9/05/2006
INSEGURIDAD,INSEGURIDADES. LO QUE BLUMBERG NO PERMITE VER
Recientemente en un post anterior de Ramble discutimos sobre la categoría de "inseguridad"como un significante flotante, con una notable uniformidad y hegemonía en el análisis sincrónico y diversidad muy acentuada cuando el corte de sentido es diacrónico.
En esta dirección , dando sustento a la estructura flotante del significante y gracias a la certera advertencia de Thecucu, recogimos una excelente intervención del Criminólogo Eduardo Luis Aguirre publicada por el Institut Internacional de Gobernabilitat de Catalunya , titulada " La inseguridad ciudadana y las claves para la prevención del delito en Argentina" , cuya versión completa se obtiene acá , de la que transcribimos el segmento que sigue:
"En rigor de verdad, y previo a toda otra consideración, es conducente partir del supuesto de que la inseguridad humana, es genéricamente constitutiva de un concepto mucho más amplio que el que de aquella manera se le asigna.
Se trata de una noción abarcativa que se apoya en la pérdida creciente de capital social. Y podría definirse como la imposibilidad de los individuos de ejercer la variedad de opciones disponibles para incidir en su propio destino de manera segura y libre, ante la desconfianza de que las oportunidades de que dispone en el presente no desaparecerán en un futuro).
En consecuencia, la "seguridad" debería entenderse como una construcción permanente y dinámica de la vida cotidiana, que resulta de ordinario amenazada por inseguridades diversas, una de las cuales -aunque no la única por cierto- la constituye la delincuencia.
Otras formas de inseguridad podrían estar configuradas, como dijimos, por factores tales como el desempleo, las enfermedades, la exclusión, la injusticia, la marginalidad social, la falta de previsión, la inexistencia de sueños colectivos, la creencia generalizada de que ya no se vive en un mundo justo, el descreimiento masivo y la idea de que "ya nada dura para siempre" y que "no hay futuro" (que resulta la expresión emblemática y a la vez trágica de las nuevas sociedades postmodernas de la periferia y constituye una causal determinante respecto de la generación de conductas desviadas, sobre todo por parte de jóvenes excluidos).
Sin embargo, ninguno de estos múltiples conceptos integradores de un concepto amplio de la "inseguridad" han activado de la misma manera los reflejos de un Estado inerme que ha convalidado el tránsito hacia sociedades inéditamente asimétricas, fragmentadas e indecentes que toleran la humillación histórica de sus ciudadanos y, lo que es peor, en gran medida la fomentan y en muchos casos directamente la custodian.
Por lo tanto, el cercenamiento de una categoría analítica de tal magnitud, no pudo sino conducir recurrentemente a una aporía científica que ha redundado en estremecedoras respuestas en términos de política criminal, generalmente legitimantes de la barbarie neodarwinista hegemónica en lo que concierne a las modernas cruzadas de "limpieza de clase" o "extirpación del desviado", efectuadas todas ellas en nombre de la "seguridad" y el "orden" añorado; nociones que se confunden adrede cuando se ofrece demagógicamente una batería de medidas que apuntan en realidad a la obtención a cualquier costo de un "orden" cuestionable, aunque se exhiban como dirigidas a la afirmación de la "seguridad".
Por eso es que, con este panorama, cualquier estrategia holística de política criminal en el marco de un Estado Constitucional de Derecho, debería contemplar seriamente los instrumentos para limitar de inmediato el impacto social de la "inseguridad", tal como la misma es percibida actualmente por la mayoría excluyente de la población. Esto es, como "una respuesta emocional de nerviosismo o ansiedad al delito o símbolos que la persona asocia con el delito", que probablemente enmascara una percepción -más o menos difusa- de los no pocos riesgos e inseguridades de otra índole que se abaten sobre los argentinos, pero que igualmente debe ser abordada de inmediato."
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1 comentario:
Lo que Bloomberg tampoco nos deja ver
Siempre pensé que para que en esta etapa del mundo la derecha avanzara, debía establecerse un estremecedor ataque de la izquierda. Por eso suponia que la tercera posición en la guerra fría era la más lógica. La derecha necesito siempre de la izquierda y sus embates para justificar cada vez el mejor deterioro de la base de lo social. Que fuera el sustento de la sociedad occidental, aun con sus defectos y virtudes. Hoy cuando vemos como la izquierda se desplaza hacia el islamismo pensamos que la caída no tiene limites y que nada mejor que un catalán para definir esta caída. Es bueno recordar, no me extenderé, lo que fue el país del Oc y el catarismo, perseguido por la inquisición. Pero fue la occitania la que dio el fundamento a las democracias occidentales modernas allá por el 1000 de nuestra era. Nada mejor que un catalán que padeció la persecución del idioma por el franquismo para entender, como se disuelven los vínculos sociales en la familia, cuando se hablan de distinta manera entre nietos y abuelos. Y nada mejor que un poema de un poeta Comunista que resistió y peleo al franquismo como Miquel Marti i Pol fallecido en Noviembre del 2003, para entender lo que digo. Hombre que fui a conocerlo y me premio con su amistad y fuera uno de los mas importantes poetas de la lengua catalana. Hoy la aprendo por necesidad dicha lengua. Compuso con artistas como Llach, muchas canciones que son testimonio de un nacionalismo operativo. Por eso les dejo una experiencia que vivo el poeta en Praga junto a su mujer.
La invasión de Praga
La invasión de Praga por las tropas
del pacto de Varsovia, la viví
en Andorra. Qué oscuridad contenida!
Tú me lo dijiste volviendo de las compras;
después lo leímos en todos los diarios.
Era mucho más que renunciar a un sueño.
Sentíamos de pronto las manos vacías
y en la boca un gusto áspero de impotencia.
Al mundo, bastaba que lo supiéramos, sólo nos contaban
las luchas de los dos monstruos en litigio,
el resto éramos y somos comparsas
a los cuales, si hace falta, se acalla a la fuerza.
Con todo, durante los días que siguieron,
con los amigos no hubo ninguna conversación
que no pasara por Praga. Discutíamos,
vehementes, con mucho más entusiasmo
que los actores de la trágica contienda,
y resolvíamos el problema con una
facilidad sorprendente, sobre todo
tomando café tras alguna buena comida.
La invasión, por suerte, fue incruenta,
pero los tanques por las calles nunca señalan
nada bueno, ni son grata compañía.
Ahora, pasados los años, hablamos a veces
de los hechos de Praga con mucha displicencia
-el tiempo, claro está, no paso en balde-,
y aun así hay Pragas cada día.
Quizas diga Artemio que me levanto con mucho Pangaro, pero es solo grappa Chizzoti
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