5/22/2019

el tío alberto en el día de la bicicleta (cambió la luz y el pedaleó)



POLITIZACIÓN Y CULTURA POLÍTICA. APUNTES PARA LA MILITANCIA

LA DECISIÓN DE CRISTINA

Mundo exterior 
y mundo interior 
fueron lo mismo 
por el sendero 
que recorrió

Bravo por el tío
por el tío Alberto
si ves en el Fondo
vos ves el Fondo
gracias a él

Se descuidó 
Su conciencia vibró 
Venció a la muerte
 la "pequeña muerte"
que descubrió 

Agonizó 
y renació 
Ninguna palabra 
logró abarcar 
lo que lo invadió

No estaba seguro 
de entender qué oía
ni lo que veía 
podía creer 
que fuera verdad

Luego quiso saber 
por qué Dios calla así 
silencio ante el dolor
que nos da 
no entender la oscuridad



Por Nicolás Vilela *

La decisión de Cristina de integrar como candidata a vicepresidenta una fórmula con Alberto Fernández, más allá de lo electoral, abre un nuevo tiempo político. Prepararse para afrontarlo significa comprender a fondo tanto esa resolución como las condiciones que la hicieron posible. Primero que nada: si Cristina puede tomar esta decisión es porque goza de libertad y mucho poder, dos cosas que la diferencian de lo que ocurrió con otros ex presidentes de gobiernos populares en América Latina, presos como Lula o exiliados como Correa. Y la libertad y el poder son una conquista de la militancia, que sostuvo la llama del kirchnerismo en estos oscuros años neoliberales, cuando la regla era la autocrítica seguida de defección.

¿Cuál fue la gran discusión en estos años dentro del peronismo? El liderazgo de Cristina. La militancia decía que tenía que conducir para garantizar una oposición frontal y competitiva; el sector “dialoguista” decía que no, porque había que “darle tiempo” a Macri (es notable el eco tenebroso de estas palabras hoy) y porque la época de Cristina había terminado, motivo por el cual había que abrirse a nuevos liderazgos. Hay que decir que, “sinceramente”, la militancia tuvo razón. Cristina conduce. De manera soberana, inesperada, tomó la decisión de poner a Alberto a la cabeza de la fórmula. Nadie lo previó. Ningún sector del peronismo ni del establishment fue a pedírselo: ni siquiera se lo imaginaban. Así que el celebrado “triunfo de la moderación” es un nuevo error de lectura de los analistas políticos. Si ahora Cristina tuvo margen para elegir a Alberto, es porque no fuimos una oposición moderada y porque nuestra línea política conservó los votos y la representación de una parte importante de la sociedad.

Esta es la secuencia que hay que subrayar: Alberto es candidato por decisión de Cristina, y Cristina tiene poder de decisión porque la militancia ganó el debate interno sobre el liderazgo. El condicionamiento de la decisión de Cristina, entonces, no procede de la discusión interna del peronismo sino de la coyuntura económica actual y venidera. El gobierno de Macri deja una deuda externa del 100% del PBI con un Fondo Monetario que no renegocia y una deuda interna salvaje con tarifas dolarizadas, pobreza mayor al 40% y desempleo del 12%. 

Resultado de imagen para el tío alberto en el día de la bicicletaEl próximo gobierno tiene que garantizarse una coalición amplia para poder enfrentar tamaño desastre y sujeción extranjera. Pero el quid de la cuestión es éste: la convocatoria para esa coalición no está destinada únicamente a la dirigencia política sino, y sobre todo, a la sociedad en su conjunto En su libro Sinceramente, Cristina menciona una y otra vez la necesidad de que la sociedad se haga cargo de su propio destino, transformando la bronca y la queja en participación política. El nuevo contrato social no propone un acuerdo de cúpulas sino una “ciudadanía responsable”, que se meta de lleno en la discusión pública. Podríamos traducirlo así: la soberanía nacional requiere “soberanía personal”, es decir, hacernos responsables de nuestros propios sueños y decisiones.

Vamos yendo al grano. La decisión de Cristina no es un triunfo de los operadores políticos sobre los militantes ni de la intriga palaciega sobre la organización popular. Es exactamente lo contrario. La militancia involucra asumir la mayoría de edad, hacerse cargo de la vida poniendo el cuerpo y no delegar/demandar a otro la solución de los problemas. En ese sentido, la reivindicación kirchnerista de la militancia juvenil, la construcción del empoderamiento silvestre y la noción de “ciudadanía responsable” sostienen la misma divisa: la militancia vence al tiempo.

Si lo anterior es cierto, lo que viene en Argentina distará mucho de ser esa ciudadela socialdemócrata de baja intensidad que imaginan los analistas políticos. La candidatura de Alberto tiene mucho que ver con la terrible dificultad del escenario económico y geopolítico a partir de 2020 y muy poco que ver con las columnas de José Natanson. 

Después del 10 de diciembre de este año, no volvemos a nuestras casas a esperar que Alberto y Cristina ordenen el desastre de Cambiemos. Pensar de esta manera es no haber comprendido el espíritu del kirchnerismo (ni del peronismo). A la decisión militante de Cristina le tiene que seguir la decisión de todos los demás.

*Docente Universitario, militante de La Cámpora , Hurlingham.

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