8/26/2021

¿ se podrá ganar con el peor salario real de las últimas seis elecciones intermedias?

 El gobierno ante un gran desafío: ganar sin salariazo, ni revolución productiva


A menos de un mes de las primarias para definir candidaturas, el gobierno enfrenta la imposibilidad de revertir las dos pandemias (macrismo + Covid 19) y una oposición ideológicamente compacta, que cambia la marca y esconde su pasado. La pregunta clave: ¿podrá ganar con el peor salario real de las últimas seis elecciones intermedias?




A mediados de marzo de este año y ante manifestaciones concretas de desagrado con los modos –cuando Cristina se quejaba de que “parecemos Cambiemos, echamos funcionarios por los medios”- y la hetero-ortodoxia de Martín Guzmán, sosteníamos en Aire dos cosas finalmente confirmadas (suele pasar cuando hay información primero y opinión después): que tendríamos Guzmán hasta después de las Paso y que el desafío inédito que enfrentaba el Frente de Todos era ganar ajustando. Inédito porque en las cinco ocasiones en que el sistema diseñado por Cristina en 2009 fue utilizado hasta hoy, nunca un oficialismo tuvo que enfrentar una compulsa de gestión (porque eso es lo que se vota, a favor o en contra) con una macro e indicadores socioeconómicos tan adversos.

Un dato que anticipa el desarrollo de la nota y resume lo que decimos: el último informe de la consultora PxQ que dirige Emanuel Álvarez Agis (al que podríamos parafrasear para decir que “si todo sale bien el 2021 será un año menos de mierda que el 2020”) asegura que el gobierno llega a las Paso con el pero salario real en la historia de las elecciones intermedias.

En línea con un informe de los rosarinos de MATE (Mirador de la Actualidad, el Trabajo y la Economía), Agis calcula el salario real a valores constantes y concluye que los salarios formales representarán en promedio y en setiembre–con paritarias sin techo y todo- unos $84.500, muy por debajo de los $107.000 de diciembre de 2015. Agregamos que ese salario Paso 2021 está prácticamente en los valores en los que lo dejó el macrismo, cuando arañaba los $83.000, pero sensiblemente por debajo de los $88.300 conque el gobierno que con premeditación y sin remordimientos pulverizó el poder de compra de los salarios enfrentó las Paso 2017.



En este país, incluso entre analistas económicos suele predominar la chicana fácil, así que enfrentemos una que surge de los datos expuestos: “Ni con Macri les trabajadores estuvieron peor” omite maliciosamente que la situación actual es producto del desmonte con prisa y sin pausa que el macrismo hizo del indiscutible estado de bienestar peronista y la verdadera hipoteca sobre el presente y el futuro; la brutal deuda bruta que Macri nos legó fue de u$s 323.000 millones, aumentó en u$s 83.000 millones lo recibido en 2015, sin posibilidad de repago en las condiciones en las que dejó al país y con plazos de cumplimiento imposibles de afrontar.

Daños añadidos: un nivel de fuga equivalente a la deuda tomada, la imposibilidad de recurrir a financiamiento en mercados internacionales, un mercado de deuda en pesos limitado por el increíble default de Lacunza en agosto de 2019. Luego las limitaciones o yerros del Ministro de Deuda –en rigor es el grueso de su trabajo y la materia en la que entiende con solvencia-, los esfuerzos indudables pero insuficientes de las políticas de asistencia social del Ministerio que hoy conduce Juanchi Zabaleta, o las políticas de promoción industrial del Ministro Kulfas, que aún logran impactar en la micro cotidiana de los que van a votar por el futuro, a partir de algunas señales esperanzadoras en el presente.

El impacto en la vida cotidiana debiera ser consecuencia de la ostensible recuperación de los niveles de inversión que arrojó el primer trimestre 2021 (+14,3%), la recuperación industrial sectorial que –en promedio- supera los niveles de 2019 (traccionada por la industria automotriz, la construcción y la producción agroindustrial), pero no se siente en la vida cotidiana de les electores pues los salarios siguen perdiendo con una inflación que en julio superó la meta/ancla prevista para todo el año.

