¿Sabes cómo gana Trump, Macri o Bolsonaro? ¿Sabes por qué de pronto reciben tanto apoyo los de Vox? Estas herramientas, que son para ricos, están en sus manos. pic.twitter.com/yWz6KAmqRs— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) 9 de diciembre de 2018
Las teorías contractualistas han sido reinterpretadas por algunos filósofos. Es el caso del pensador estadounidense contemporáneo John Rawls (1921-2002), al que generalmente se le considera neocontractualista. El objetivo de Rawls se centra especialmente en el estudio de la justicia y en qué consistiría una sociedad realmente justa.
Para su análisis, que desarrolla fundamentalmente en su obra Teoría de la Justicia, recoge la hipótesis de los contractualistas acerca de la existencia de un estado de naturaleza, previo a la sociedad y del cual surgiría un contrato fundacional.
En una "posición original", piensa Rawls, los seres humanos no son ni esencialmente buenos ni malos, sino que viven en y bajo una moderada escasez; lo cual implica que habrán de tomar decisiones racionales tras deliberar acerca de cómo distribuir bienes escasos. A partir de esa hipotética situación original, Rawls se pregunta: ¿en qué clase de sociedad estarían dispuestas a vivir esas personas?
Rawls cree que si el contrato social se firma bajo alguna forma de presión, como el miedo o la inseguridad, no puede dar lugar a una sociedad justa. Es en este punto donde la manipulación resulta una forma de presión capaz de romper las condiciones iniciales del contrato social.
El neocontractualismo de Rawls resulta una deriva del contrato social roussoniano pues también en estado de naturaleza la elección libre de los individuos propendría a sociedades más justas.
Para superar este inconveniente, Rawls propone lo siguiente: que todos los individuos, en la posición original, estén bajo el "velo de ignorancia", un velo que les impida saber el lugar que ocuparán en la sociedad, así como cuál es su punto de partida (si son inteligentes, fuertes o creativos...).
Es decir, desde el desconocimiento podrán establecer normas realmente equitativas y justas, pues tratarán de asegurar que su posición, sea la que sea, esté en igualdad de condiciones con cualquier otra. La manipulación induce en esta perspectiva un conocimiento, sesgado en atención a los intereses de los grupos que poseen los recursos materiales para materializar la manipulación al conjunto social.
El "velo de ignorancia" asegura, a juicio de Rawls, que cada individuo tiene en cuenta la posible posición de cualquier otro. Y obligado a elegir entre todos los puntos de vista posibles, su elección será racional y justa. Si la manipulación opera exitosamente esta condición de velos de ignorancia inicial, se rompe.
Rawls propone que si los individuos firman el contrato bajo las condiciones impuestas por el "velo de ignorancia" estarían de acuerdo en dos principios básicos:
- Principio de libertad: todas las personas deben tener el derecho a gozar de las mismas libertades y en la mayor medida posible, siempre que éstas sean compatibles con las libertades de los demás.
- Principio de la diferencia: las desigualdades sociales y económicas solo están justificadas si benefician a los miembros menos aventajados de la sociedad (algo parecido a lo que hoy se denomina "discriminación positiva"). Esto debe asegurar que cualquier posición social debe estar abierta a cualquier miembro en igualdad de condiciones, es decir, que debe existir una justa igualdad de oportunidades.
Estos dos principios constituyen la esencia de lo que Rawls entiende por justicia, y que ha recibido el nombre de teoría de la justicia como equidad. Puesto que para Rawls el principio de libertad es más importante que el de la diferencia —si hubiera un conflicto entre ambos sería prioritario el principio de libertad— su planteamiento político es el liberalismo que resulta quebrado frente a la manipulación que siempre es una herramienta funcional a los totalitarismos.
Rawls mantiene que el Estado, que solo es legítimo si se sostiene sobre los dos principios anteriores, debe cumplir un importante papel en la redistribución de la riqueza, la protección de los más débiles y la creación de una situación de verdadera igualdad de oportunidades; pero, por encima de todo, garantizar el goce y usufructo de las libertades individuales.
Nada de esto es esperable en sociedades donde la posición original estuviera fuertemente diseñada por la manipulación. Y esas chances, sabemos, se multiplicaron exponencialmente en la era digital.
Relacionado
En esta página está explicada con más detalle la Teoría de la Justicia de Rawls .
Relacionado
En esta página está explicada con más detalle la Teoría de la Justicia de Rawls .
1 comentario:
El problema de los filósofos es que parten de situaciones que crean en sus mentes sin "contaminarse" con el resto de las ciencias. Si lo hiceran, no plantearían un contrato que nadie vio ni puede existir y, sobre todo, no nació ningún ser humano en estado de naturaleza. Siempre lo hizo en una sociedad ya formada con sus respectivas normas ya funcionando.
A partir de ese error conceptual original, no sé hasta dónde puede llegar a ser útil alguna conclusión.
Publicar un comentario