1/16/2022

le hace sentir el hedor de la muerte y ella se levanta

Preguntas sobre un rostro




¿Qué es lo que quieren hacer los poderes con Milagro Sala? ¿Silenciarla, enloquecerla, matarla? Podemos imaginar que se va configurando un deseo, que aletea como la muerte, pero que habla con dictámenes que invocan fundamentos jurídicos y médicos revestidos de un saber acumulado en torno a la protección de la vida humana.



Por Horacio González*

(para La Tecl@ Eñe)


Nos cansamos de hacer preguntas por cualquier cosa, porque todos han aprendido que puede omitirse la respuesta. Hay respuestas que nunca se darán, por la banalidad a la que tendríamos que recurrir o por lo innecesario que parecería una respuesta que equivaldría a masticar pasto en nuestras bocas resecas. Sería mejor concederle al olvido o a un pequeño resoplido resignado, el barrido de esa hoja disecada. Hay preguntas que son hojas embalsamadas. Las empleamos para sentirnos vivos, atentos o amparados ante la discontinuidad de las cosas. Creemos que una pregunta que se vapora enseguida en el aire sostiene la persistencia de un mundo. ¿Y? Por ejemplo ese: ¿y? Magnífica espera ante una sorpresa que no se esclarecerá nunca, desafío a que se nos diga algo mejor de lo que somos, pero nada viene a nosotros para consolarnos o darnos mejores alientos que los que creíamos poseer.

¡Cuántas cosas decimos con esa pregunta! Es la que menos respuestas ha tenido a lo largo de la historia; es porque ella está ahí para ser la conjunción, la que anude un eslabón a otro y nos ponga en confianza el mundo ante nuestros ojos. Como una función de continuidad, un apartarse del abismo o de la nada.

La pregunta sobre Santiago Maldonado hecha por milagro Sala a la Gendarmería, custodios en su domicilio de detención, cobra un significado especial. Es una pregunta a los que se le debe hacer, porque da en el blanco y por eso es el lugar dónde menos puede ser respondida, y es una pregunta hecha por quien a la vez hacemos preguntas. ¿Qué quieren hacer con Milagro Sala? Ella hace la pregunta y por el hecho de que se la hace a los que pueden responderla, hacen de ese poder un silencio amenazante. Ahora, si preguntaos porque Milagro Sala fue nuevamente devuelta al penal de Alto Comedero. Rara inflexión de palabras, la primera designa lo ilustre, “alto”, la segunda, lo bajo”, a poco que se explore esa dos sílabas finales, “dero”, con las que se alude a lugares que se definen con desdén. A no ser que un movimiento social, hecho por los desdeñados, de vuelta lo significados.

Entonces… ¿por qué la ponen nuevamente presa? Su abogada, que ha tenido una diestra actuación ante todo este teatro de la bestialidad, dice que la quieren matar. Así como la pregunta que flota sin sostén hasta diluirse en el olvido –la humanidad es la historia de todas esas preguntas, del material de desecho que proviene del acto de preguntar sin que uno mismo espere las palabras que se tornen respuesta-, así también una afirmación de esta terminante significación, agrega un sello definitivo a un largo camino de hecho en que la exclamación final no necesariamente aparece. “La quieren matar”. Pero hubo tantos capítulos antes… Eso no se notaba. Y aún ahora, todo lo hacen con un recosido de pretextos al que llaman ley.




Foto: Cosecha Roja


¿Cómo la justicia va a querer matar a alguien? En principio, el espíritu que sabe de la trágica aspereza del mundo, no suelta fácil esa concepción, no la atribuye fácil siquiera a los poderes más innobles. No sin razón, porque podríamos siempre pensar que no es fácil matar, que no se desea matar, que la conciencia de los hombres en general, no abriga el propósito de dar muerte a un semejante. Pero puesto que lo hace, podemos imaginar que poco a poco se va configurando un recóndito deseo, que aletea como la muerte, pero que habla con dictámenes que invocan fundamentos, acumula fojas con razonamientos jurídicos y resume toda su acción en emplear una fórmula judicial revestida de un saber acumulado en torno a la protección de la vida humana. ¿Podemos descartar que proteger sea una cubierta, como antes el papel araña recubría los libros de iniciación, para querer decir otra cosa?

Hay un infinito mundo de cautelares, palara célebre del idioma tribunalicio. A veces son hipócritas, a veces salvan vidas. “Lo hacemos para proteger su vida”, dice. “No quiere sacarse una radiografía, no quiere beber un expectorante, no quiere que le tomen la presión”. Esa indisciplina, que bajo esta mera descripción parece manicomial, es empleada para decir que ponen bajo prisión a una persona que proclama la libertad última de su cuerpo –no quiero que me den esta pastilla-, en un estado de rebeldía frente al lenguaje carcelario y sus ramificaciones.

