2020 ¿UN AÑO ATÍPICO?
El año 2020 fue todo lo atípico que podía ser. Un gobierno peronista que asume con una inflación récord, vencimientos de deuda impagables, en el marco de una crisis productiva y social heredada de una fracasada gestión liberal, es un hecho relativamente recurrente en la breve historia económica de nuestro siglo XXI. Pero que, al poco de andar, irrumpa una pandemia global que fuerce la parálisis de casi la mitad de los sectores productivos generando brutales caídas de la actividad, es algo sin precedentes. Aún así, la pregunta del millón - todavía sin una respuesta definitiva - es si la pandemia será realmente un hecho atípico o si es una nueva normalidad a la que tendremos que acostumbrarnos. Las perspectivas para 2021 dependen fundamentalmente de ello ya que el plan económico del gobierno plasmado en el presupuesto no difiere demasiado de los habituales programas implementados en los últimos años impares (electorales). Desde la perspectiva del CESO, el programa oficial se queda corto aún en caso de superarse el lado sanitario de la pandemia dado que la gravedad de la crisis de este año exige, a nuestro entender, medidas mucho más innovadoras. Medidas asociadas no sólo a una necesaria recuperación de los salarios e ingresos de la seguridad social por encima de la evolución de los precios (donde una política cambiaria y tarifaria moderada es fundamental). También debe contar con programas que impulsen directamente la generación de empleo en sectores de elevados multiplicadores de la actividad y bajo derrame al dólar (programas de hábitat y vivienda con base en las cooperativas de trabajo, fundamentalmente) tal como desarrollamos en nuestra propuesta del “Plan Hornero”. Por el contrario, si la pandemia se extiende, todo el programa económico quedará desdibujado y es probable que se repitan los terribles resultados económicos del presente año. La eficacia de las vacunas ante las diferentes cepas de virus, su desigual distribución entre países centrales y periféricos y la velocidad para aplicarse a la mayor parte de la población son las claves de una política de salud pública a las que la economía está lógicamente subordinada. Si la pandemia deja de ser atípica, nuevas políticas que apunten a una descentralización territorial de la población aprovechando la deslocalización administrativa y logística que permiten las nuevas tecnologías de la comunicación deberán empezar a ocupar las cabezas de quienes dirigen el rumbo de la política económica. [...] Seguir leyendo AQUI |
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