Entre guerras. Inflación multicausal y pobreza
Por Arturo Laguado Duca*
Investigador y profesor del Área Estado y Políticas Públicas de la FLACSO Argentina
http://politicaspublicas.
Después de conocer los índices de inflación de febrero del 4,7% -para alimentos y bebidas llegó al 7,5- el gobierno decidió declarar la guerra contra la inflación. Sin cadena nacional, se anunciaron una serie de medidas tendientes frenar la escalada de precios. Se espera una suba aún mayor para marzo y, de continuar la tendencia, se registraría una inflación anual cercana al 54%, tocando cotas del 65% para alimentos y bebidas, lo que golpeará más fuerte a los sectores populares.
El prometido combate al incremento de precios se centrará en el control del costo de alimentos, bebidas y productos de limpieza en supermercados -junto a la promesa de retrotraer precios a los vigentes al 10 de marzo- acompañado por el incremento de dos puntos en los derechos de exportación del aceite y la harina de soja. Lo recaudado alimentará un fideicomiso que permitiría desvincular los precios que pagan los productores nacionales de los que se pautan en los mercados internacionales alterados por la guerra en Europa[1].
Sin duda, la guerra entre Rusia y Ucrania desencadenó un proceso inflacionario mundial -para la FAO se está produciendo una crisis alimentaria en todo el planeta debido al mayor suba del precio de los alimentos desde la crisis del petróleo de la década de 1970-, que golpea fuertemente a los países desarrollados[2] dado que ambos contendientes están entre los principales productores de alimentos del mundo y, la Federación Rusa, además, de energía. Por otro lado, es sabido que el encarecimiento de la energía impacta en todo el sistema de precios, no sólo por los costos de transporte, sino también porque la producción de fertilizantes conlleva su uso intensivo[3].
La inflación multicausal
Es ya un lugar común caracterizar a la inflación argentina como “multicausal”. A ella se refirió el presidente cuando la definió como un resultado de la debilidad del peso frente al dólar causada por la fuga de divisas habilitada por el gobierno de Cambiemos, de la contracción de la actividad productiva producida por la pandemia, sumado ahora a un fuerte componente de ‘inflación importada’ originada por el conflicto europeo.
Efectivamente, los expertos coinciden en que la guerra es la causante de la aceleración del proceso inflacionario actual, aunque, si bien no es sensato minimizar este fenómeno, tampoco hay que olvidar que, a diferencia de los países europeos, la Argentina es un productor de alimentos por lo que no se puede culpar a la escasez por el incremento de precios. Es más directo, en cambio, el impacto en el precio del combustible, donde la petrolera estatal incrementó el precio de las naftas y el gasoil en el marco de austeridad fiscal impuesto por los acuerdos con el FMI.
Pero la multicausalidad pasa a ser una afirmación vacía si no se contemplan todos los factores que influyen en el aumento de precios y no sólo aquellos que, en cierto sentido, se escapan a nuestra responsabilidad como la guerra en Europa. Y, entre estas múltiples causas, está también la búsqueda de una renta extraordinaria de los formadores de precios -los mismo que tuvieron inmensas ganancias durante la pandemia[4]– posible, sólo, por la poca capacidad de regulación del Estado argentino. A este fenómeno apunta el Secretario de Comercio Interior en su negociación con supermercados y empresas de alimentos para que retrotraigan precios -todavía con poco éxito- y renueven el plan de Precios Cuidados, ahora ampliado a 60 productos para los comercios de cercanía, sumando, además, un fondo de estabilización para hortalizas (papa, cebolla, tomate).
Por tanto, la multicausalidad es sólo una afirmación retórica a menos que el Estado actúe en consecuencia. Eso parece tenerlo en claro el secretario Feletti quien reconoce la existencia de una renta especulativa y la necesidad de regular precios durante toda la cadena de valor porque si no “la Mesa de Enlace va a decidir qué comemos y qué no comemos”, según su afirmación[5].
En concordancia con la intención de identificar todos los factores de la inflación –y atacar a los que están bajo su órbita- en conferencia de prensa el Secretario de Comercio Interior denunció la subida injustificada de precios de entre el 15 y 30% como respuesta a la declaración de guerra a la inflación que hizo el Presidente el 15 de marzo[6].
En última instancia, que la remarcación de precios sea por “inflación inercial, psicológica, apropiación de renta excedente o avaricia de los oligopolios” es claro que el incremento de los precios mayoristas durante el mes de febrero[7] –donde subieron más los precios nacionales que los importados- no es un resultado inevitablede la guerra entre Rusia y Ucrania, sino de la incapacidad de regulación del Estado. Y, como hace rato lo sabe la literatura especializada en desarrollo, las capacidades estatales dependen, en última instancia, de decisiones políticas.
