguiría sin cobertura.
La pregunta, por ende, es si hay que mantener sistemas paralelos de protección social (uno previsional y otro asistencial) dependiendo de la condición laboral, o si hay que avanzar hacia un sistema de dos pisos, con un seguro social universal desvinculado de la inserción en el mercado de trabajo, que proporcione una cobertura básica previsional y de salud, y unos seguros complementarios, estos sí contributivos, a través de la negociación colectiva o contratado de manera privada.
Pensar cómo cubrir a una alta proporción de la población, hoy al margen del sistema de seguridad social, es tan importante como elegir cuál es el mejor modelo para los que ya están incluidos".

9 comentarios:

Tomás dijo...

¡Impuesto a la renta financiera!

¡Vamos Vicky Donda, te bancamos!

Mario Paulela dijo...

Hoy TNembaum lo sacó al aire en mitre para que dijera que en tema de pobreza estamos peor que en el 2001. No será mucho?
Saludos

Ana C. dijo...

Tiene razón Kritz. Si hasta parece que leyera Finanzas Públicas...

Hay que pagar más impuestos y usar mejor la plata.

Anónimo dijo...

Buen análisis.

Anónimo dijo...

Todos estos h de p, por qué no se van a vivir un mes a Mozanbique, a ver si estamos en el peor de los mundos acá. O realmente existe un mundo mucho peor, ,más pobre u más violento.

Anónimo dijo...

ese analisis es similara a lo que dice la cta, no???

Nando Bonatto dijo...

Lo que el estado tiene que garantizar es un sistema de jubilaciones integrado para todos.
Punto, de ahi en mas ,si alguno quiere aportar por su cuenta y riesgo dinero a alguna compañia ,bueno es su tema, pero que luego el estado no tenga que salir a auxiliar a esas compañias, se pueden hacer mil especulaciones
pero lo de fondo es asi de simple
Lo que si debe necesariamente hacer el estado es combatir el trabajo en negro empezando por casa puesto que hay areas del mismo que utilizan formas de contratos temporarios y pago no remunerativos en muchas areas

Alfredo Luis Fernández dijo...

Es decir: nuevos parámetros para la econometría sacrifica - viejos (porque hay que elegir, todo no se puede tener). Si acabamos de descubrir una utopía, que sea para r por ella, no para correrla a un costado. Al fin y al cabo, tampoco parece una utopía tan descabellada. Está muy bien que hagamos los números como propone Kritz y midamos cuál es la verdadera dimensión del problema que tenemos por delante. Pero hagámoslo desde algún lugar, imaginémosle algún sujeto posible a lo que sostenemos, militémoslo, porque si no, no pasaremos de tener razón casi siempre y mojar casi nunca.

Estafadoporultimavez dijo...

Este post me confirma que la estatización de mi fondo de pensión fue una toma de fondos para la campaña de los K del año que viene y Uds lo apoyaron solo por ideologia. Ahora se dan cuenta que el reparto no funciona y no saben que hacer. ¿No deberian haberlo pensado antes de afanarme la guita? Ahora a lo unico que aspiran es a pagar una jubilación minima universal y el resto que cada uno se arregle. Genial, le sacan el 26% del sueldo a un obrero para que despues de 30 años de laburo cobre un plan trabajar. Eso es progresismo nacional!