Por Lic. Alejandro Marcó del Pont
Evasión de impuestos, fuga de capitales, flujos financieros ilícitos transfronterizos, y una amplia gama de actividades ilegales son facilitadas por una red global de paraísos fiscales y el central secreto financiero. Para que esto funcione de manera coordenada se requiere de una gran infraestructura de intermediarios o ‘habilitadores’, que incluye:
Instituciones financieras: bancos comerciales, bancos de inversión, casas de bolsa, compañías fiduciarias. Los grandes bancos privados mundiales están particularmente involucrados. El HSBC quizás sea el más resonado facilitador de evasión en este rubro; de él se desprenden, de acuerdo con Swiss Leaks, unas 100 mil cuentas no declaradas de todo el mundo, donde se encontraban 4.000 personas y sociedades argentinas hasta 2.059 ciudadanos griegos, conocidos mundialmente como la lista de Lagarde.
Asesores fiscales: abogados fiscales y bufetes de abogados, contadores, firmas de auditoría. De aquí se desprenden quizás algunas de las más resonantes y no tan conocidas estafas fiscales: Panamá Papers, INA Paper, Football Leaks, Swiss Leaks y los antiguos LuxLeaks, unas 350 empresas que hicieron 548 acuerdo fiscales confidenciales encabezadas por el gigante de auditoría mundial PriceWaterhouseCoopers (PWC).
La estafa se tornó global cuando el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) publicó nuevos documentos (16 declaraciones fiscales de empresas estadunidenses) extraídos de PWC y que involucraron a las otras grandes consultorías mundiales: Deloitte, KPMG y Ernst & Young.
Cuando se supo que Pepsi, Ikea, Disney, Amazon, Fiat, JP Morgan, Deutsche Bank… eran algunas de las multinacionales que habían pactado convenciones fiscales con el gobierno de Luxemburgo para obtener reducciones de impuestos cercanas a cero de sus ganancias reportadas en el Gran Ducado, se puso la mira en los dos lados de la moneda. En Luxemburgo, por una lado, y en las cuatro grandes firmas contables, por otro.
Los acuerdos fiscales secretos con el Ducado que evitaban impuesto a una exagerada cantidad de multinacionales fueron negociados y consensuados con el Primer Ministro Jean-Claude Juncker, quien, a la postre, como dijimos en el anterior escrito, pasó a encabezar la presidencia de la Comisión Europea, íntimamente relacionada con el seguimiento, impulso y promulgación de muchas de las controvertidas políticas fiscales.
Lo que se manifestó, aunque no de forma detalla, fue la sociedad existente entre políticos, lobistas y grupos consultivos, en general relacionados con la Comisión Europea y las cuatro grandes firmas de auditoría, que fomentaron una refinada estrategia para controlar a nivel mundial el negocio de la asesoría contable y tributaria, mientras realizan auditorías internas en la mayoría de las empresas.
La estrategia de las cuatro grandes firmas, en colaboración con Comisión Europea consta en tres sectores, a saber: asociación de lobbies, grupos consultivos y puertas giratorias.
Asociaciones de lobbies. Las Cuatro Grandes tienen puestos de liderazgo en varias asociaciones de grupos de presión que intentan influir en las respuestas políticas de la UE destinadas a la elusión de impuestos. La European Business Initiative on Taxation (Iniciativa Empresarial Europea sobre Fiscalidad) está dirigida por PWC.
El European Contact Group es una agrupación “informal” de las cuatro grandes empresas, creada inicialmente a petición de la Comisión Europea. Accountancy Europe es la federación de profesionales de la auditoría, con un consejo repleto de figuras de las Cuatro Grandes.
Los grupos consultivos. Los grupos consultivos de la Comisión Europea tienen un historial en el que el sector de la elusión fiscal ha sido invitado a dar consejos sobre cómo poner fin a la elusión fiscal. Por ejemplo, el Foro Común de Precios de Transferencia ha estado dominado por grandes empresas de auditoría e instituciones financieras. La Plataforma para la Buena Gobernanza Fiscal, creada para ayudar a aplicar los planes de la UE para hacer frente a la elusión fiscal, también ha sido criticada por estar dominada por los elusores del impuesto de sociedades y sus asesores.
Las puertas giratorias forman parte central de su estrategia. Las cuatro grandes han establecido una cultura y han fomentado el ingreso de altos funcionarios de la UE a su personal, normalizando la puerta giratoria como uso común entre la Comisión Europea y las grandes consultoras. Los ejemplos van de un lado al otro. El ex Comisionado de Finanzas Jonathan Hill se ha convertido en asesor principal de Deloitte. Otros ejemplos van desde funcionarios de la Dirección de Hacienda de la Comisión Europea procedentes de Deloitte, o de cualquiera de ellas, y la inversa, de director de política fiscal a director fiscal de Deloitte, o funcionarios de la Dirección de Finanzas que arriban procedentes de cualquiera de las grandes consultoras.
