10/18/2018

polarizar no polarizar: sobre gustos ya hay mucho escrito ...

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Entrevista al bloguero peronista (no kirchnerista) Luciano Chiconi (@mazorcablanca). Su visión sobre la actualidad del justicialismo. ¿Está acabado el macrismo? ¿Habrá unidad? Y dejó una ironía: "Si te gusta la polarización, después no te sorprenda que te aparezca un Bolsonaro del otro lado".

Por Enrique de la Calle

APU: Hablamos en una entrevista anterior (luego de las elecciones de 2017) sobre el macrismo como un proyecto político que no apuntaba a la "hegemonía". Hoy, el oficialismo parece replegarse aún más sobre la fuerza y el electorado propio. 

Luciano Chiconi: Ese es el formato original de Cambiemos, nunca hubo una intención de ir mucho más allá. Pero algo pasó en el medio, además. El gradualismo económico tenía sustentabilidad política. Pero hace cuatro o cinco meses, ese gradualismo se quedó sin sustentabilidad económica. Es lo que vemos ahora. Eso lo obliga a Macri a ese repliegue, a ir sobre su núcleo duro. Si había alguna expectativa de ir más allá, se cortó acá por lo que entiendo es una muy mala práxis del Gobierno. A partir de un problema macroeconómico menor, técnico, de superestructura, de mesa chica, que tiene que ver con qué hacer con el dólar, se pasó a una situación de pérdida de autoridad política. Hasta acá, para un sector importante del electorado Macri aparecía como un liderazgo que resolvía algunos de los problemas o las inconsistencias que había dejado Cristina. Algo se quebró ahora. Por eso aparece ese sentimiento de desilusión en sectores del electorado. 

APU: Le hago una pregunta muy directa: ¿Ese quiebre es definitivo? ¿El macrismo es un proyecto político acabado?

LC: Es difícil decirlo hoy. Lo que sí creo es que se acabó una expectativa de cambio profundo. Ya eso no se va a ver. Una parte de la sociedad es proclive a hacer un esfuerzo para lograr determinados resultados, como tener menos inflación. Pasó con Menem, por ejemplo. Ahora, Macri no bajó la inflación, la subió. Es un tema que no se va a resolver en cuatro años. Y eso se debe a errores del propio Gobierno. El macrismo no podía no saber que Estados Unidos iba a subir la tasa. O lo que pasó con el dólar: lo tuviste planchado durante dos años. ¿No sabías que estaba atrasado? Son todas inconsistencias. El balance de los cuatro años va a ser malo desde las expectativas económicas. Ahora: el que gane en 2019, sea Macri o cualquiera, tiene un mandato de dos años. 

APU: ¿Por qué?

LC: Vas a tener un nivel de deuda importante que por la devaluación subió en relación al PBI. Además, las variables más importantes están todas desacomodadas. Vas a tener muy poco tiempo para ordenar las cosas si no querés perder la elección de término medio e ir a una situación de inestabilidad social y política. Por eso digo: el próximo mandato dura dos años. Porque la situación a resolver es muy difícil. 

APU: En resumen, su posición es la siguiente: el macrismo fracasó en lo económico, pero eso no implica necesariamente el final de su proyecto político. 

LC: Creo que tiene chances de reelegir porque veo a un segmento del electorado, de clase media, que está en disponibilidad. No está abordado por ningún otro sector político. Que hoy está más cerca de ser abordado por Macri, más allá de la desilusión. Creo que Cristina no puede representar a ese sector. Tal vez el peronismo no kirchnerista sí podría hacerlo, pero tampoco le alcanza para ganar. Por eso creo que puede haber sobrevida del macrismo. Después, puede haber seis o siete puntos de votos vergonzantes a Macri. Que están desilusionados pero lo van a votar porque no les gusta lo que ven del otro lado. El Gobierno sabe eso y por eso se repliega sobre su núcleo duro y hace este juego de idas y vueltas con Carrió. 

