A punto de cumplir noventa años, el grupo industrial Molino Cañuelas atraviesa su peor momento. El banco Macro, con quien acumula una deuda de u$s10 millones, pidió su quiebra.
Pero también tiene compromisos de u$s1.350 millones con una treintena de bancos y entidades financieras. El grupo posee 3.500 empleados.
Entre las instituciones con las que tiene obligaciones están el Galicia, HSBC, Santander Río, BBVA Frances y Banco Provincia, entre otras entidades. En su último balance la empresa informó pasivos financieros con plazo a pagar a un año por un total de $15.000 millones y $3.200 millones a entre 1 y 2 años; $1.800 millones entre 2 y 5 años y $550 millones a pagar en más de cinco años.
En la búsqueda de un acuerdo con sus acreedores, intentó abrir su capital a la Bolsa, donde esperaba obtener unos u$s333 millones, pero los inversores le dieron la espalda.
Molino Cañuelas se especializa en la elaboración de harinas, aceites, galletitas, panificados, pastas secas, pan rallado, rebozadores y pre mezclas para pizzas, ñoquis, buñuelos y alimentos congelados para consumo masivo e industrial. Posee 21 plantas y sus productos llegan a 60 países.
Entre sus marcas figuran harina Pureza, los bizcochos 9 de Oro, las premezclas para bizcochuelos y rebozadores Mamá Cocina, las pastas San Agustín y comidas listas marcas Box.
La empresa nacional, propiedad de la familia Navilli, produce horneados congelados que venden a cadenas de supermercados, distribuidores, mayoristas y estaciones de servicio, bajo la marca Molino Cañuelas.
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