12/11/2018

qué sabe nadie ? : el acontecimiento político como el reino de lo aleatorio

El periodista especializado en política internacional habló con APU RADIO sobre las masivas protestas en Francia. "Hay un quiebre muy profundo entre el pueblo y sus representantes", describió.

Por Martín Massad y Camilo Carboneli

APU: ¿Qué puede decirnos sobre las protestas de los "chalecos amarillos" en Francia?

Pedro Brieger: En primer lugar, hay que decir que las protestas en Francia se vienen dando hace un tiempo contra las políticas de ajuste. Pero la historia da sorpresas. Y se dio este estallido que nadie esperaba. Algunos llegan a compararlo con la revolución de 1789. Se tiran sobre la mesa palabras muy fuertes y muy simbólicas para la historia francesa. Entonces uno se pregunta: ¿Acá se rompió algo? ¿La gente se cansó de que los ninguneen?

APU: Decía que las protestas empezaron hace un tiempo. ¿Puede ubicar el comienza y el motivo?

PB: Esta protesta comenzó en mayo con una vendedora de comésticos que lanzó un petitorio en Facebook para que se anule el aumento de combustible establecido para enero de 2019. Ese petitorio recibió un millón de adhesiones. Después, una persona propuso protestar usando ese chaleco amarillo que se lleva en el auto por cualquier posible accidente. Después empezaron a cortar las calles. Ahora terminó confluyendo de este modo en París. Hay que comprender que no es una protesta que nació en París, emergió en el interior del país. Ayer (sábado 8 de diciembre) fue el "cuarto acto", como dicen ellos. Paris parece estar en una situación de guerra.

APU: Escuchaba a un manifestante decir que se "tapaba la cara para dejar de ser invisible".

PB: Esa frase me remitió al zapatismo, que decían algo similar. El chaleco amarillo los identifica, los hace visible, establece una demanda, que en primer lugar tiene que ver con ese impuesto al combustible.

APU: ¿Cómo ve el resto de la sociedad francesa a esta manifestación?

PB: Está en estado de shock. Nadie se lo esperaba. Los medios de comunicación, los intelectuales, están debatiendo ahora mismo sobre lo que significa esa protesta. Están en shock. No se la veían venir. Esto ya no es una protesta, están pasando cosas más profundas. Francia no es cualquier país, es una de las potencias mundiales. Desde hace muchos años se vienen aplicando políticas de ajuste. Vengo escuchando hace mucho tiempo esta frase: "Los hijos van a vivir peor que sus padres". La plata dejó de alcanzar para llegar a fin de mes, para pagar el alquiler. No alcanza para ese consumo que se propone.

APU: ¿Cuál es la respuesta del presidente Emmanuel Macron?

PB: No hubo respuesta. Lo dije antes del G20: ¿Vendrá Macron a la Argentina? Me lo preguntaba porque ya se hablaba de este descontento. Macron vino igual. Ninguneó las protestas, prácticamente no habló. Nadie sabe para donde va, nadie previó la magnitud de lo que estaba pasando. Acá hay un quiebre muy profundo entre el pueblo y sus representantes. Nadie puede prever lo que puede pasar en cada nueva manifestación de los chalecos amarillos.





Lo inesperado y aleatorio de la irrupción como acontecimiento de los chalecos amarillos debe también referir a cómo pensar y actuar en nuestra situación.

El dominio del discusro economicista dominante deriva, espera, supone, deduce desenlaces políticos estructurados en base a las contradicciones económicas.

Sabemos que no es adecuado y conceptualmente errado. Nada de lo que allí circula como diagnóstico tiene un gramo de política . La "aversión al último lugar" de la que venimos hablando no es más que - en esta perspectiva- uno y solo uno de los múltiples ejemplos de refutación a las pretensiones teóricas del economicismo, refutación de su inminencia y deriva política.

Como señala Caletti: Como conclusión podríamos decir que cuando Althusser habla de la contradicción sobredeterminada se refiere a que hay una determinación económica en última instancia (es decir, es lo que tiene mayor peso, que todo lo que pase en la SE se explica por el estadio de las fuerzas productivas) PERO está sobredeterminada. Ya que no hay ninguna relación necesaria, inevitable, en la que una cosa lleve siempre a la otra.

Hay que apostar, sin certezas y mucho menos, garantías


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Contradicción y Sobredeterminación

En los últimos cinco años se ha producido un verdadero revival althusseriano fundamentalmente recortado por sus últimos intereses y producciones. Esto ha venido a completar un cuadro en el que se dibuja una especie de anfisbena, un monstruo de dos cabezas y en la que cada una resulta claramente distinguible de la otra. 

El Althusser estructuralista y dogmático, el que corrige a Marx siguiendo a Marx; y el de la aleatoriedad y el encuentro. Marx, Mao y Bachelard de un lado, Maquiavelo y Epicuro del otro. Frente a esto, el escrito intenta leer uno de los primeros y más reconocidos artículos de Althusser, Contradicción y Sobredeterminación, como un enfrentamiento cuyos actores son inmanencia, política y dialéctica. 

Para esto y en un primer momento se explicitan las condiciones respecto del problema del sujeto (unidad de la conciencia) para pasar de allí al problema de la estructura (unidad de las prácticas)



“Nos hizo más libres y menos cínicos”

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