triste amanecer

Hoy latinoamérica tuvo un triste amanecer. Tanto la derrota de Chávez en Venezuela como el triunfo de Lanús en Argentina, se encuadran en avances evidentes de los intereses minoritarios en la región. Pequeños grupos de poder que intentan mantener sus risibles privilegios arrebatando a las grandes mayorías de aquello que legítimamente les pertenece. Sería necio y no deben desconocerse las tensiones y conflictos internos. Tanto en el chavismo con fracturas la interior del frente homogéneo que hace menos de un año obtuviera el 62% de los votos, como la presencia nefasta del cuerpo técnico xeneise apoyado por dirigentes y grupos de presión que persiguen, sabemos, fines inconfesables y apartan circunstancialmente a la gloriosa institución de la ribera, del camino de múltiples triunfos recientes que forjan su inexorable destino de gloria. Día nefasto entonces para los pueblos, no por casualidad hoy se cumplen seis años de que el neoliberalismo autóctono urdiera el modelo de llegada de su último gran plan de despojo económico, bautizado con el nombre inocente de "El Corralito". En fin, la contra venezolana, el insólito triunfo de Lanús, el corralito, todas derrotas circuntanciales en la larga lucha del pueblo latinoamericano, que, sin embargo no se detiene. Tokio allá vamos.