4/10/2021

crisis en la eurozona : neoliberalismo de larga duración


Cicatrices en el mercado laboral

España tarda 16 años en sanear el paro tras el lastre de las crisis del siglo XXI


La revisión del cuadro macroeconómico sitúa la tasa de desempleo previa a la Gran Recesión de 2008 en el año 2024. El Gobierno cuenta con que el nuevo sistema de ERTE amortigüe las cifras en los próximos años.


CRISTINA ALONSO
Efe
España tarda 16 años en sanear el paro tras el lastre de las crisis del siglo XXI
EFE


Más de tres lustros. En concreto, al menos, 16 años. Es el tiempo que va a tardar España en recuperar la tasa de desempleo previa a la Gran Recesión de 2008. Es una de las principales conclusiones que deja la revisión del cuadro macroeconómico por parte del Gobierno, para adaptar los indicadores al golpe de la tercera ola de la pandemia, y supone que las cicatrices que están dejando sobre el mercado laboral patrio las crisis económicas del siglo XXI van a ser más difíciles de cerrar de lo que se pensaba. De cumplirse las previsiones del Ejecutivo, no será hasta el año 2024 cuando la economía española logrará reducir la tasa de paro hasta niveles similares a los que tenía antes de la quiebra de Lehman Brothers al otro lado del Atlántico.

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, dibujó este viernes una senda de crecimiento mucho menos optimista de lo que proyectaba hace seis meses en lo que se refiere a la evolución del Producto Interior Bruto (PIB) para 2021, con una revisión a la baja de más de tres puntos respecto al escenario inicial del 9,8%, engordado por la expectativa de los fondos europeos y la campaña de vacunación. La lentitud en ambos procesos ha llevado al Ejecutivo a asestar un tijeretazo sin precedentes, hasta dejar la previsión en el 6,5%, en sintonía con los augurios de las principales casas de análisis nacionales e internacionales.

Sin embargo, la fuerte rebaja de perspectivas respecto al PIB no tiene su reflejo en la tasa de paro porque, tal y como se encargó de recordar Calviño en rueda de prensa, el Gobierno ha detectado que el comportamiento del mercado laboral está siendo muy diferente en esta ocasión en relación con crisis anteriores, lo que les ha llevado a ser más optimistas. Dicho de manera sencilla: normalmente, una caída del PIB de casi el 11% como la de 2020 hubiera venido acompañada de un desplome del empleo incluso superior, pero en la crisis Covid esta relación se ha revertido gracias a medidas como los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), que han logrado contener la sangría de manera considerable.

Esto ha llevado al área económica del Gobierno incluso a mejorar sus estimaciones para la tasa de paro de este año, que sitúan en el 15,2%, frente al 16,9% que manejaban en las anteriores previsiones. La revisión llama la atención porque, de cumplirse, supondría que España lograría reducir el paro durante este ejercicio respecto a 2020, cuando se registró de media un 15,5%, lo que no se alinea con las previsiones del Fondo Monetario Internacional, que esta misma semana mantenía la tasa de paro esperada para nuestro país en el 16,8%. La clave aquí, explican desde el Ministerio de Asuntos Económicos, es que el Ejecutivo español ha tenido en cuenta el poder de contención que seguirán ejerciendo los ERTE sobre el desempleo (los afectados no cuentan como parados) en la segunda mitad del año.

El 'camuflaje' de los ERTE

Es más, el Gobierno realiza sus proyecciones sobre la base de un eventual escenario en el que los ERTE se establecen en el ordenamiento laboral como una herramienta permanente y estructural, subvencionada en parte por el Estado, como alternativa al despido en las empresas ante momentos de dificultades económicas. De este modo, se entiende que durante los próximos años seguirán funcionando como una red de protección del empleo que, en la práctica, continuará 'camuflando' en las estadísticas a una buena proporción de trabajadores que, sin estar en el paro, no están trabajando, como sucede ahora con los 750.000 activos que permanecen en ERTE.

Bajo estas premisas, el Gobierno dibuja un cuadro macroeconómico en el que apunta a un crecimiento del empleo del 4% en 2021 y del 2,7% en 2022, que permitirán una reducción de la tasa de paro del país hasta el 15,2% este año y hasta el 14,1% en 2022, cuando se espera que se recupere el nivel de PIB anterior a la pandemia. A partir de ese año, en 2023, la ocupación crecerá considerablemente menos, un 1,1%, y la tasa de desempleo caerá al 13,2%. Pero no será hasta 2024 cuando, tras un alza del empleo mucho más modesta, del 0,9%, el paro disminuirá hasta el 12,7%. Solo entonces, España volverá a situarse en niveles similares a los que se registraban en 2008, aunque todavía considerablemente por encima del 8% de los años previos.

Más de tres lustros para sanear el mercado laboral, en los que España ha sido el farolillo rojo de la Unión Europea no solo en tasa de paro, sino también en otros desequilibrios enquistados como la temporalidad o el desempleo juvenil. Son, precisamente, los 'talones de Aquiles' que señalan las autoridades comunitarias cada vez que se refieren a nuestro país y que resulta fundamental que el Gobierno tenga en consideración en el diseño de las reformas para acceder a los fondos europeos de recuperación. El Consejo de Ministros aprobará el paquete de medidas, incluidas las laborales, este martes, y serán remitidas a Bruselas en los próximos días.

Durante la rueda de prensa de presentación de las previsiones macroeconómicas, Calviño señaló que para que las reformas sean eficaces, tienen que contar con un amplio respaldo político y social porque, de lo contrario, la experiencia ha demostrado que no duran en el tiempo y no resuelven los problemas. Sin embargo, la mesa de negociación sobre la reforma laboral con la patronal y los sindicatos se encuentra atascada. Contra el criterio de Calviño, la vicepresidenta Yolanda Díaz ha decidido empezar las conversaciones por los aspectos que afectan a la negociación colectiva, en vez de priorizar la reducción de la dualidad que quiere Bruselas, lo que está provocando el rechazo frontal de los empresarios.

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