4/24/2022

la guerra y las sanciones son crueles para la población, para el mundo y sus pobres, pero para algunos la guerra es un gran negocio





MISILES HUMANITARIOS



Por: Lic. Alejandro Marcó del Pont

Toda persona, cuando hay guerra en el aire, aprende a vivir con un nuevo elemento: la mentira. (Jean Giraudoux)

El Banco Central de Rusia logró estabilizar el rublo, que volvió a su tipo de cambio anterior a la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero. Mientras tanto, el indice de precio al consumidor también ha vuelto a caer a los niveles anteriores a la guerra. Las tiendas están, en su mayor parte, bien surtidas, los restaurantes están abiertos y la actividad de los consumidores es, en su mayoría, normal, según los residentes de Moscú entrevistados por Asia Times. También según la encuesta de Levada del 31 de marzo, el 83% de los rusos respaldaba a Putin, en comparación con el 71 % a principios de febrero, antes de la guerra de Ucrania.

Mientras la Unión Europea se toma algunos relatos al pie de la letra, la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, le mando un recordatorio al protectorado americano que intente distinguir entre realidad y ficción. Europa necesita reducir su dependencia del petróleo y gas rusos para nuestra conveniencia, «pero debemos tener cuidado cuando pensamos en una prohibición europea total de, digamos, las importaciones de petróleo». La advertencia de la Secretaria del Tesoro sigue a la de JP Morgan, que sugirió que una prohibición total e inmediata en la UE de los suministros de energía rusos cortaría más de 4 millones de barriles por día de petróleo ruso y enviaría los precios del crudo a U$S 185 por barril.

Los empresarios alemanes, mucho más realistas que el obsecuente y delirante alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, han dejado en claro, al menos la multinacional química alemana BASF, de las drásticas consecuencias que tendría la interrupción del suministro de gas procedente de Rusia. Si el suministro se redujera a la mitad, la planta de Ludwigshafen —el mayor productor químico del mundo con casi 40.000 empleados— tendría que cerrar. Simple y sencillo. No es la calefacción, idiota, es la industria.

Desde la crisis financiera de 2008, los Estados Unidos han recibido de los extranjeros la asombrosa suma de 18 billones de dólares, casi equivalente al producto interno bruto (PIB) de un año, unos 21 billones. Además de los 18 billones de dólares de inversión extranjera neta en los EE.UU., los extranjeros mantienen cerca de 16 billones de dólares en depósitos bancarios en el extranjero para financiar transacciones internacionales. Eso es U$S 34 billones de financiamiento extranjero. Los extranjeros también tienen una enorme exposición a los mercados bursátiles y de bienes raíces de los Estados Unidos. Nadie, y menos que nadie China, con sus 3 billones de dólares en reservas, quiere una carrera contra el dólar y los activos en dólares. Pero los bancos centrales del mundo están reduciendo la exposición al dólar, con cautela, pero de manera constante.

Sanciones que perjudican al mundo y no a sus destinatarios, intentos de bombardeo económico como mecanismo alternativo de guerra para desestabilizar al gobierno que fortalecen. La telaraña de las sanciones y sus intereses son difusos. Ucrania ha recibido en los últimos meses más de 3.500 millones de dólares en armamento y equipos militares para robustecer su ejército. Estamos hablando de la ayuda militar por parte de la Unión Europea, además de Estados Unidos, Canadá, y de manera bilateral, países como Finlandia, Suecia, Bélgica y España, que enviaron material como misiles, rifles de asalto, pistolas, lanzagranadas y lanzacohetes.

Aunque parezca realmente absurdo, los europeos mandan armamento a través de un mecanismo llamado Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, es un instrumento para la financiación de acciones de la Unión Europea encaminadas al mantenimiento de la paz, la prevención de conflictos y el fortalecimiento la seguridad internacional. ¿No es fascinante? Como si esto fuera poco, hay material defensivo (cascos, chalecos, vehículos blindados para transporte, etc.), y material ofensivo (cartuchos para fusiles, ametralladoras, lanzagranadas etc.) Según La base, programa informativo del periódico Público de España, unos 16 mil civiles ucranianos sin preparación militar reciben estas armas, ¿con qué fin? Más extraño aún resulta saber cómo llegan las armas en un país devastado por la guerra. ¿Las lleva Papá Noel por el aire y por sobre todo? ¿Quién pagará los regalos bélicos de Occidente?

