1/09/2021

hace 45 años que no se da

Sobre Los Chikos del Maíz

Por: Oti 

Esto es película repetida. Durante la presidencia de NK y la primera parte de la de CFK discutí en la blogósfera con los intelectuales agrarios y diversos economistas de distintas vertientes ideológicas que existía un problema de largo plazo (los últimos 45 años aprox.) que nadie quería ver en su verdadera y cruda dimensión. Este problema era y sigue siendo que la producción, medida en volúmenes físicos, destinada al mercado interno caía en términos per cápita y por flia., mientras que la producción, medida de la misma forma, destinada al exterior crecía enormemente. Y este hecho quedaba enmascarado por diversas circunstancias e intereses involucrados. 

En aquel tiempo ejemplificaba con lo que había ocurrido con el aumento del precio de la carne en 2005 lo que motivó la introducción de cupos de exportación en 2006. Después de la devaluación de 2002 la producción de tn. de res con hueso empezó a aumentar pero las exportaciones aumentaron muchísimo más, llegando a duplicarse el porcentaje exportado en relación a la producción total (si mal no me acuerdo pasó del 12 % al 25%). Al mismo tiempo que se empezaba a recuperar tímidamente la demanda interna (luego del crack convertible y la salida devaluatoria que aumentaron la desocupación y la caída del salario real, respectivamente) tiraba más fuerte la demanda externa ocasionando aumentos desmedidos en el precio de la carne. 

Esto pasó en muchísimos rubros de la alimentación, no solo la carne. Recuerdo que, pese a la contundencia de los números que expuse en diversos debates, casi nadie aceptó ese diagnóstico, ni los agrarios ni los economistas ortodoxos ni heterodoxos. Este es el problema de fondo. En la economía argentina, sobre todo en el rubro alimentos, se pueden dar las siguientes variantes, que son todas malas:

1) Puede caer la producción, pero las exportaciones se mantienen constantes, lo que significa la reducción del saldo para el mercado interno. Consecuencia: aumento de precios. 
2) Puede caer la producción, mientras las exportaciones caen menos que proporcionalmente. Misma consecuencia anterior. 
3) Puede caer la producción, pero las exportaciones suben. Las consecuencias son peores que en los dos casos precedentes. 
4) Puede subir la producción, pero las exportaciones lo hacen más que proporcionalmente, por lo que los saldos internos igual disminuyen, con obvias consecuencias sobre los precios. 

Todas estas variantes son todas perversas, pero se toleran porque tienen como contrapartida el ingreso de divisas. Es como la sarna con gusto, que no pica, dice el dicho. Algún día hay que ponerle remedio y salir de este círculo perverso. Pero nadie se anima porque hay que prescindir de la divisa lo más que se pueda. CFK hacia el final de su mandato, señaló lúcidamente que Argentina tenía que prepararse para sustituir demanda exterior por interior. 

Esto era de enorme importancia, pero cayó en saco roto. Lo que hay que lograr es que la producción crezca y sea absorbida crecientemente por el mercado interno, en cantidad más que proporcional al crecimiento de las exportaciones. Pero esto nunca se da. Hace 45 años que no se da. Saludos.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Debería el gobierno convenir con los productores de carnes y granos garantizar la totalidad del mercado interno (que no es grande). Y permitir la libre exportación del resto, sin retenciones ni medidas burocráticas.

Anónimo dijo...

Ese problema es solo resultado del problema real de Argentina, que es su economía de exportación de recursos.

La única salida para Argentina es hoy, como en el 43', la industrialización.

Ningún país europeo tiene la posibilidad de hacer lo que Argentina puede hacer si genera valor agregado.

Argentina es la utopía China, la verdadera tierra de la libertad yanki, la panacea.

Y por eso no van a dejar que tengamos industria jamás.

oti dijo...

Gracias Artemio por hacerte eco de esto.

Este es un tema muy pero muy importante, generalmente mal planteado, lo que contribuye a su enmascaramiento.

Pero si se indaga un poco, los nros. son muy claros. El único índice de volúmenes físicos que sube per cápita en forma bastante consistente en casi los últimos 50 años es el que corresponde a las exportaciones.

Permea una suerte de "vicio" de enfoque que consiste en creer que es mejor para el sector productivo y el país todo dejar que funcione el incentivo de las exportaciones porque la rentabilidad es mayor y que, si dejamos hacer eso, finalmente el "derrame" beneficiará a todos.

Pero lo que en realidad ocurre es que se generan multiplicadores muy acotados en los sectores de exportación que tienden a reproducir el negocio de producir para exportar. Sería el sector "globalizado" (exportación de commodities, energía, etc.). Pero de ese sector sólo puede vivir cómodamente el 30% de la población Argentina, como mucho unas 15 millones de personas. De las otras 30 millones, 15 millones son sectores medios que viven más o menos ajustados y otros 15 millones son pobres. Manolo Barge hablaba a veces de los 3 tercios.

Lo que deberíamos lograr es una economía para estos últimos 2 tercios, sin hacer que el tercio de los sectores medios se perjudique y siga ajustado por favorecer y priorizar al tercio más pobre.

Pero si hacemos eso, el primer tercio de los "globalizados" es el que te va a tirar a matar, porque, en tal caso, no van a poder seguir haciendo lo que siempre hacen: llevarse los ahorros al exterior, reproducir la especulación financiera, etc., etc.

Por eso se necesita desde la política una conducción que logre articular a los 2 tercios restantes y que eso se plasme política y electoralmente en no menos del 60% de los votos. Y todo eso hay que aglutinarlo tras un proyecto mercadointernista muy fuerte, duro, que arrastre a nuevos y jóvenes empresarios que vean, ante un escenario así, que el mercado interno es una oportunidad rentable. Obvio que el Estado tiene que jugar un papel muy importante en esto, sobre todo como impulsor, dar el punta pie inicial para marcar el camino a los demás agentes económicos.

Muchos peronistas se sorprenderán, pero este era el pensamiento de JDP. Él hablaba de prescindir del dólar y no llenarse de “dólares que nacen del hambre del pueblo”.

Entre 2001 y 2005 la producción de tn. de res con hueso aumentó 25% y las exportaciones lo hicieron en un 525% (lo que condujo a implantar los cupos de exportación en 2006).

En un proyecto mercadointernista de verdad sería al revés y el problema de la falta de proteína animal que afecta a gran parte de la población empobrecida se resolvería.