Eso parece tenerlo claro Roberto Feletti que, en lugar de caer en el lugar común de romantizar “al campo” como la gallina de los huevos de oro –como hiciera el ministro de Agricultura- impuso sanciones a varias empresas por producir el desabastecimiento de harina. Si bien, la multa refiere a un episodio de 2015, sirvió como advertencia para la situación actual[8]. Igualmente, el Secretario amenazó con aplicar la ley de desabastecimiento y pidió subir los derechos de exportación del trigo, el maíz y el girasol con el objetivo de redistribuir la renta extraordinaria producida por la guerra.
En este conflicto previsible –que debería ser abordado por el un tanto fantasmagórico Consejo Económico y Social antes de que escale- salieron a replicar los principales proveedores –muchos de ellos nombrados por Feletti entre las empresas que rompieron el acuerdo de precios cuidados- avisando que tienen previsto aumentar un 8% todos los meses, según informa el diario Página 12. Y también, claro está, la oposición que rápidamente rechazó cualquier iniciativa que fortalezca la capacidad de intervención del Estado[9]. Entre tanto, los productores–que no serían afectados directamente por la medida- empujados por aquellos dirigentes alineados con Juntos por el cambio (JxC), amenazan con un tractorazo en Buenos Aires en mayo próximo para expresar su malestar[10]. A todo lo anterior se suman las usuales estratagemas judiciales.
Ciertamente los ganadores de la acumulación de crisis que vive el país –la generada por el endeudamiento irresponsable de la administración Macri, la pandemia y la guerra en Europa- y la derecha vernácula que los representa, tomaron en serio la metáfora de la guerra contra la inflación usada por Alberto Fernández. En rigor, lo que hacen es aplicar el enunciado postulado por Von Clausewitz hace 200 años: la guerra no es sino la continuación de la política.
No parece, sin embargo, que la misma claridad exista en el Poder Ejecutivo -exceptuando a un reducido grupo de funcionarios – quien todavía no ha articulado claramente un discurso que aclare al conjunto de la sociedad los antagonismos que están en juego –una guerra bien merece una cadena nacional- y se contenta con confiar en un “desinfle” de los precios en la medida que el mercado mundial se estabiliza ante la aparición de otros oferentes para los productos alimenticios –p.e. la India- y disminuya el precio del dólar gracias a la firma del acuerdo con el FMI: “Lo que tratamos de hacer es contar [lo que hacemos] y dar certezas”, dijo el Ministro Guzmán[11].
Si es cierto que se enfrenta la inflación como un fenómeno multicausal, las medidas deben trascender el ámbito microeconómico en el que se mueve la Secretaría de Comercio Interior –que ni siquiera tiene rango de ministerio, como señaló el mismo Feletti- para que todo el gabinete participe en ella, ocupando la primera línea la decisión política. En caso contrario, continuando con la metáfora bélica de Alberto Fernández, estaríamos yendo a la guerra bajo el mando de un oficial de segundo rango[12].
Pobreza
No todas las noticias económicas son malas para el gobierno. La actividad industrial crece de manera sostenida, las exportaciones también, la desocupación disminuyó –bajó de 11 a 7 puntos porcentuales-, hay superávit comercial y la presión sobre el dólar parece haber cesado[13]. Así mismo, según el informe del Indec, el segundo semestre del 2021 la pobreza habría descendido, mejorando sensiblemente respecto al 2020 y un punto respecto al 2019. Pero, igualmente, el costo de la canasta básica de alimentos entre los hogares pobres e indigentes llegó a triplicar el promedio nacional. Dado que la inflación actual ha sido particularmente severa en los productos alimenticios, es de esperar que la disminución de la pobreza se haya revertido[14].
En otras palabras, si bien la inflación es un flagelo para toda la economía, no existen dudas que golpea a los más pobres. Y, dado que el informe de pobreza del Indec es una foto de lo ocurrido durante el segundo semestre del año pasado, los indicadores sociales no reflejarían lo que estaría sucediendo en la actualidad. Lo que sí se presenta como una tendencia sostenida -ya advertida por varios analistas- es la consolidación de un fenómeno típico del subdesarrollo[15]:la existencia de trabajadores pobres, es decir, aquellos que no alcanzan a cubrir la canasta básica con su salario (informales y trabajadores estatales estarían entre los principales damnificados por esta situación).
En esa lógica, de la derrota electoral del oficialismo en 2021, cuando ya comenzaba la recuperación económica, se puede inferir que las tibias mejoras logradas el año pasado no llegaron a todos los sectores de la población o, más probablemente, que no se alcanzó a recuperar el deterioro salarial acumulado desde la crisis de 2017[16]. De hecho, a pesar de que durante el gobierno de Alberto Fernández el salario no continuó su caída, el análisis de los índices salariales de los trabajadores formalesmedidos por el Ripte, muestra que aún no hubo recuperación de la caída salarial producida durante el gobierno de Macri[17].
