El sociólogo Artiz Recalde, conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre los aportes del pensamiento nacional a este contexto de crisis sanitaria a raíz del avance del COVID-19: "Los pensadores de nuestro continente deben romper amarras culturales con Europa o, como dice Jauretche, reapropiarse de la cultura europea que ellos llaman universal para implementar las soluciones nacionales que necesitamos".
Por Santiago Asorey
El sociólogo y coautor de "Universidad y Liberación nacional: un estudio de la universidad de Buenos Aires durante los gobiernos peronistas 1946-1952; 1952-55; 1973-75", Artiz Recalde, dialogó con AGENCIA PACO URONDO sobre los aportes del pensamiento nacional a este contexto de crisis sanitaria a raíz del avance del COVID-19.
APU: En el marco de las intervenciones filosóficas generadas a raíz de la crisis sanitaria global, se pudieron leer en diversos medios tanto liberales como progresistas los aportes de filósofos importantes como Zizek, Agamben, Byung-Chul Han, ¿pero qué aporte tiene para hacer el pensamiento nacional en este contexto?
AR: Para el pensamiento nacional argentino, la Nación es una unidad de destino, un principio de solidaridad social y una cultura compartida. Estos pilares se desenvuelven a partir de un proyecto de desarrollo y de una voluntad política organizada. Esa noción tiene mucha vigencia y actualmente los principales Estados del mundo están implementando políticas nacionalistas. Se cierran las fronteras y los aeropuertos, y se obliga a la población a quedarse en sus hogares. Se les otorga a los gobiernos facultades extraordinarias y excepcionales para sostener los planes de desarrollo y superar la crisis con el menor daño económico y social posible. Por ejemplo, el Estado norteamericano, cuna del neoliberalismo, implementó el programa público de salvataje económico más importante de su historia y destinó más de 2 billones de dólares para subsidiar empresas, familias y trabajadores. El Gobierno alemán prohibió la exportación de material de salud que puede ser necesario para atender a su población e implementó un plan de apoyo económico superior a los 800 mil millones de euros.
Actualmente, para enfrentar el coronavirus se privilegia, tal cual lo planteó el pensamiento nacional argentino, el sentimiento y la identidad colectivas sobre las libertades individuales. Se difunde el patriotismo al que Jauretche denominó como la moral nacional que lleva a las personas a actuar solidariamente con sus vecinos. De la misma manera que lo sostiene históricamente el pensamiento nacional argentino, los países que planifican y que tienen programas de desarrollo soberano como China, Japón o Alemania, pueden enfrentar de mejor manera los problemas.
APU: ¿Qué cree que refleja el hecho de discutamos con categorías europeas importadas problemas para pensar la particularidad de nuestros problemas latinoamericanos? Asumiendo que inclusive el impacto del COVID-19 tiene una especifcidad en los países latinoamericanos.
AR: En el sistema internacional existe una división internacional del trabajo y de la cultura y en ese esquema a Sudamérica le quieren imponer un rol de productor agropecuario y de importador de tecnología y de manufacturas. En el terreno intelectual ocurre lo mismo y nos quieren condenar a no tener filosofía, a imitar el arte y a carecer de pensamiento propio.
A nosotros nos caracteriza la dependencia. Argentina tiene dependencia financiera y cultural con los EUA que son quienes controlan el dólar, la bolsa de Wall Street y al FMI y que a su vez administran Internet y sus principales aplicaciones. Con China la dependencia es principalmente comercial y tecnológica. Hace varios años que Europa viene perdiendo la centralidad comercial y tecnológica que supo tener en nuestro país y en la región. Lo que sigue conservando es la preponderancia ideológica en los ámbitos académicos y entre las clases medias altas que siguen buscando en la filosofía francesa o en las ideas económicas inglesas, la solución a nuestros problemas.
Los pensadores de nuestro continente deben romper amarras culturales con Europa o, como dice Jauretche, reapropiarse de la cultura europea que ellos llaman universal para implementar las soluciones nacionales que necesitamos. Se trata como dice Ana Jaramillo, de iniciar un proceso de sustitución de ideas. Como resultado de eso, vamos a poder resolver los dramáticos problemas de salud de Sudamérica que son anteriores al coronavirus y que no aparecen ni siquiera en agenda. Asimismo y tema importante, vamos a poder tener una política de desarrollo y sanitaria sudamericana, que hoy es inexistente.
APU: ¿Considera que el concepto de "comunidad organizada" de Juan Domingo Perón puede revitalizarse en un contexto como el que estamos viviendo?
AR: El concepto de "comunidad organizada" lo presentó Perón en el año 1949 en el marco del Congreso de Filosofía de Mendoza y esa noción tiene dos grandes aspectos. Por un lado, es una forma de ordenar la política en el cual la organización libre es el sujeto central de la soberanía. Esta idea de darle poder a sindicatos o asociaciones de fomento barrial, suponía una diferencia con el liberalismo que dice que el mercado y el ciudadano egoísta deben tomar las decisiones. Además, en 1949 Perón también confrontaba con el estatismo comunista.
Por otro lado, la comunidad Organizada era un intento de reunir a las personas a partir de los valores de la solidaridad y del patriotismo. Perón creyó que había que darle a la persona un sentido del deber con su comunidad y no meramente una conciencia egoísta. El mercado y el consumismo por sí mismo no construyen vínculos sociales estables y menos aún pueden mantener una nación en el tiempo.
Actualmente, Argentina tiene que implementar el combate al coronavirus con la participación de la "comunidad organizada" . Las redes familiares, las sociedades de fomento, las iglesias, los sindicatos y los productores nacionales son fundamentales para implementar la prevención y la política de salud y la asistencia social a los más débiles. Para reunir y movilizar la sociedad debemos difundir y reforzar los valores solidarios y humanistas. Ni el mercado egoísta, ni el Estado sin participación popular, pueden resolver los problemas del país, incluyendo los actuales desatados por el coronavirus.
