10/10/2021

charly encarnó y sufrió y gozó todas las contradicciones que demuelen a un país como el nuestro

“Esta noche toca Charly”: un libro imprescindible


El periodista Roque Di Pietro lanzó el segundo tomo de la obra que publicó la editorial Gourmet Musical. Una reseña de Dani Mundo que lo leyó mientras seguía por internet las pistas que va arrojando el libro.






Por Dani Mundo

Muchas veces no soy yo

sino un personaje que me sale de adentro.

Charly García en charla con Luis Majul

El libro de Roque Di Pietro: Esta noche toca Charly. Un viaje por los recitales de Charly García. Tomo 2: Say No More (1994-2008), de la editorial Gourmet Musical, es otro cross mortal al ego y al narcisismo del lector, que se creía un fan de Charly García y no pasa de ser un aficionado que escucha una y otra vez siempre la misma musiquita. Ya me había ocurrido esto con el tomo 1, que cuando lo leí pensé que era imposible de continuar, por su densidad, su rigurosidad y su fanatismo (lo que venía era la previa a la época de Say No More y SNM propiamente dicho). Estaba equivocado.

El libro me provoca una alegría inmensa, inmensa, y a la vez una tristeza infinita. La tristeza nace de no haber estado en todos esos recitales que Di Pietro analiza en el libro. La alegría proviene de la reconstrucción minuciosa que hace Di Pietro, y de internet, que me permite pasarme noches y noches mirando recitales de Charly. Una fiesta que dura cientos de horas, y que disfruto más que estando ahí, porque puedo retroceder y volver a escuchar desde diferentes perspectivas. Se pierde la fiebre.

Los dos tomos de Di Pietro completan la obra de uno de los dos o tres genios más importantes de nuestro país, o mejor dicho: le dan a esa obra una dimensión que se perdía en postales subjetivas (yo estuve en tal o cual recital de Charly García y pasó esto o lo otro, etc.), o en registros periodísticos tendenciosos y generalmente con una pátina de crítica negativa. Los libros de Di Pietro organizan la obra completa de García, que no solo son sus canciones memorables, sus discos fundamentales y sus escándalos. La obra de Charly no puede ser pensada sin sus innumerables recitales, en los que García muchas veces despliega su obra, la mejora, la “arruina”, improvisa arreglos únicos, en fin, completa sus performances, que desde siempre pero principalmente desde mediados de los años 90 incluye también toda su vida —hay dos temas en los que Di Pietro no ahonda, la relación de Charly con las drogas y sus relaciones amorosas; me parece bien.

Por otro lado, pocos o nadie en nuestro país registró en video o en consola sus performances como lo hizo García, que lo había aprendido de sus ídolos del primer mundo. Charly no se grabó o filmó a sí mismo simplemente porque tenía “demasiado ego”, lo hizo porque esas grabaciones y filmaciones forman parte de su obra, y de algún modo él lo sabía. Charly García tiene una obra como no la tiene ningún otro artista en nuestro país. Es una obra a interpretar, en los dos o tres sentidos de esta palabra, el musical, el literario, el performático, el escandaloso.

Obviamente Charly García no necesitaba los libros de Di Pietro para ser considerado un genio y un clásico, lo que hacen estos libros es darle la densidad musical e intelectual que requiere esa figura —no es el primer libro que lo eleva a este nivel, pero los de Di Pietro lo hacen de una manera desaforada. La investigación y el trabajo de archivista que realiza Di Pietro es el de un fan.

Donde el sentido común ve caos y desorden, es posible que haya uno o más proyectos en marcha.

Di Pietro lleva a cabo una reconstrucción minuciosa casi día por día de la vida de García, tomando como núcleo originario sus recitales. Rastrea todos los registros grabados conocidos y para cada recital tiene un comentario, la novedad y los cambios que introduce, lo que canta, lo que improvisa, no solo como si él mismo hubiera estado ahí, sino como si estando ahí hubiera tomado nota de todo lo que pasaba arriba, atrás y debajo del escenario. Solo un fan obsesivo y de algún modo demente lograría esto. Pongo un ejemplo, de la página 335: “No hay Sarabande en Rosario, sino la Quinta Sinfonía presentada en el piano, como en 1996 … Tiene el vestido que usó en los Ópera de La hija de la lágrima, calzas rojas, gorro Piluso plateado, zapatillas blancas y antiparras. Es lo más parecido a un marciano que esta noche se puede ver en Rosario … en el tercer tema este concierto ya comienza a tomar un rumbo único con una versión deshilachada de “Canción para mi muerte”, con solo de guitarra que cita a Purple Rain … Charly toca “Necesito” (por primera vez desde la gira de Clics Modernos) … En la parte media instrumental el grupo se hunde. Ni Charly (a pesar de que propone algunos —y curiosos— acordes: ‘Fa sostenido menor’, ‘La’, ‘Si’) ni sus músicos logran modular a Re”. Todo el libro es así.

