12/26/2010

weber , garré y arslanian...la represión legítima

Ya señalamos anteriormente en Ramble , que Max Weber define el Estado como una organización política cuyo éxito gestivo depende centralmente en mantener el monopolio del uso legítimo de la fuerza física en el cumplimiento de sus órdenes . Esta definición parece ser muy clara, pero a veces conduce a malentendidos.

En primer lugar, el uso de la fuerza no es la única y ni siquiera la modalidad habitual del Estado moderno "para realizar sus demandas", sino que sólo es la ultima ratio: Si todos los demás medios no son eficaces.

De todas las instituciones sociales y los posibles actores en la sociedad , sólo el Estado está legitimado para utilizar la fuerza física como un "medio" , con la implicación de que todas las formas de violencia no estatal son ilegítimas y por lo tanto deben ser perseguidas y castigadas de acuerdo con la ley de procedimiento penal.

En esta dirección la decisión de Cristina acerca de restituir la conducción política a la Policía Federal , lejos de restarle eficacia represiva a la fuerza, resultará uno de los mecanismos que pone en marcha el Gobierno Nacional para ejercer efectivamente el monopolio de la fuerza física y en el caso de la utilización del aparato policial para la represión, esa legitimidad deviene del control político sobre la corporación. La no existencia de control político , librada la corporación a su autoregulación y su propia lógica mucha veces también delictiva, le resta legitimidad al accionar estatal y se pierde eficacia represiva. Al respecto leemos:

De 68 años, casado, con dos hijos y dos nietos, Arslanian advirtió que "hay fuerzas policiales que aún viven bajo el signo de Kosteki y Santillán" y que permiten comprobar, como en el caso de la usurpación de tierras en Soldati, "hasta qué punto una policía desenfrenada, sin conducción, puede llegar a transformar una acción legítima por parte del Estado en una cacería sin sentido".

Y dijo que "es evidente que el hombre de gobierno teme las posibles consecuencias de meterse con el aparato policial" y que, por ello, establece un vínculo "asimétrico" entre funcionarios y jefes de seguridad, en el cual "el poder político queda siempre supeditado al poder policial".

Nota completa acá.

1 comentario:

Nando Bonatto dijo...

Arslanian fue el gran acierto de Felipe