Las Cuatro Grandes son grupos de presión muy fuertes y tienen un rol muy influyente incluida la Iniciativa empresarial europea sobre fiscalidad y el Grupo de contacto europeo, que intentan influir en las respuestas de la política de la UE a la evasión fiscal, a grado tal que las Cuatro Grandes reciben de la Comisión Europea diez millones de euros cada año para estudios y evaluaciones de impacto que luego se utilizan para respaldar las decisiones políticas, incluso en el campo de la política fiscal. Esto significa que se paga a los mayores facilitadores de la elusión fiscal por los estudios que sirven de base para la elaboración de leyes relacionadas con la elusión fiscal.
Cuando no están influyendo en las leyes que podrían importunar su negocio, o cobrando para recolectar información que lo faciliten, se oponen si algunos trasnochados se le ocurre implementar iniciativas en sentido contrario. La UE elevó una propuesta denominada “Public Country by Country Reporting”, una especie de informes públicos, país por país que requeriría a corporaciones informar públicamente sus ganancias en todos los países en los que operan para evitar el uso de lagunas para transferir las ganancias a paraísos fiscales. Ante la Propuesta de la Comisión, las Cuatro Grandes presionaron fuertemente para impedir que la publicación de la información sea obligatoria. EY (Ernest &Young) incluso dijo que “la información era comercialmente sensible”.
En 2002 New Economics Foundation publicó un informe acerca de cómo comenzaban a amasar poder las grandes asesorías contables, en ese momento las Cinco Grandes, ya que incluía a Arthur Andersen, quien desapareciera ese mismo año por el escándalo Enron. En ese momento ya controlaban a nivel mundial el negocio de la asesoría contable y tributaria. Para finales de siglo las cinco generaban más de 65 mil millones de dólares en ingresos, tenían una planta de empleados de más de medio millón de personas, estaban en más de 140 países y asesoraban a las empresas más grandes del mundo.
Como bien dice el artículo de N. Oliva, “Las cuatro fábricas de la evasión mundial”, en pocas décadas se convirtieron en juez y parte del negocio de la auditoría; se cristalizaron como los auditores internos y, al mismo tiempo, eran asesores contables y tributarios de los mismos clientes, volviendo el conflicto de intereses cada vez más evidente.
Dieciocho años después todo se encuentra peor. Un nuevo informe sobre la opacidad de las cuatro empresas reflota el debate sobre su poder. Hoy se encuentran en 186 jurisdicciones alrededor del mundo y tiene 82 oficinas en 43 de los 53 territorios considerados paraísos fiscales o regímenes secretos. Además, para el año 2016, trabajaban más de 800 mil empleados, de los cuales la mayoría lo hacía en Luxemburgo, Islas Caimán y las Bermudas.
Hoy generan un ingreso anual de U$S 127MM, de los cuales un 36% se genera por actividades de auditoría, 41% por servicios de asesoría y el 23% por asesoría tributaria. Teniendo en cuenta toda la evidencia de la fuerza que las firmas de contabilidad como Deloitte, EY, KPMG y PWC desempeñan como asesoras para sacar provecho de la evasión fiscal corporativa, es sorprendente que sigan siendo tratadas como socias objetivas y legítimas en los círculos políticos.
Latinoamérica tiene un gran problema en cuanto a la evasión, fuga y blanqueo de sus capitales. El 27% de su riqueza se encuentra registrada en paraísos fiscales y es la campeona mundial del ocultamiento de riquezas; de hecho, al menos dos presidentes, Mauricio Macri y Lenin Moreno, se encuentran en Panamá Papers uno y en el INA Papers el otro.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que entre 2004 y 2013 se fugo de la región un valor acumulado de 765 mil millones de dólares (1,8% del PIB regional). Esta fuga se dio en el mejor momento latinoamericano, no en el retroceso económico de América Latina, donde solo en los tres primeros años del gobierno de Cambiemos (2016-2018) se fugaron U$S 60.000 millones, los U$S 51.000 del gráfico de apertura, más remesas y utilidades.
Bancos, bolsa , auditorías contables y la planificación fiscal como negocio, en sí mismo, nunca se habría consolidado sin una compleja arquitectura financiera y un aceitado engranaje, cuya reina son las cuatro grandes consultoras en materia fiscal.
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