No pocas veces la lengua médica y judicial son derivas de ese rango penitenciario. Tomar una medida de profunda atrocidad y justificarla por el bien de la persona a la que se le inflige esa insólita fiereza, es la parte arcaica de un razonamiento policial. Actuamos contra usted para protegerla. Incluso la dañaremos mucho, pero lo haremos en su resguardo.

Por eso, hay un fino hilo de muerte en el destino jurídico que le van trazando a Milagro Sala, entre devolverla a prisión para que se saque una radiografía, y el acto de enlazar una infame medida judicial-policial con un pretexto de cuidado médico. ¿No es un destino de muerte este juego entre la reclusión, la declaración judicial de locura y el empalme entre el parte médico salido de un recetario con firma y el trayecto de un coche sin patente?

Algo que enlaza la forma de arbitrariedad sin límites que adquiere lo que se sigue llamando justicia y la conciencia de lo que no tiene identificación, nombre o justificativo alguno, la señal clandestina que nos comunica enseguida con el pensamiento del Juez que dio la nueva orden de encarcelar. Pasos lentos hacia la muerte, escalones sutiles que se atraviesan entre reglamentos y silenciosas complicidades, calvario de la mujer que los ha desafiado en cuanto a posesión de prendas y títulos que autorizan el habla. ¡Usted no tiene más tiras que yo, que soy parlamentaria del Parla Sur! Esta frase es extraída de un tiempo carcelario ya largo. Contrapone una lengua conocida –el tira, las tiras como indicación rústica de un poder-, y la institución emanada del voto popular que consagra a Milagro Sala dentro de otro ámbito, el parlamentario. Ámbito que deberá mostrar también su destreza para tratar estos temas que hacen la estructura fallada de la justicia en nuestros países.

¿Tiene “tiras” el que tiene ese poder? Sí y no. En la respuesta de Milagro Sala relucen añejas enseñanzas de lucha, resistencias ancestrales a los dominadores con casco de hierro, peinados a la cachetada o con toga escarlata. En paralelo a la resistencia política –el origen específico del ser democrático-, la que se percibe en corrientes sociales que se van acercando, se miden, se palpan, se unen, se desvanecen y vuelven a incorporarse, se muestra el rostro de Milagro Sala. Acude a ese mismo procedimiento. La hacen caer y se levanta, le hace sentir el hedor de la muerte y ella se levanta para responderles con el mismo idioma de ellos, la forma brusca del poder, que sin embargo hace sonar la palabra democrática en su máxima capacidad de memoria, ante unos badulaques de un juzgado que se mueven como espantajos que un día se posa a orillas del río Chubut y otro día se escuda en un parte médico para mover su maquinaria de furor ciego, pero meticuloso.

*Sociólogo, escritor y ensayista. Ex Director de la Biblioteca Nacional

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Hedor de la Muerte.
Algunos antecedentes Radicales...

Semana Trágica, segunda semana de enero de 1919, gobierno radical de Hipólito Yrigoyen.
Las estimaciones de la época hablan de 700 muertos, decenas de desaparecidos incluidos niños, miles de heridos y decenas de miles de detenidos.

Y...

Patagonia Trágica, enero de 1921, gobierno radical de Hipólito Yrigoyen.
Entre 300 y 1.500 obreros fueron asesinados o fusilados.

Y...

La masacre de Napalpi, que tuvo lugar el 19 de julio de 1924, cometida por fuerzas policiales con participación de civiles, bajo órdenes del gobernador Fernando Centeno, quien se hallaba bajo supervisión directa del presidente Marcelo Torcuato de Alvear (Chaco era entonces Territorio Nacional), perteneciente a la Unión Cívica Radical (UCR).
Entre 500 y 1000 víctimas pertenecientes a los pueblos Qom y Mocoví-Mocoi.

Y...

El 25 de marzo de 1979, el diario La Nación detallaba que de las 1.697 intendencias vigentes en la gestión del Presidente Videla, solo el 10% eran comandadas por miembros de las FF.AA.; el 90% restante estaba conformado por civiles repartidos del siguiente modo: el 38% de los intendentes eran personalidades ajenas al ámbito castrense de reconocida trayectoria en sus respectivas comunas y el 52% de los municipios era comandado por los partidos tradicionales en el siguiente orden: la UCR contaba con 310 intendentes en el país, secundada por el PJ con 192 intendentes; en tercer lugar se encontraban los demoprogresistas con 109, el MID con 94, Fuerza Federalista Popular con 78, los democristianos con 16, el izquierdista Partido Intransigente con 4 y el socialismo gobernaba la ciudad de Mar del Plata.

Anónimo dijo...

Antecedentes Peronistas.

La Masacre de Rincón Bomba, exterminio genocida contra el Pueblo Pilagá a manos de Gendarmeria Nacional, iniciado el 10 de octubre de 1947 en el entonces Territorio Nacional de Formosa, bajo el gobierno de Juan D. Peron.