Siempre tengo la sensación de que no hay algo que pueda decirse de nuestro ídolo que no haya sido dicho por lo menos una vez. Sin embargo, en el libro de casi 700 páginas de Di Pietro el lector avanza de novedad en novedad, como si nunca hubiera escuchado nada de lo que está leyendo. Cómo no envidiar entonces a un tipo que encontró no una ni diez ni cien sino miles de anécdotas paradigmáticas, que además las narra en un estilo que atrapa al lector como lo haría el mejor best seller. Yo pensando que había alcanzado alguna felicidad investigando el porno cuando Di Pietro estaba trabajando en este aporte fundamental a la obra de Charly. Lo repito: este libro no solo es "sobre" Charly, también es "de" Charly, ya que sistematiza una parte importante de su obra: sus recitales.


Miro extasiado los videos. Pasan las horas. Pasan los días. Lo más importante es que el relato de Di Pietro va consolidando mi propio panteón, en el que Charly es el único dios. El único personaje contemporáneo al que le justifico hasta lo injustificable, pues ¿quién soy yo para condenar o minusvalorar lo que hace un genio, nuestro genio? ¿Cómo despreciar lo que no entendés? ¿Por qué hacerlo? Son preguntas difíciles de sostener en una sociedad que se acostumbró a dividir en buenos vs malos, negros y blancos, lo que no me gusta y lo que me gusta, ellos y nosotros, que no tenemos nada que ver con ellos. Hay un mérito innegable en esa escritura.

La lectura de este libro, entonces, no solo es obligatoria para todos y todas los que somos fans de Charly, es de lectura obligatoria principalmente para todos y todas los/as que dejaron de escucharlo por los motivos que sean, pues les va a hacer revisar esa posición, en el fondo conservadora. Lo que “no nos gusta” exige revisión obligatoria, porque finalmente nada puede no-gustarnos, menos cuando se trata del posiblemente genio más importante de la Argentina moderna.

Todos conocemos los escándalos de García propagados por la prensa, y también muchos conocemos cómo Charly se aprovechó de los medios casi desde la primera hora, pues él comprendió como nadie que una estrella de rock —y él es la primera y tal vez la única estrella de rock de nuestro país dependiente y atrasado culturalmente— se alimenta tanto de su genialidad como de los escándalos.

La reconstrucción que lleva a cabo Di Pietro de estas “noticias” nos enseña la persecución mediática que sufrió nuestra estrella, al tiempo que denuncia la falta de conocimiento musical de esta prensa ávida de tormentas y calamidades. Charly nunca renunció a sus ideales. Alguien una vez más tenía que dejar en claro esto. Charly García fue el chivo expiatorio de nuestra sociedad, fogoneado por la prensa, que se empeñó en mostrarlo como un decadente que había perdido su hora. Di Pietro exhibe el error fatal que anida en este tipo de apreciaciones.

Los libros de Di Pietro son la biografía más completa que podamos imaginar de un músico, pues convierte esos actos efímeros que se consumen en su misma presentación (los recitales, tanto los grandes recitales como esas improvisaciones caprichosas en lugares pequeños que Charly a veces montaba con minutos de antelación), en piezas fundamentales de una obra multifacética como la de Charly García. Una obra artística que está a la altura de las más grandes estrellas globales del rock. Pero no por nada Mick Jagger es inglés. Y Charly, en cambio, de acá. Como sabemos desde hace mucho tiempo, Charly encarnó y sufrió y gozó todas las contradicciones que demuelen a un país como el nuestro. Di Pietro les da un marco de comprensión.

“Lo que ellos veían como producto de las drogas era producto de una sensación que se usa mucho en las películas que se llama amor”. (Charly García en charla con Daniel Riera).

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