Política sin photoshop – Por Angelina Uzín Olleros
Todo poder necesita un decorado afirmaba Foucault, pero los decorados también se echan a perder. Ante la crisis de los partidos políticos, las alianzas y las coaliciones, quedan las ideologías al descubierto: sin photosh
Hubo una época en que los ancianos representaban la sabiduría y la experiencia, marcaban un rumbo, daban consejos. Trastocado el tiempo como vivencia subjetiva en el esfuerzo de parecer jóvenes, los valores políticos de antaño se transfiguraron en el mensaje que brindan a la ciudadanía. Aparecer joven ha sido desde la cultura posmoderna una apuesta política que oculta detrás del make up el verdadero rostro de las candidaturas y los proyectos. Desde el agresivo lifting sobre un rostro al photoshop en los afiches, los recursos comunicacionales han ido mutando, poniendo el eje en las adhesiones y rechazos al vestuario y el look de los participantes en la oferta electoral.
Desde la velocidad en el transcurso de los sucesos los aficionados a la política dejaron de mostrar sus casas en las revistas de espectáculo para instalarse en la práctica mediática como influencer en las redes sociales. En una red carpet imaginaria pasan los candidatos y candidatas, incluidas las potenciales futuras primeras damas, ante el ojo experto en los outfit de los que forman parte de la campaña rumbo a las elecciones. Los peor y mejor vestidos, como en la entrega de premios, serán evaluados y evaluadas por su apariencia; el debate se centra en los accesorios, en definitiva importan más en el terreno mediático que lo necesario.
Una profunda crisis metafísica en el terreno político invade la atmósfera de los cierre de listas. El cansancio se instala en los gestos que en algún momento mostraban la lozanía new age impuesta por una novedad minimalista que quedó atrás, ya no sirve como recurso identitario; sin corbata el presidente y sin joyas la primera dama no convencen a esta altura de la tragedia económica que vive una importante parte de la población. Ante la crisis de los partidos políticos, las alianzas y las coaliciones, quedan las ideologías al descubierto: sin photoshop. Se muestran en su desnudez, en su intemperie, en su soledad.
Todo poder necesita un decorado afirmaba Foucault; pero los decorados también se echan a perder, se secan los arreglos florales y las sonrisas necesitan mejores blanqueadores para disimular el deterioro que trae el inexorable paso de la historia por nuestros cuerpos. Hace pocos meses se instaló la impronta de las reinas y princesas vestidas en la apuesta por el low cost, otro recurso que invierte la lógica política moderna, ahora devenida en post “…si eres rico que no se note…” El votante debe sentir que todos y todas compramos la ropa en la misma tienda. Ese artilugio ya no alcanza a esta altura de las circunstancias; salvo para quienes todavía creen que no merecemos la dignidad.
Entre Ríos, junio 2019
*Dra en Ciencias Sociales. Máster en Filosofía. Docente en UADER y UNR. Escritora.
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