Sobre las bellas almas de los
verdugos
La
imposibilidad de vencer en las urnas al peronismo gobernante (1946-1955) llevó
a sectores minoritarios y elitistas a recurrir a la fuerza de las armas para
burlar la decisión soberana del pueblo. En efecto, el movimiento nacional y
popular, que tuvo como líder al General Juan Domingo Perón se sometió siempre a
la voluntad de las urnas.
Llegó al gobierno y al poder a través de las elecciones ocurridas el 24 de febrero de 1946. Sacó el 52,40% de los votos de la nada ya que tuvo que acomodarse de apuro a una estructura (Partido Laborista) para presentarse a los comicios. Quien lo siguió, la Unión Democrática, conformada por los conservadores (Partido Demócrata Progresista), la Unión Cívica Radical (UCR), el Partido Socialista (PS) y el Partido Comunista (PC), encontró su tope en el 42,51%.
Para la reelección de 1951 la diferencia a favor del peronismo fue abismal. En tanto el Partido Peronista sumaba el 62,49% de los votos emitidos, quien lo seguía, la UCR, arañaba el 31,81 %. Mucho tuvo que ver en el categórico triunfo peronista la labor de gobierno desplegada hasta entonces y basada en las tres banderas troncales de su Movimiento: justicia social, independencia económica y soberanía política para el conjunto del pueblo argentino.
Ayer intentaron matar al General Perón, hoy a Cristina Kirchner. Cuando la derecha no logra consenso electoral, mata.
Hoy, más allá del lumpen que intentó el magnicidio - siempre los hay -, lo que se mueve detrás es una élite que lo impulsa y cuyo poder no admite ser cuestionado por proyectos popular - democráticos como el que encarna la figura de Cristina Kirchner. Con ellos no hay consenso posible.
Recordemos que a Jorge Eliecer Gaitán lo mató un lumpen. Pero lo impulsaron
los que querían la Colombia colonial. Les costó una guerra que no logran
terminar y medio siglo de dominación.
Así las cosas, lo que deja el intento de magnicidio sobre
la persona de Cristina Fernández es que de la oposición mediática, judicial y
política no debe esperarse nada, solo más odio y persecución.
No olvidan la afectación de sus intereses en favor de
los trabajadores y sectores populares que llevó la participación de los
trabajadores al 51,8% cuando Cristina culmina el tercer gobierno kirchnerista
en 2015 (ver gráfico).
Pasó con Perón ayer y pasa con Cristina hoy. Con los
sectores dominantes locales y multinacionales y sus epígonos judiciales y
mediáticos insistimos que no hubo ni habrá consenso posible.
Y para las nuevas generaciones de militantes popular -
democráticos este bautismo de fuego que les deja grabada a fuego aquellas palabras
de Rodolfo Walsh en uno de los prólogos de Operación Masacre:
“Dentro del sistema, no hay justicia. Otros autores
vienen trazando una imagen cada vez más afinada de esa oligarquía, dominante
frente a los argentinos, y dominada frente al extranjero.
Que esa clase esté
temperamentalmente inclinada al asesinato es una connotación importante, que
deberá tenerse en cuenta cada vez que se encare la lucha contra ella.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario