5/17/2020

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HORA DE DEFINICIONES

El control de nueve grandes bancos y la fiscalización de 14 puertos de la Hidrovía es la clave


POR HORACIO ROVELLI

WIlliam Kentridge

“Esto yo ya lo viví en 2003. Los acreedores tienen cómo molestar en la economía interna y, lamentablemente, estas cosas pasan», enfatizó el Presidente Alberto Fernández en medio de la dura negociación de deuda, al sostener que los acreedores «tienen cómo hacerlo y tienen gente en la Argentina que se pone al servicio de ellos. Es un tema que me preocupa y estamos viendo cómo resolverlo. No hay argumento lógico para que esto pase».

Tienen gente en la Argentina dice el Presidente y es verdad, desde lo ideológico, político y cultural y por razones financieras están los que masivamente juegan al dólar, pero el gobierno contraatacó fuerte el jueves 14 de mayo, al publicar el BCRA un informe denominado “Mercado de cambios deuda y formación de activos externos 2015-2019”, donde afirma que el acrecentamiento de la deuda externa argentina en el período fue de 100.000 millones de dólares, de los cuales se fugaron 86.200 millones. En el desgobierno de Cambiemos aumentaron la deuda en 100.000 millones y el 86% de la misma no se invirtió en el país y se convirtió en activos financieros de privilegiados residentes argentinos en el exterior.

Es más, los 10 mayores compradores (personas físicas y jurídicas) adquirieron 7.945 millones de dólares entre diciembre de 2015 y octubre de 2019. Los 50 mayores compradores (incluidos los primeros 10):19.153 millones de dólares y los 100 mayores 24.679 millones de dólares . Obviamente, las autoridades saben nombre y apellido y/o razón social, domicilio, actividad, etc. etc. de quienes son, uno por uno, para llamarlos y decirles, ustedes declaran que ganan tanto y, como puede ser que fuguen en menos de cuatro años 86.200 millones de dólares, una cuarta parte del PIB anual argentino.

Sin tener esos datos, que si tiene el gobierno nacional, es justo suponer que entre los primero 100 fugadores están los dueños de los grandes bancos privados nacionales y de las grandes empresas que operan en el país. Decimos esto con el fundado razonamiento de que es imprescindible la participación de los grandes bancos del sistema financiero local en la fuga de capitales de la Argentina, tal lo demuestra en sus declaraciones ante la justicia argentina del ex funcionario del banco JP Morgan, Hernán Arbizu, como en la presentación de la AFIP de las cuentas de residentes argentinos no declaradas en el Banco HSBC de Ginebra, más la información provista por el BCRA sobre las compras de divisas en los años 2008 y 2009, el listado de compradores de divisas en 2011 y los Papeles de Panamá, de Bahamas y de otras guaridas fiscales, y los más de 2.600 millones de dólares no declarados por 950 argentinos en bancos de la OCDE (organización de 37 países desarrollados) que recibió la AFIP de Alberto Remigio Abad, actual Director del Banco Santander-Río, que archivó la denuncia. El tributarista Jorge Gaggero solicitó que sea investigada toda la causa y así lo presentó el Fiscal Federal Federico Delgado en la semana transcurrida. En todos estos casos, apenas un puñado de firmas es responsable de buena parte de la compra de divisas y de los capitales fugados. Algunos grupos económicos que operan en el país como Clarín, Ledesma y Techint, entre otros, se repiten constantemente a través de dichas firmas, pero además por la presencia de sus principales directivos y accionistas.

Si ese es el marco, podemos entender porque se genera una nueva corrida cambiaria que hace que en plena cuarentena, donde estamos mayoritariamente recluidos los habitantes, el dólar paralelo dicen que vale (siempre tipo de cambio vendedor) $ 138, cuando el 20 de marzo 2020 decían que valía $ 85. O que el dólar CCL (contado con liqui) el viernes 15 de mayo cerró a $ 121 cuando el dólar PAIS cotiza a $ 91 y el oficial a $ 70, siendo la brecha del 33% y 72,8% respectivamente.

Esa disparada del precio del dólar que perjudica a la mayoría de la población que percibe ingresos fijos en moneda nacional, se genera por:

