Tal como señalamos en enero en estas columnas, por la
magnitud de la devaluación y analizando el patrón de impacto sobre precios de
la devaluación del año 2014, la proyección de inflación anual alcanzaría el
43% este año . Hoy ya se ubica sobre el 44% para la CGT y el conjunto de consultoras privadas.
Siendo grave el ritmo de aumento de precios, su poder de
deterioro sobre la vida cotidiana es muy superior cuando los mecanismos de
transferencia de ingresos a los hogares se encuentran muy retrasados respecto a
la inflación. Entonces el impacto negativo sobre el consumo del desfasaje es
enorme.
En el gráfico de apertura se observa la evolución de los precios según el IPC de San Luis, la evolución de las jubilaciones y los salarios formales y el impacto sobre el consumo doméstico post devaluación y tras el primer cuatrimestre de 2016.
Como se ve, mientras la inflación se dispara tras la mega devaluación y proyecta el 29,2% las
jubilaciones se actualizaron un 15,4% y los salarios convencionados un 14,4%,
proyectando un promedio de 29% de actualización para todo el año.
Así las cosas, no sorprende que la caída interanual del
consumo doméstico alcance al 5,8% en abril según datos de CAME y la perspectiva
a mayo sea profundizar su caída.
Al respecto, las caídas de ventas de mayo según datos de CAME
muestran un panorama desolador: Golosinas -15,3%, Jugueterías/Rodados -11,5% Deportes
-9,1%, Mat. Eléctricos -9,4%, Electrodomésticos/ Art. Eléctricos - 19,6%,
Mat. para la construcción -12,7%
La consecuencia de este desmoronamiento del consumo
doméstico es fácil de imaginar y ya es habitual en la historia reciente de
nuestro país. Inicia una ola de despidos motorizada por las Pymes, que se
empalma en este caso específico con los 35.000 despidos estatales, 50.000 en la
construcción por la parálisis de la obra pública y el descalabro que la caída
de la construcción supone para las actividades relacionadas y los puestos de
trabajo indirectos asociados a esta actividad multiplicadora.
Por cada puesto directo que genera o destruye la construcción, se generan o destruyen otros dos indirectos, muchos informales.
Por cada puesto directo que genera o destruye la construcción, se generan o destruyen otros dos indirectos, muchos informales.
A pesar del ocultamiento de datos oficiales con la
complicidad de un INDEC, sujeto a ritmos vaticanos para mantener el apagón
informativo en su variante estadística, resulta claro que estamos
frente al gobierno democrático que más daño social imprimió en solo un
cuatrimestre, desde el año 1983.
En esta perspectiva, la tercera ola de neoliberalismo que
sacude al país cumple de manera estricta con el manual de uso tradicional de
este nefasto modelo socio económico: Caída vertical del consumo
doméstico, deterioro salarial sostenido, desempleo en alza, empobrecimiento
generalizado y aumento de la conflictividad social.
El
gobierno ha tomado nota de la dirección en que marcha en cuanto a
conflictividad social y ya ha resuelto el protocolo anti piquetes y devuelto
autonomía a las FFAA mediante el Decreto 721/2016.
Con esta decisión se modifica las facultades delegadas al
Ministro por el Presidente , restringiéndolas, en comparación con los Decretos
de los años 1984 y 1985, y transfiriéndolas a los Jefes de los Estados Mayores
Generales y JEMCO. El Decreto 721/16 deroga el Decreto 436/84 y modifica el
Decreto 101/85, ambas normas dictadas por Alfonsín, con lo que esto implica en
materia de retroceso institucional sin que ninguno de los socios radicales de
Cambiemos abriera el pico, mostrando de paso el lugar insignificante que ocupa
la porción neoliberal de la UCR en la coalición de gobierno.
Para cerrar el círculo, esta semana que pasó, en un
lamentable fallo, la Corte decidió que sólo los sindicatos pueden llamar a
huelga, restringiendo ese derecho de manera absoluta a la decisión de las
cúpulas gremiales, hasta hoy la mayoría muy amigables con el gobierno.
Eso sí, al paso que vamos, esperemos que el fulgor no parta de una locomotora que nos viene de frente, estimados lectores.
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Amilcar Collante, economista de Cesur, se preguntaba si la devaluación (nominal) se va a trasladar a precios y cuánto. Para saber eso, sostiene, hay que recurrir a la historia argentina. Como adelanto, la devaluación de 2002 tuvo un pass-through bajo. Mientras que en 2014 fue alto el traslado a precios.
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