1/08/2021

los chikos del maíz


El paro agropecuario y el problema de la inflación 

Artemio López

Director Consultora Equis.

El paro es una respuesta a la suspensión por 60 días a las exportaciones de maíz. La medida gubernamental es absolutamente lógica, porque sino se aplicara la canasta básica aumentaría por lo menos 15 puntos más de estos 42% que está aumentando en el año. 

Argentina, lo hemos dicho ya varias veces en estas columnas, tiene claramente un problema de descalce entre el ingreso familiar y el precio de la inflación general y en particular alimentos y bebidas. De hecho, los sueldos han evolucionado anualmente en torno al 32 por ciento, las jubilaciones y pensiones van a haber aumentado en marzo 35,5 por ciento, pero se prevé una inflación anual de 42 puntos en alimentos y bebidas. En este contexto, de tanto desfasaje, se produce el paro agropecuario como respuesta a la suspensión por 60 días a las exportaciones de maíz. Es absolutamente lógica la medida del gobierno. 

Imaginemos que Argentina consume lo que exporta el maíz es fundamental para el alimento de porcinos o el alimento de ovinos, el huevos, de pollos etc. O sea alimentos esenciales en la canasta básica de los argentinos están vinculados al precio del maíz. ¿Qué ha pasado con el precio a nivel internacional? Ha aumentado más del 100 por ciento entre junio y diciembre. Pasó de 9 mil pesos la tonelada a 19 mil. Si ese aumento notable se trasladara al precio doméstico sin ningún desfasaje, sin ningún mecanismo de regulación la canasta aumentaría por lo menos 15 puntos más de estos 42 por ciento que está aumentando en el año. 

Sería imposible de acceder para la mayoría de las familias argentinas, en especial en un país que tiene hoy 47 puntos de pobreza por ingresos. Por lo tanto, la medida del Gobierno de suspender las exportaciones de maíz y tratar de buscar mecanismos regulatorios para que el precio internacional no impacte en el mercado doméstico de manera plena es de una racionalidad de hierro, absolutamente indiscutible. Y cualquier gobierno que tenga responsabilidad en modelar el precio de los alimentos domésticos debería tomarla. 

En este sentido, no se entiende la reacción de los sectores vinculados a los exportadores de granos, porque no es que el gobierno impidió la venta de granos, la pueden vender en el mercado doméstico. Simplemente suspendió por 60 días la exportación para tratar de buscar un mecanismo regulatorio que no prenda fuego el precio de los alimentos en Argentina. 

Esto da que pensar que en realidad es un paro político y está más vinculado a los intereses opositores, que a la cuestión empresaria estricta y al marco de racionalidad que tiene que existir en el diálogo entre el gobierno y un sector, en este caso los exportadores de granos. Me parece que en este sentido, la Mesa de Enlace está actuando más como pata política de Cambiemos que como una entidad representante de intereses sectoriales. El tiempo dirá quién tiene razón en esto. Pero Argentina, de hecho, no puede tolerar un aumento de la canasta básica alimentaria como la que implicaría trasladar plenamente el precio internacional del maiz al mercado doméstico. 

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1 comentario:

oti dijo...

Artemio, esto es película repetida.

Durante la presidencia de NK y la primera parte de la de CFK discutí en la blogósfera con los intelectuales agrarios y diversos economistas de distintas vertientes ideológicas que existía un problema de largo plazo (los últimos 45 años aprox.) que nadie quería ver en su verdadera y cruda dimensión.

Este problema era y sigue siendo que la producción, medida en volúmenes físicos, destinada al mercado interno caía en términos per cápita y por flia., mientras que la producción, medida de la misma forma, destinada al exterior crecía enormemente. Y este hecho quedaba enmascarado por diversas circunstancias e intereses involucrados.

En aquel tiempo ejemplificaba con lo que había ocurrido con el aumento del precio de la carne en 2005 lo que motivó la introducción de cupos de exportación en 2006.

Después de la devaluación de 2002 la producción de tn. de res con hueso empezó a aumentar pero las exportaciones aumentaron muchísimo más, llegando a duplicarse el porcentaje exportado en relación a la producción total (si mal no me acuerdo pasó del 12 % al 25%). Al mismo tiempo que se empezaba a recuperar tímidamente la demanda interna (luego del crack convertible y la salida devaluatoria que aumentaron la desocupación y la caída del salario real, respectivamente) tiraba más fuerte la demanda externa ocasionando aumentos desmedidos en el precio de la carne. Esto pasó en muchísimos rubros de la alimentación, no solo la carne.

Recuerdo que, pese a la contundencia de los números que expuse en diversos debates, casi nadie aceptó ese diagnóstico, ni los agrarios ni los economistas ortodoxos ni heterodoxos.

Este es el problema de fondo. En la economía argentina, sobre todo en el rubro alimentos, se pueden dar las siguientes variantes, que son todas malas:

1) Puede caer la producción, pero las exportaciones se mantienen constantes, lo que significa la reducción del saldo para el mercado interno. Consecuencia: aumento de precios.

2) Puede caer la producción, mientras las exportaciones caen menos que proporcionalmente. Misma consecuencia anterior.

3) Puede caer la producción, pero las exportaciones suben. Las consecuencias son peores que en los dos casos precedentes.

4) Puede subir la producción, pero las exportaciones lo hacen más que proporcionalmente, por lo que los saldos internos igual disminuyen, con obvias consecuencias sobre los precios.

Todas estas variantes son todas perversas, pero se toleran porque tienen como contrapartida el ingreso de divisas. Es como la sarna con gusto, que no pica, dice el dicho.

Algún día hay que ponerle remedio y salir de este círculo perverso. Pero nadie se anima porque hay que prescindir de la divisa lo más que se pueda. CFK hacia el final de su mandato, señaló lúcidamente que Argentina tenía que prepararse para sustituir demanda exterior por interior. Esto era de enorme importancia, pero cayó en saco roto.

Lo que hay que lograr es que la producción crezca y sea absorbida crecientemente por el mercado interno, en cantidad más que proporcional al crecimiento de las exportaciones. Pero esto nunca se da.

Hace 45 años que no se da.

Saludos.