  • Restructuración de la deuda– Entre los acreedores privados de los 21 títulos que están en moneda y en jurisdicción extranjera, por 66.238 millones de dólares en total, los grandes Fondos de Cobertura (Blackrock, Fidelity, Vanguard, Pimco, Gramercy, Ashmore y Franklin Templeton, etc.) ya tienen un porcentaje de los mismos que anula la cláusula de acción colectiva (25 o 33% depende del bono) para exigir el pago en las condiciones originales, no aceptan la propuesta argentina y, como tantas veces pasó otrora, utilizan los grandes medios que también seguramente tienen parte de los dólares que fugaron en esos fondos que se los administran, con el amor a la patria que los caracteriza. La propuesta Argentina es lógica y razonable, tres años de gracia, una quita de capital del 5,4% y cambiar los intereses por una tasa del 0,5% en el primer año de pago (mayo de 2023) y, después, ir aumentándola al 0,5% anual hasta ser de un promedio del 2,33% para toda la vida del nuevo bono, cuando ellos mayoritariamente no le prestaron a la argentina y compraron esos títulos al 30 o 35% de su valor, que significa una tasa real en torno al 7% anual en dólares (El rendimiento efectivo no es sobre la lámina de 100 dólares, que es su valor nominal, sino sobre 30 o 35 dólares que es el valor al que adquirieron esos títulos).
  • Subfacturación y retención de exportaciones- La Bolsa de Rosario informa que las exportaciones de trigo en el primer trimestre de 2020 habían superado en un 40% a igual período del año anterior (6,16 millones de toneladas versus 4,42 millones) y que el pedido de compras hasta ahora y para todo el año 2020 es de 14,7 millones de toneladas (superior en un 40% a la del año pasado). Por lo tanto, no es creíble que CIARA – CEC (Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y Centro de Exportadores de Cereales) reporten que comparado el primer cuatrimestre 2020 con el del 2019 el ingreso en divisas es un 17,8 % inferior. Ellos dicen que en los primeros cuatro meses de 2020 ingresaron 5.017,5 millones de dólares y en igual lapso del año pasado 6.104,4 millones de dólares, cuando el peso oficial se devaluó en promedio un 65% entre ambas fechas, de $ 42,5 a $ 70.- y se infiere que semejante depreciación es un estímulo a exportar. En la zona núcleo, la cosecha de soja aún no concluyó, la mayor parte se cosecha entre abril y mayo, en ese marco el BCRA mediante la Comunicación “A” 7018 estableció que a partir del lunes 18 de mayo las Pymes agrícolas que quieran acceder a los créditos a tasa subsidiada del 24% –ofrecidos por el BCRA– deberán tener en acopio no más de un 5% de su “capacidad de cosecha anual” de “trigo y/o soja (2019/20), medida que en realidad no va a desandar el camino especulativo pero va “marcando la cancha”. Los principales puertos exportadores de granos y de aceite están sobre la Hidrovía del Paraná, son 18 (dieciocho) puertos, de los cuales 14 (catorce) son concesiones privadas a Cargill, COFCO-Agri, Aceitera General Deheza, Bunge Ceval, Vincentín, Louis Dreyfus, Glencore y ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas) y, dada la situación, más que justifica una fuerte fiscalización.
  • El sistema financiero- Los nueve mayores bancos privados realizan la mayor parte de las operaciones de comercio exterior y a la vez, son los principales vehículos para que sus clientes cambien depósitos en pesos por contado con liqui (CCL) o dólar bolsa (dólar MEP), razones por los que también se requiere un fuerte control de dichas operatorias. Paralelamente, la nueva conducción del BCRA les otorgó a los bancos capacidad prestable por $ 460.000 millones, de los cuales unos $ 120.000 millones prestaron al 24%, supuestamente para hacer frente a la pandemia y a la merma del trabajo y la producción. Habría que rastrear entre quienes recibieron ese monto, si una parte no fue a comprar dólares vía CCL o MEP (en que el precio del dólar implícito creció en dos meses en un 62%). Y, finalmente, con los $ 340.000 millones restantes que tienen de capacidad prestable y no prestan ¿que hacen?
  • El pago de impuestos a las ganancias y bienes personales-En los meses de abril a junio de cada año deben abonar el impuesto a las ganancias del año pasado (los mayores bancos ganaron fortunas, con una tasa de rentabilidad promedio del 70%), y lo mismo pasa con las grandes empresas, Tenaris y Ternium de Techint, Ledesma y el multimedio Clarín y otras. Igual con respecto al gravamen a los Bienes Personales (Patrimonio de los contribuyentes) del año 2019 que deben pagar ahora, se trata de ganancias y patrimonio antes de la pandemia, que permitiría financiar al fisco y a la vez restaría fondos que van a comprar dólares y fugarlos del sistema económico nacional.
  • Devaluación de Brasil y demás países de la región- El dólar en Brasil se pactaba a 5,96 reales al viernes 15 de mayo de 2020, con un incremento del 48,3% desde los 4,02 reales del cierre de 2019. Pese a ello, la venta de granos, harina, aceite y carne de este año 2020, sumada al freno en el nivel de actividad (y por consiguiente menos importaciones), más el período de gracia de suspensión del pago de los servicios de la deuda externa, en conjunto, implica un fuerte superávit comercial para este año, siempre y cuando se controlen las operaciones de comercio exterior y la operatoria de los grandes bancos del país.

En síntesis

La tarea de la Administración Nacional es ardua, pero posible, se trata de controlar exhaustivamente a nueve grandes bancos, su operatoria (esencialmente las operaciones con el exterior y las que posibilitan la compra de acciones y/o títulos en pesos para venderlos en divisas), a sus dueños y ceos, por un lado y, por el otro, fiscalizar los 14 puertos concesionados de la Hidrovía del Paraná, con eso se limita la fuga de capitales y se asegura que no aumenten más el precio de los alimentos, del alcohol, etc., para que la demanda externa sea para bien de todos y no en beneficio de una minoría rentística y parasitaria como siempre ha sido. Hoy el Presidente de la República tiene los nombres y apellidos de los que se beneficiaron con el endeudamiento macrista que pagamos todos los demás. Ya sabe fehacientemente con quienes está lidiando, donde había dudas hay certeza, no le van a volver a decir a su ministro que no sabe con quién se está metiendo. En la mesa del juego, conocer las cartas del rival no es poco.

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