5/26/2020

hacinamiento o desgobierno?



Lo intentó disimular, pero lo que anunció Horacio Rodríguez Larreta fue la marcha atrás que no tenía previsto hacer la semana pasada. El jefe de Gobierno dio una conferencia de prensa donde indicó que volverá a restringir los comercios no esenciales en zonas donde se junta mucha población, como el microcentro, Once o Constitución, que el transporte público será solo para trabajadores esenciales y habrá que tramitar nuevos permisos, que se cerrarán once estaciones de trenes y que se reforzarán los controles en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires. La marcha atrás se dio por una combinación de presiones del Gobierno bonaerense y de discusiones dentro del propio gabinete de Larreta. En cambio, sí continuará las salidas recreativas con niñas y niños. Además, Larreta anunció un nuevo centro de aislamiento con 700 camas, nada menos que el Complejo Costa Salguero.
Tras los anuncios que compartió con el gobernador Axel Kicillof y con el presidente Alberto Fernández, el domingo por la mañana Larreta se ocupó de dar los detalles de cómo seguirá la nueva fase del aislamiento social obligatorio en la Ciudad de Buenos Aires. La marcha atrás tuvo tres factores:

*El primero fueron las idas y vueltas con el Gobierno bonaerense, que cuestionó a través de distintos funcionarios que la Ciudad estuviera reabriendo comercios cuando se acerca el pico de contagios. Estas críticas, que no fueron respondidas desde la gestión PRO, terminaron en los encuentros de Kicillof, Fernández y Larreta de la semana pasada, donde negociaron las restricciones. Según cuentan, Kicillof fue muy insistente en la marcha atrás, mientras que Fernández jugó el papel de árbitro. Conciliador, luego de que Larreta cediera, Kicillof dijo el domingo en declaraciones radiales: "La semana pasada me quisieron hacer pelear con Larreta y ahora con Vidal, no tengo tiempo para eso. No busqué polemizar porque eso ya lo debatimos en la campaña”.

*A estas tensiones, se sumó la discusión en el Gabinete porteño . Se lo puede dividir en dos grandes grupos: los que plantean que hay que comenzar a reactivar la economía y los que insisten con una restricción sanitaria. Los primeros tienen entre ellos al ministro de Hacienda, Martín Mura, quien le señaló a Larreta la caída en la recaudación porteña que venían sufriendo. Por afuera, también mete presión la línea liberal que encabeza el expresidente Mauricio Macri, que cada tanto esboza sus críticas a que siga la cuarentena de la forma en la que está planteada desde el Gobierno nacional. El otro grupo, dentro del Gabinete, tiene como cabeza visible al ministro de Salud, Fernán Quirós. Ni a él, ni a sus funcionarios les cayeron bien los anuncios de reaperturas de negocios no esenciales y las salidas recreativas, que fueron una victoria del sector más preocupado por lo económico. Se podría decir que, de la misma manera, Quirós se anota un poroto con esta macha atrás parcial.

¿Pesó más la pelea externa o la discusión interna? "Fue un poco de todo", dicen en el Gabinete porteño, donde también remarcan el peso de los datos. El mismo domingo de la conferencia de prensa el parte indicaba 6146 casos en la Ciudad, con 2313 en barrios vulnerables. La situación en las villas sigue siendo una de las principales falencias que el jefe de Gobierno buscó contener desde lo político, al recibir a los representantes de La Poderosa, y con anuncio de medidas, como mayores test y 50 puestos de controles febriles. Desde el Ministerio de Seguridad porteño, desmintieron que estén pensando impedir la entrada y salida a la 31.

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