
Apenas pasa una semana del nuevo gobierno y se demuestra que el experimento de plantar una sucesión "de prepo" no resiste. Todos los problemas de la gestión anterior, volvieron agigantados y obviamente, una vez que se instalan públicamente y no sólo a nivel local sino internacionalmente, ya parece demasiado tarde. Peor aún, los signos iniciales tras el grave episodio, muestran que no solo no se acepta corregir los errores del gobierno anterior, sino que el nuevo gobierno parece decidido a persistir en ellos, manteniendo a los funcionarios más cuestionados. Lamentable porque esta nueva etapa supondrá sintonía fina y no ofrecerá el efecto contraste de la anterior donde veníamos de una de las más grandes crisis de que se tenga memoria. En efecto, si ustedes recuerdan, durante el inicio del gobierno de Alegre-Heller, ni siquiera había plata para los números de las camisetas y a lo largo de toda la gestión de Don Antonio y el banquero leninista, no hubo éxitos deportivos relevantes. Todo cambió con la llegada del gran Maurice que en doce años inolvidables transformó a Boca Juniors en el equipo más ganador de la Argentina, lo que no es difícil, y (ay!) el segundo en el planeta. Sin embargo nuestro súper héroe se empeñó tozuda e irreflexivamente , tal como señalamos al inicio del post , en imponer a su sucesor. Grave error y para más desdicha, por sus declaraciones después de Tokio, el señor Pompillo no ha definido aún patear al loser Russo y su charanga del caribe . Eyectarlos de una vez y para siempre de la ribera, donde nunca debieran haber recalado. Los tiempos se agotan y en una semana esta nueva conducción se comió el consenso de cuatro años. En este contexto, el año 2009 puede cerrar estrepitosamente un ciclo muy exitoso, tristemente sacrificado en el altar de una obsesiva idea de perpetuidad en el poder. En fin, Pompillo debe pensar muy bien lo que hará en los días que vienen, que no son tantos días, además.