Cerca de la frontera con Ucrania, en un lugar no revelado en algún punto de Europa del Este, un aeródromo se ha convertido en la puerta de entrada de las armas y municiones que el mundo ha decidido enviar al país como refuerzo para combatir al ejército ruso. Ese aeródromo, de ubicación secreta, es ahora un centro de envío de armas desde donde se coordinan las entregas internacionales de los refuerzos de armamento que van llegando de otras partes del mundo y funciona en estos momentos a su máxima capacidad. Lo conoce la CNN, pero la inteligencia rusa, no.

El contraalmirante John Kirby, Secretario de Prensa del Departamento de Defensa, dijo que contrariamente a la lógica de las operaciones militares, la inteligencia estadounidense no registró, desde finales de febrero hasta mediados de abril, ningún intento de las fuerzas armadas de la Federación Rusa por bloquear por cualquier medio el flujo de armas estadounidenses y europeas que llegan a disposición de las unidades de primera línea de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

El volumen principal (90%) de la asistencia militar y material occidental al régimen de Kiev, que perdió más del 70 % de las armas disponibles el 24 de febrero, llega por ferrocarril desde el oeste de Ucrania (Lvov), en la frontera con Polonia y Eslovaquia. Los lugares centrales son tres cruces de puentes dentro del alcance de los misiles tácticos y las fuerzas aeroespaciales rusas, que pueden ser destruidos por tres ataques puntuales, de coordenadas conocidas. El transporte alternativo de carga por carretera no compensa el desastre logístico, que sería casi imposible. Sin embargo, no se lo ataca.

Dos temas rondan los grandes misterios de la guerra y la economía rusa: ¿por qué una parte del oro ruso se encontraba en Gran Bretaña y a qué se debe el abandono del ejército ruso de dejar pasar armas para la defensa de la población civil ucraniana?

Una de las respuestas a esto, con fuertes críticas al Banco Central ruso, fueron las del catedrático ruso Sergei Glazyev, ministro a cargo de la integración y la macroeconomía de la Unión Económica de Eurasia (EAEU). Después de varios meses de divulgación del pensamiento de este economista por parte Pepe Escobar en varios artículos, y en nuestro caso con el texto EL COSTO DE LA ESTUPIDEZ: NUEVO SISTEMA FINANCIERO INTERNACIONAL, su pensamiento se conoce en Latinoamérica.

Glazyev interpreta que tanto los oligarcas rusos y los productores de oro, así como el BCR, optaron por mantener y vender su oro en el mercado de Londres antes que Moscú por el diferencial de ganancias. Según él, la política monetaria del BCR sigue, o seguía, para ser exactos, las recomendaciones del FMI, que, obviamente, han sido devastadoras para la economía rusa. Los desastres combinados de “congelar” unos 400.000 millones de dólares de reservas de divisas y oro, así como más de un billón de dólares desviados de la economía por los oligarcas hacia destinos occidentales, se produjeron por las desastrosas políticas del BCR, que incluían unos tipos reales excesivamente altos, combinados con una flotación gestionada del tipo de cambio, y vía libre a la salida de capitales.

Siguiendo las recomendaciones de Washington, el BCR dejó de comprar oro en los dos últimos años, obligando, de hecho, a los mineros de oro nacionales a exportar volúmenes completos de producción, que sumaron 500 toneladas de este mineral. Hoy, el error y el daño son muy evidentes. En su libro, La última guerra mundial, de 2015, abogó por la sustitución de dólares, euros, libras y yenes en las reservas rusas de divisas por oro, que se produce en abundancia en esta nación.

Lo cierto es que las políticas económicas de Glazyev comenzaron a tomarse en cuenta, a pesar de su oposición a las autoridades económicas y, sobre todo, a la gobernadora del Banco Central de Rusia, Elvira Nabiúllina, confirmada en su puesto, por cierto. La misma que intervino ante la Duma, la cámara baja del Parlamento en Moscú, para dejar en claro que no existe ningún peligro de incumplimiento de deuda en su país, ya que recibe por exportaciones carradas de dólares y euros, ahora transformados a rublos, para poder enfrentar las deudas, aunque no hizo precisiones ni dio explicaciones sobre el oro ruso en el exterior.