APU: La pregunta de Juan José Hernández Arregui que indaga "¿Qué es el ser nacional?", ¿qué vigencia tiene en nuestros días?
AR: Arregui recalca el hecho de que la Conciencia Nacional es una identidad unificadora y movilizadora de un pueblo. La nación es una unidad de destino. Además, Arregui menciona que la Conciencia Nacional supone una conciencia histórica, cuestión fundamental para comprender nuestro presente y no cometer los mismos errores del pasado.
Hoy es momento de afirmar nuestra conciencia histórica y de recuperar el legado sanitarista del Ministro de Salud Ramón Carrillo y de recobrar la épica de movilización de nuestro pueblo que superó diversas adversidades. Además, necesitamos una Conciencia Nacional que movilice al país en su conjunto para la efectiva resolución de nuestros problemas reales.
APU: El Papa Francisco se posicionó sobre la manera de pensar la forma de enfrentar globalmente al COVID 19 y habló de una barca en la cual estamos todos juntos. ¿Qué lectura realiza de este mensaje en este contexto de incertidumbre, inclusive para las principales potencias del mundo?
AR: Francisco hace tiempo que viene marcando una agenda internacional alternativa al neoliberalismo. Cuestiona la tiranía del dinero y de los bancos que descartan al hombre sumiéndolo en la pobreza y el desempleo y que destruyen el medio ambiente. Propone un nuevo orden mundial en el cual la economía tenga una función social, el hombre actúe de manera solidaria y en el cual la búsqueda de la dignidad humana sean los grandes motores de la acción de las personas. En todos sus discursos destaca que el egoísmo y la usura desenfrenada destruyen la sociedad.
Debe quedar claro que los organismos internacionales de posguerra no resuelven los problemas internacionales, e incluso en muchos casos los profundizan. Frente al coronavirus esos espacios ratifican esa incapacidad. Como dice Francisco, son necesarias otras reglas e instituciones para el sistema internacional y debemos forjar un nuevo sistema de valores.
APU ¿Qué perspectivas económicas debería indagar el Gobierno del Frente de Todos, en un contexto en el cual parecerse haberse construido una dicotomía entre economía y salud pública?
AR: Hay actividades productivas, comerciales, bancarias y de logística que siguen funcionando y sin las cuales se cortaría el abastecimiento de alimentos y de provisión de medicamentos. Actualmente, se está analizando además la apertura parcial de otras actividades importantes para la provisión del mercado interno y el funcionamiento productivo. Hay que producir textiles, repuestos de maquinaria o productos de ferretería que son esenciales. Además, todo eso mueve el trabajo argentino y es necesario reactivar paulatinamente la actividad y usar las nuevas tecnologías para eso.
En los próximos meses la recesión económica será profunda y con esa realidad aumentan el desempleo y la pobreza. De no recuperarse la actividad, también puede producirse un desabastecimiento generalizado. En paralelo, cae la recaudación tributaria y sube el déficit fiscal ya que hay mayores gastos públicos con menor cobro de impuestos. El gobierno tiene que planificar la salida de la cuarentena, demore lo que demore. Incluso, si no se corrige en las próximas semanas, deberá buscar otra metodología como efectuar controles de la enfermedad en fábricas y lugares de trabajo. El párate económico no puede ser permanente ya que va a generar el caos. Deben ponerse en agenda todas las posibilidades.
Para poder financiar el plan de recuperación productiva que el país necesita, Alberto tiene que refinanciar la deuda e implementar una reforma integral del sistema financiero dándole al Estado facultades para administrar el ahorro nacional. El sistema de especulación y de fuga de capitales que padeció el país los últimos años debe ser terminado de raíz. Además, el Estado debe controlar y planificar el comercio exterior y las divisas que entran y que salen. En algún momento el país requiere de una reforma tributaria que cargue la usura y no al trabajo y la producción nacional.
Si bien actualmente no están claros los plazos que durará la cuarentena, en algún momento el gobierno deberá abordar el tema del empleo. Con esa meta, creo que se puede retomar la experiencia del Plan Jefas y Jefas de Hogar de 2002. Además la obra pública tiene que ser un gran generador de actividad y de trabajo argentino como hicieron Néstor y Cristina a partir de 2003.
APU: ¿Cuál debería ser el rol de la militancia en este momento de crisis a raíz del COVID 19?
AR: La mitancia tiene que ser una polea de transmisión de los planes de gobierno y debe comunicar la información oficial. Hay mucha desinformación y la campaña del terror mediática inmoviliza y enfrenta a los argentinos. Además la militancia tiene que ser solidaria y debe contribuir desde cada lugar en la que está a atender el drama social del pueblo argentino. Los vecinos trabajan para solucionar los problemas de los edificios y de los barrios en donde hay inseguridad y faltan los alimentos y los medicamentos.
La militancia debe ayudar a los mayores para pagar sus cuentas, comprar mercadería, acceder al plato de comida cuando sea necesario y tiene que darles acompañamiento emocional. Hay mucha angustia y temor y eso enferma y deprime. Hay sindicatos organizando campañas de recaudación de fondos para comedores o centros de salud y diversas experiencias de producción de los recursos que requiere la salud. Los curas villeros mantienen comedores y asisten a la gente humilde junto al ejército y el conjunto del Estado. Todas estas experiencias contribuyen a hacer posible el “quédate en casa” que propone Alberto.
La militancia debe llevar organización y conciencia. Además, es la gran responsable de comunicar esperanza y fe, en que unidos y solidarios vamos a superar el Coronavirus y todas las adversidades.
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