APU: Pasemos a la oposición. Por un lado, está el kirchnerismo que tiene las cosas bastante claras, sea en su rol de oposición y su organización en torno al liderazgo de Cristina. ¿Qué pasa en el peronismo no kirchnerista?

LC: La definición de peronismo "no kirchnerista" ya es un problema porque debería ser mucho más extensiva que lo "no kirchnerista". Debería construirse una opción que sea lo más amplia posible, que trascienda al peronismo e incluya a radicales, progresistas, socialistas. Esa búsqueda está. La crisis del Gobierno, además, deja libre a sectores del electorado. Esos votos que buscan una alternativa están, si no, no se explica el por qué de la foto de Sergio Massa con Juan Schiaretti, Juan Urtubey y Miguel Pichetto. 

APU: ¿No ve una posibilidad de unidad entre los diferentes espacios peronistas?

LC: Hay que mirar a la sociedad. El tipo de unidad que vaya a existir, si es que existe, va a tener que ver con la sociedad, con lo que reclame. La suma de todos los peronistas no existe. Es una expectativa, justa, de la militancia o de la dirigencia. Se habla mucho de una unidad nominal de la dirigencia. No sé si la sociedad está esperando la unidad del peronismo como la vemos nosotros. Más que unidad, hay que hablar de "unidades". Puede haber una unidad en torno a Cristina y la foto de Massa da cuenta de otra unidad, más regional, entre un grupo de dirigentes. Pero ahí también hay un intento de unidad. Creo que hay una situación que sigue presente desde 2017 o, incluso, 2015. Hay un núcleo de clase media baja, de difícil caracterización, que puede ser un 25% del electorado, que hoy no está conforme ni con Macri y que piensa que Cristina es un retroceso (aunque la haya votado en el pasado). Ahí está la expectativa de un sector del peronismo, que quiere interpelar a ese sector. Me parece que la sociedad no está en la unidad. Unir a la dirigencia, no es unir a la sociedad. 

APU: Ocurre que esa fragmentación del peronismo puede ser funcional al macrismo, que puede quedarse con la elección sumando el 40% y sacándole 10% al segundo. No emerge una vía institucional de salida a esa fragmentación, como podría ser unas PASO. 

LC: Puede ser que las dos opciones peronistas pierdan. Tal vez, necesitemos más tiempo para definir esa disputa política. También es verdad que en los ochenta, con la renovación, había un acuerdo de la dirigencia para encontrar un formato de representación del peronismo y reemplazar a los que habían perdido (Isabel y los sindicalistas). Ahora no pasa eso, porque Critina tiene un piso importante de votos y hay otro sector que ve potencialidad en una opción por afuera. Veo un empate no hegémonico, donde todos tienen razón. En los 80, eso se resolvió en una mesa de discusión de la dirigencia. Hoy eso no está. Todos hablan de unidad pero no veo una mesa de discusión franca en torno a la unidad. No veo una camada dirigencial que quiera expresar eso. Todos están más pendiente de lo propio. 

APU: ¿Esos debates deberían ser parte de una "actualización doctrinaria" del peronismo, como propuso alguna vez?

LC: Sí, aunque no veo que eso esté pasando. ¿Cuál debería ser una discusión al interior del peronismo? Por ejemplo: cómo en este contexto económico de crecimiento a la baja se inicia un proyecto popular medianamente distributivo. Supongo que Axel Kicillof y Roberto Lavagna tienen ideas diferentes de cómo se logra eso. Y no veo que estén discutiendo sobre eso. Después, otra discusión tiene que ver con qué política social va a hacer el peronismo en los próximos años. Nadie discute la AUH, pero es insuficiente. El Gobierno no eliminó ni la asignación ni el plan Argentina Trabaja, pero hay más pobreza, con lo cual te muestra que son programas que no alcanzan para resolver la problemática de la pobreza. El peronismo se debe plantear qué va a hacer con el trabajo. Son debates que faltan. 

APU: Alguna vez le leí en Twitter, que usted señalaba como principal problema para la unidad una diferencia muy clara de praxis política entre kirchneristas y peronistas no K. 