En cuanto a las razones de la selectividad en la elección de objetivos bélicos, según artículos de Stalkerzone.org, hacen suponer que los objetos que están directamente relacionados con los intereses materiales de los oligarcas rusos y ucranianos quedan fuera de la atención de los planificadores-operadores de los ataques con bombas y misiles. Los bienes y productos de exportación, producidos en las empresas de los oligarcas ucranianos, y en parte de sus socios rusos, también se exportan a lo largo de las rutas ferroviarias mencionadas en la dirección opuesta, hacia el oeste, pero no se tocan. Con el bloqueo del tráfico aéreo, el transporte marítimo y el autotransporte internacional, el ferrocarril, al margen de las sanciones, se mantuvo como el único comunicador logístico de exportación e importación, aunque traiga armamento.

Como muestra está Dmitro Firtash, un oligarca ucraniano que, al parecer, podría ser testaferro o comprador de las empresas del ex presidente ucraniano Petró Poroshenko (2014-2019). Sus empresas ​controlan la extracción y el transporte de gas, así como la exportación de titanio, mineral de hierro y cereales. En Rusia, tiene contacto con la alta dirección de Gazprom. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos ha caracterizado a Firtash como un «`asociado’ de alto nivel del crimen organizado ruso». Fue arrestado por las autoridades austríacas en marzo de 2014, y desde entonces ha estado en Viena luchando contra la extradición a los Estados Unidos, donde está bajo acusación federal por un presunto plan de soborno. Lo vinculan con el partido demócrata que impide su extradición, de hecho, con la familia Biden.

Íhor Kolomoiski, empresario, político y banquero, exportador de mineral de hierro, carbón, productos derivados del petróleo, fertilizantes, alimentos, pero, sobre todo, estafador. Estados Unidos presentó una demanda de decomiso civil ante el Tribunal de Distrito de los EE.UU. para el distrito sur de Florida, alegando ingresos por la venta de bienes raíces utilizando los ingresos de malversación de fondos y fraude de PrivatBank de Ucrania, uno de los bancos más grandes del país, por créditos fraudulentos. La forma en que lavaron los créditos, o una parte de las ganancias delictivas, fue utilizando una serie de cuentas bancarias de compañías ficticias, principalmente en la sucursal de PrivatBank en Chipre, antes de transferir los fondos a los Estados Unidos.

Pero lo importante es que el Grupo «Privat», de Íhor Kolomoiski, se convirtió en parte del imperio de Abramovich. El holding metalúrgico «EVRAZ» es una corporación multinacional de integración vertical siderúrgica y minera con sede en Londres, Reino Unido. Semejante metalúrgica no fue sancionada, y la respuesta para quien la quiera seguir se encuentra en el artículo Evraz: guerras, oligarcas y ganancias, que, revela cómo, con ciertas maniobras, la empresa de Abramovich no es rusa, sino inglesa.

Otra buena razón por la que sancionar a Evraz es que, hacerlo podría no ser lo mejor para las autoridades occidentales, ya que la empresa está mucho más diversificada geográficamente de lo que muchos pensarían. Evraz tiene operaciones principalmente en Rusia, Ucrania, Italia y Sudáfrica. Pero, también, en Kazajstán, Suiza, la República Checa y, sobre todo, en Estados Unidos y Canadá.

Evraz opera tres plantas siderúrgicas en América del Norte: una de 1,1 millones de toneladas por año en Colorado; otra de 840.000 toneladas anuales en Portland, Oregón, y una de 1,2 millones de toneladas por año en Regina, Saskatchewan. Sancionar directamente a Evraz pondría en peligro miles de puestos de trabajo y millones en ingresos, lo que, obviamente, no es lo mejor para las autoridades. Las propias operaciones de América del Norte albergan alrededor de 4.000 puestos de trabajo.

Ni trenes, ni puentes, ni oro. La guerra y las sanciones son crueles para la población, para el mundo y sus pobres, pero para algunos la guerra es un gran negocio, y hay lugares que no se bombardean, oligarcas que no se tocan y fabricas que no se sancionan.

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