Esta situación nos pone otra vez frente a los ribetes políticos -o mejor, ante la necesidad de una lectura política del fenómeno inflacionario y de un liderazgo fuerte para enfrentarlo- de la guerra contra la inflación que, en rigor, debería tratarse de un plan antiinflacionario integral. Como ya se mencionó, el fenómeno tiene múltiples causas. Pero, no todos son damnificados de la misma manera. Siendo los sectores asalariados –formales e informales- los más golpeados, la política de recomposición de salarios pasa a ocupar un lugar fundamental. Y, esta sólo se lograría con paritarias al alza –donde el gobierno no actúe como facilitador entre las partes, sino tomando partido por los trabajadores- y evitando tentaciones monetaristas ya implícitas en las restricciones a la emisión pactada con el FMI.
Aunque sería injusto decir que el gobierno cree que el mercado solucionará la tendencia a que el aumento de salarios se traslade a precios, se torna indispensable una acción política que aplique fuertes medidas regulatorias respaldada por la convocatoria a los sectores populares a comprometerse en la guerra contra el incremento de precios. Se trata de recurrir al argumento político de última instancia de los gobiernos populares: la participación del pueblo. En esta lógica, claramente se debe enfrentar la inflación como un asunto político, no sólo de técnicos. El camino de la seducción al capital para reformas progresistas nunca ha sido viable en el país –si es que lo fue en alguno-. Por si quedaban dudas, la negativa de los empresarios a la sugerencia del gobierno de entregar un bono a los trabajadores mientras se discuten paritarias, explicita el panorama.
Escenarios
El plan antiinflacionario que se impone debería, en rigor, enfrentar escenarios de corto, mediano y largo plazo. Pensarlo debería ser una prioridad del Ministerio de Economía y la Secretaría de Asuntos Estratégicos. En el mediano plazo, es urgente trabajar en la desconcentración de la industria alimenticia. En ese marco el modelo de una Empresa Nacional de Alimentos que instituyó el gobierno boliviano es una experiencia que merece ser analizada en detalle[18].
Pero, en lo inmediato, es urgente reconstruir la unidad política del movimiento popular y, paralelamente, fortalecer la capacidad regulatoria del Estado. En caso contrario está el riesgo cierto de un retorno de la derecha en 2023, cuya agenda incluye, cada vez más explícitamente, la dolarización de la economía que, en la práctica, significaría una reducción aun mayor de salarios y la cristalización de los niveles de desigualdad que hoy caracterizan a la Argentina[19].
La reconstrucción de la unidad permitiría también, retomar la iniciativa política. Para lograrlo es necesario abandonar la mirada inocente de que las diferencias dentro del Frente de Todos se reducen a un problema de egos o enfrentamientos personales y asumir que hay diferencias importantes en la manera de pensar el proyecto popular democrático que encarna. En esta lógica algunos temas pasarían a ser centrales en la agenda del oficialismo para evitar una derrota electoral el año próximo:
-Institucionalizar una manera de funcionamiento del Frente de Todos que permita suturar las diferencias entre el sector con mayor caudal electoral del Frente y los funcionarios cercanos al presidente. Hasta el momento se ha mostrado que el llamado discrecional a consultas no ha sido un mecanismo virtuoso. Un ejemplo de la no conducencia de esta forma de acción fue la reunión con los líderes de la CGT y de los industriales excluyendo a la CTA y las PyMES, que terminó en el naufragio de la idea del gobierno de otorgar un bono a los asalariados del sector privado para paliar el aumento de precios mientras se discuten paritarias.
-Impulsar un plan de lucha integral contra la inflación con el doble objetivo de reconstruir los ingresos de los asalariados y la capacidad regulatoria del Estado. Esto implicaría una explícita voluntad de retomar la iniciativa política y el contrato electoral con los votantes del Frente de Todos. Y, también, tomar en serio la afirmación de que la inflación es un fenómeno multicausal sin caer en la tentación de ajustar por el gasto público lo que parece estar implícito en el compromisocon el FMI de limitar la emisión monetaria y en el hecho de que en las paritarias recientemente convocadas no se cite al sector público. Por otra parte, si bien la correlación de fuerzas en el Congreso de la Nación le restringe al oficialismo la introducción de modificaciones arancelarias, no sucede los mismo con la política de ingresos que es potestad el Poder Ejecutivo.
-Retomar la voluntad de cambios estructurales. El proyecto de ley contra la evasión presentado en el Senado de la Nación es un buen mecanismo para rediscutir quien paga la deuda contraída por el macrismo, pero también para poner en la discusión pública el uso social del excedente que produce la economía nacional. Según expuso Ricardo Aroskinden el Plenario del Senado[20], el monto de la evasión es mayor que el déficit fiscal.