El economista Sergio Chouza –economista de la UNDAV y hombre de consulta del equipo económico de gobierno- admite que “el primer número de la inflación 2021 fue de un 4%, lo que tornaba casi un milagro cerrar el año con el 29% previsto en el presupuesto. Si la inflación final supera el 36% que tuvimos el año pasado, será una marcha atrás indudable”. Para que semejante cosa ocurra, la inflación mensual para lo que resta del año debería ser de menos del 2%, una meta de imposible cumplimiento dadas las restricciones del gobierno para controlar tarifas y precios y con una política de moderada recuperación salarial que será trasladada sin falta a los precios finales de bienes y servicios, más allá de que se espera una leve desaceleración inflacionaria para último trimestre.
El peligro de los pobres a sueldo

Diferentes estudios actualizados (los mencionados de MATE, PxQ y CIFRA) coinciden en un dato que marca la gravedad de la situación actual: la cantidad de asalariados formales por debajo de la línea de pobreza, que oscila entre un 38% y un 42% dependiendo de quien lo mida. El último informe de CIFRA precisa el análisis señalando que, en el segundo trimestre 2021 y respecto del mismo período de 2020, el salario real de los trabajadores privados cayó un 4,2% y 6,6% en el sector público. Pero si los niveles de actividad industrial empardan o superan los de 2019, en el caso de los salarios lo que se registra es una caída promedio del 5,3% para los privados y un 7,8% para los estatales (que perdieron un acumulado del 29% entre diciembre de 2015 y diciembre 2020).

Sólo tres paritarias de las que cerraron cuando se aflojaron los topes (vitivinícolas, estatales neuquinos y buzos profesionales, sin margen para chistontos), superan la inflación acumulada en los últimos 12 meses (51,3%), pero se completan entre diciembre 2021 y febrero 2022. Es decir que para entonces es altamente probable que nuevamente hayan perdido poder adquisitivo.

Proyectando indecisos, los encuestadores coinciden en que la ventaja del FDT en PBA y una victoria ajustada en Santa Fe, deberían compensar la pérdida de votos en CABA, Córdoba y Mendoza / Foto: Presidencia de la Nación.

Pero desentendámonos del tablero de control con indicadores, apartemos las cifras que resultan indispensables para analizar el comportamiento real de la gestión del Frente de Todes; está claro que el gobierno lucha denodadamente para menguar el impacto de las dos pandemias que tienen en stand by la gran mayoría de sus promesas electorales y que su política de cierres preventivos (con idas y venidas) y la cobertura del plan de vacunación más grande de la historia argentina, van a permitir que se sigan recuperando niveles de actividad en ramas que aún no muestran progresos significativos.

Insert obligado: El impacto electoral negativo potencial de las fotos y videos del cumple de Fabiola Yáñez aún no está claro, Management & Fit dice que un 23% de electores podría castigar el error de gobierno y Artemio López asegura que lo que moverá el amperímetro de una gran cantidad de indecisos, son la economía y las vacunas, no el mencionado tiro en el pie. Nosotros nos limitamos a citar a Jean Bouvier: “No hay que dejarse atrapar por el prestigio de los escándalos , no son ellos los que dan cuenta del desarrollo histórico. Los regímenes económicos y políticos no mueren jamás por los escándalos, mueren por sus contradicciones”.

Y de eso se trata precisamente. Porque llegará el momento –reiteramos el vaticinio de que se perderán algunos votos en distritos electorales importantes, pero se va a ganar sin mayores problemas- en que ya no importará si la vocación del Frente, si su proyecto de país es totalmente distinto al de Juntos por el Cambio. No alcanzará con “imaginar la vida que queremos”.

Llegará el momento en que no podrá descansarse en la memoria del desastre macrista o la fragmentación de una oposición espectral y que en vez de autocrítica alega amnesia o directamente demencia. Ese momento no será el 14 de noviembre, sino dentro de dos años, cuando las cifras deberían acompañar una mejora sensible, palpable en el bolsillo y las expectativas futuras de les argentines, porque como aseguró el mejor cuadro político del país –Cristina por supuesto- mejorar la economía “requiere, no de un período, sino de muchos períodos de gobierno”. Y ella sabe lo que dice, cuatro años cortando un ciclo de tres presidencias consecutivas, produjeron un daño que aún no puede reparase.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Llegar a Todxs

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