LC: Te diría que es el principal problema. Que en eso Cristina es un parteaguas. Esa cuestión es la que hace muy difícil un acercamiento de ella con muchos dirigentes del peronismo no kirchnerista. Es una praxis política que al kirchnerismo le sirvió, pero que impactó sobre todo el universo peronista. El peronismo no es Greenpeace, es un partido integrado por dirigentes que disputan poder, que ambicionan llegar al poder. El modo de acumular poder de Cristina no es el mismo que el que le sirve a otros dirigentes. 

APU: ¿Qué impacto tiene que dos dirigentes como Hugo Moyano o Felipe Solá se hayan acercado a Cristina? ¿Da cuenta de un nuevo escenario en algún sentido?

LC: Cuando Cristina habló después de las elecciones de 2017 dijo: "Unidad Ciudadana es una primera minoría dentro del peronismo y llegó para quedarse". Me parecen importantes esas palabras sobre el rol que ella está desempeñando. Después haría alguna aclaración: Moyano es un dirigente sindical fenomenal pero no tiene votos. Y lo que define la puja de poder es la sumatoria de votos. Con Felipe Solá pasa algo similiar: ¿Qué aporta él solo, sin ser parte de otra cosa? No lo termino de ver. Vuelvo a lo mismo: más allá de lo lindo que quede hablar de unidad, el peronismo tiene fragmentada su representación. 

APU: Decía que le da importancia a las palabras de los dirigentes. Le cito una frase de Sergio Massa con Luis Majul cuando respondió por qué hacía tanto que no hablaba: "La sociedad me puso en otro rol, con otro perfil". ¿Massa se está pensando en otro lugar, ya no como líder de un espacio político?

LC: Massa apareció en 2013 como una propuesta peronista para reemplazar al kirchnerismo. Como fue Cristina en 2005 para reemplazar a Duhalde y Menem lo había sido antes. La idea de que la disputa política se da al interior del peronismo. ¿Qué pasó en el medio? Apareció Cambiemos y absorbió una parte de esa representación. Es un dato no menor. Que Cambiemos sea Gobierno, y el kirchnerismo opositor, obligó a Massa a reconfigurarse en el nuevo escenario. Un tema que tiene que resolver el peronismo no kirchnerista es la provincia de Buenos Aires, porque necesitás hacerte fuerte ahí para poder hacer una buena elección. Cristina y Vidal son fuertes. Tal vez, a ese espacio le convendría que Massa fuera a Buenos Aires como candidato a gobernador. 

APU: En ese análisis, cómo funciona 2017, donde Massa fue candidato en Buenos Aires e hizo una mala elección (en relación a 2013 y 2015).

LC: La diferencia tiene que ver con lo que pasó este año económicamente. Si Cambiemos no llega al 40 + 1 en la elección general, va a ser por la fuerza de esta opción peronista no kirchnerista. Digo: Cristina no disputa votos con Cambiemos. Hay un sector del electorado, sobre el que insisto, que es de clase media baja, donde Cristina ya no puede captar adhesión y que se pueden llegar a disputar ese otro peronismo y Cambiemos. Si la disputa histórica del peronismo fueron los pobres, hoy lo es la clase media baja. 

APU: La existencia de ese electorado de clase media baja es lo que determina que siga perdurando esa opción peronista no K. 

LC: Claro. Para mí, el peronismo es policlasista. Las grandes hegemonías del peronismo fueron con las clases populares y con las clases medias. Siempre la ambición del dirigente peronista es ir por más, la búsqueda de representar a todos. Eso que siempre se le reprocha como gesto autoritario. Ahora el peronismo dejó de lado eso, en medio de la dinámica de la grieta. Capaz lo abandonó para siempre, no lo sé. Pero me parece que es importante una representación amplia para desarrollar un proyecto distributivo, de justicia social. El proyecto de Néstor Kirchner era eso también, era un proyecto que claramente apuntaba a las clases medias. Que buscaba representar a todos. Si te gusta la polarización, después no te sorprenda que te aparezca un Bolsonaro del otro lado.  

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