Así mismo, el proyecto anti-evasión sería un paso importante para reconstruir la capacidad de regulación del Estado al tiempo que otorgaría al Frente de Todosuna épica política que se ha ido perdiendo desde que el gobierno dio marcha atrás con la expropiación de Vicentín.
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[1]https://www.baenegocios.com/economia/La-inflacion-de-marzo-estara-marcada-por-alimentos-educacion-nafta-y-servicios-publicos-20220326-0003.html, https://www.baenegocios.com/economia/La-inflacion-de-marzo-estara-marcada-por-alimentos-educacion-nafta-y-servicios-publicos-20220326-0003.html
[2] No sólo en EE.UU se tocaron índices inéditos cercanos al 7% anual, también en la Unión Europea existe una fuerte suba de precios: Bélgica 8,3%, Polonia 8,5%, Alemania 7,3% España 9,8%, Italia 5,9%, Bulgaria 10%, Rep Checa 11%, Rumania 9% anual. Sin embargo, ninguno de estos países es productor neto de alimentos. TheSpectatorIndex@spectatorindex, 30 de marzo de 2022
[3]https://www.pagina12.com.ar/411006-como-enfrentar-los-precios-de-guerra
[4]https://www.pagina12.com.ar/412719-como-juega-cada-sector-del-establishment-en-la-guerra-contra
[5]https://www.perfil.com/noticias/politica/en-plena-guerra-por-precios-se-conoce-pobreza.phtml
[6]https://www.youtube.com/watch?v=YwWDsL0XHfA&ab_channel=MinisteriodeDesarrolloProductivo
[7]https://www.lapoliticaonline.com/economia/la-inflacion-mayorista-de-febrero-cuestiona-a-alberto-subieron-mas-los-precios-internos-que-los-importados/
[8]https://www.ambito.com/economia/precios/escala-la-tension-alimenticias-sanciones-del-gobierno-cartelizacion-n5409979
[9]https://www.pagina12.com.ar/410792-el-pro-de-viaje-y-los-remarcadores-de-siempre
[10]https://www.pagina12.com.ar/412719-como-juega-cada-sector-del-establishment-en-la-guerra-contra
[11]https://www.pagina12.com.ar/412719-como-juega-cada-sector-del-establishment-en-la-guerra-contra
[12]https://www.youtube.com/watch?v=YwWDsL0XHfA&ab_channel=MinisteriodeDesarrolloProductivo
[13]https://www.eldestapeweb.com/politica/afip/nuevas-postales-de-la-lucha-de-clases-20224221160?fbclid=IwAR1nGfui4gQIBRynKkAUpQ-fMYU5oIXWZTiCum_4f9mHssYeAdlt5krEW-w
[14]https://www.baenegocios.com/columnistas/La-Canasta-Basica-Alimentaria-la-contracara-de-algunas-buenas-noticias-economicas-20220405-0091.html
[15]Véase por ejemplo a Claudio Scaletta, Artemio López o Mara Pedrazzoli, entre muchos otros. https://www.baenegocios.com/columnistas/La-Canasta-Basica-Alimentaria-la-contracara-de-algunas-buenas-noticias-economicas-20220405-0091.html, https://www.eldestapeweb.com/politica/afip/nuevas-postales-de-la-lucha-de-clases-20224221160?fbclid=IwAR1nGfui4gQIBRynKkAUpQ-fMYU5oIXWZTiCum_4f9mHssYeAdlt5krEW-w, https://ar.radiocut.fm/audiocut/artemio-lopez-sobre-cuestion-del-peronismo-economia-y-realineamiento-fuerzas/
[16] Artemio López atribuye este fenómeno a lo que llama “la ruptura del Frente de Todos por la base”, refiriéndose a los 4 millones de votos perdidos por esta agrupación en las elecciones de 2021, https://www.facebook.com/watch/?v=426776659249320&ref=sharing. Véase también, Scaletta, https://www.eldestapeweb.com/politica/afip/nuevas-postales-de-la-lucha-de-clases-20224221160?fbclid=IwAR1nGfui4gQIBRynKkAUpQ-fMYU5oIXWZTiCum_4f9mHssYeAdlt5krEW-w
[17]https://twitter.com/Lupo55/status/1509241136258371589?t=D-f_LlpycI1NmexkNb1VGw&s=08
[18]https://www.pagina12.com.ar/404267-el-modelo-boliviano-de-empresa-nacional-de-alimentos?s=08
[19] La propuesta de dolarizar, motorizada por los autodenominados libertarios está siendo retomada por varios dirigentes de JxC. En una economía donde hay escasez estructural de dólares, la dolarización sólo sería viable con una contracción de la economía y la reducción todavía mayor de los salarios reales.
[20]https://www.youtube.com/watch?v=BcxXwjSvLTI
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