Encuestadores y consultores analizan el estado de ánimo de la opinión pública
Angustia, bronca y temor
El pesimismo se agrava y apenas uno en cinco consultados mantiene la esperanza de que las cosas mejoren. El desempleo creciente es el golpe final y las promesas del Gobierno, después del pacto con el FMI, son prácticamente descartadas.
Por Raúl Kollmann
Angustia, bronca, desesperanza, malhumor, rechazo, temor. Estas palabras sintetizan el estado de ánimo de la opinión pública según nueve de los principales consultores y encuestadores del país. En la vida cotidiana, significa que los ingresos sólo alcanzan –cuando alcanzan– a lo más mínimo según el criterio de cada hogar y no da para ahorros o compras más arriesgadas. Esto se traduce en que el gobierno de Mauricio Macri transita por el peor momento de su gestión con índices lapidarios: menos del 30 por ciento lo aprueba, apenas el 22 por ciento piensa que las cosas van a mejorar. Como era de esperar, el acuerdo con el FMI no es bien visto: el FMI, al menos en la Argentina, está asociado a fracaso. En la oposición, los consultores perciben que existe una enorme oportunidad, con Cristina Fernández de Kirchner acompañada por un núcleo duro que algunos evalúan en 25 por ciento y otros en el 30 por ciento. Un núcleo poderoso pero que no le alcanzaría, al menos por ahora, para ganar. La gran duda es si habrá dos armados del peronismo o si existirá algún tipo de conformación que incluya a todas las vertientes, empezando por el kirchnerismo. Los consultores creen que las chances de Macri de ganar en 2019 se han vuelto endebles y dependen de que se polarice con CFK, pero siempre y cuando la economía aguante sin explotar.
Página/12 dialogó con nueve de los consultores, encuestadores y especialistas en campañas electorales más conocidos del país sobre la situación de la opinión pública después del acuerdo con el FMI, la inestabilidad cambiaria, la inflación y el deterioro de los ingresos.
Hugo Haime, titular de Haime y Asociados, sostiene que “hay una clara crisis de credibilidad. Si bien no se cree que esto vaya a terminar como en 2001, solo 30 por ciento piensa que con las medidas económicas que esta tomando el gobierno, las cosas en el largo plazo vayan a mejorar. En el corto plazo la población cree que la inflación rondara el 50 por ciento,que el gobierno no la puede controlar y que las cosas empeoraran”.
Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados, afirma que no debe tomarse la crisis como si fuera únicamente un problema macroeconómico, sino por cómo se siente en el hogar. “La inflación en su persistencia genera resignación porque uno nunca llega. El trabajador, el comerciante, el peón rural, el pequeño industrial, el profesional, el estudiante, corren detrás de los precios y ven esfumarse sus ingresos. Las derivaciones psico-sociales de una crisis como esta son innumerables, en los términos de la privación relativa que viven muchos y que genera la caída de la autoestima y la angustia cuando el esfuerzo cotidiano no alcanza”.
En el mismo sentido Ignacio Ramírez, director de la maestría de Opinión Pública de Flacso, evaluó que “las crisis económicas se convierten en una agenda tangible y permanente, más allá de la representación mediática. Los procesos de deterioro económico impactan sobre las identidades y los vínculos sociales, configurando una atmósfera de preocupación que tiñe las diferentes esferas de la vida. Los problemas laborales, por ejemplo, nunca son problemas específicamente laborales, sino que tienen externalidades psicológicas muy agudas ya que la matriz cultural argentina pone al Trabajo en el centro de las identidades. Cuando el trabajo se vuelve frágil, las identidades se vuelven frágiles”.
Analía Del Franco, de Del Franco Consultores, se basa en una reciente encuesta suya. “El humor social de los argentinos se caracteriza hoy y desde hace por lo menos seis meses atrás con dos palabras: incertidumbre y pesimismo. Sólo un 22 por ciento piensa que la situación económica va a mejorar. La confianza en sí mismos, hoy también se ve debilitada: nadie piensa que se las va a arreglar de forma individual. El FMI en la Argentina tiene mala imagen: está asociada a fracasos. Un 60 por ciento le da más importancia a la economía que a la corrupción. Todos esos elementos marcan la época”.
Artemio López, de Equis, afirma que todas las figuras de Cambiemos, incluyendo Macri, María Eugenia Vidal, Elisa Carrió, Nicolás Dibujovne e incluso Lagarde, han caído fuertemente en su aprobación. “Todos lo componentes de ingresos del 80 por ciento de los hogares del país en este año 2018, salarios, jubilaciones y pensiones, planes de asistencia, tienen pérdidas de entre 20 y 25 puntos por debajo de la evolución de precios. Es un deterioro inédito en democracia. Ni la alianza progresista FREPASO-UCR se atrevió a tanto recorte del poder adquisitivo popular en un solo año. Eso es lo que explica el impacto en la opinión sobre los dirigentes oficialistas”.
Para Eduardo Fidanza, de Poliarquía, la crisis tiene consecuencias pero el gobierno retiene una parte de sus adherentes: “La respuesta a la situación actual es retirarle el apoyo al Gobierno sin entregárselo con claridad a otra fuerza política. Aun en medio del ajuste, Macri retiene la aprobación de entre un tercio y un cuarto del electorado”. En verdad, casi todos los consultores están de acuerdo en ésta evaluación: las opiniones favorables que aún mantiene la administración Cambiemos están entre un 25 y un 33 por ciento. Debe pensarse que el gobierno llegó a tener adhesiones superiores al 60 por ciento, es decir que la caída es de más de 30 puntos.
“Para mal de males hay más expectativas negativas que positivas sobre lo que se viene –sostiene Federico Aurelio, titular de Aresco–. La valoración de la situación económica se fue deteriorando durante la gestión de Macri, transitando en estos momentos su punto más bajo. La situación de angustia se profundiza por la falta de confianza de que se esté transitando el camino de la recuperación económica. El Gobierno, después de la promesa fallida del famoso segundo semestre decidió no anunciar pautas temporales a la mejora de la economía. Esta decisión genera incertidumbre en la gente que espera y necesita no sólo la estabilización de los precios sino una mejora de su poder adquisitivo”.
Para Facundo Nejamkis, de Opina Argentina, “no es sólo la inflación. Ya tiene mucho peso el temor por la pérdida del trabajo. El cuadro de preocupación y desesperanza pasa hoy por ahí”.
“Para sintetizar el estado de la opinión pública en estos últimos tiempos solo basta señalar que las preocupaciones se convierten en temores –redondea Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP)–. Temor a la hiperinflación, a las tarifas que seguirán aumentando, a la devaluación permanente, al incremento de la conflictividad social y al desabastecimiento. En síntesis, el humor social de los argentinos pasó por tres estados: de la preocupación al enojo y de allí abiertamente a la desconfianza. Les cuesta creer en el discurso del presidente, necesita realidades más concretas y palpables”.
En la situación actual, post acuerdo con el FMI, el punto nodal del análisis de los consultores tiene que ver con la articulación de la oposición. En concreto la convivencia o no convivencia entre el kirchnerismo y el Peronismo Federal. Las posturas son muy discrepantes.
Roberto Bacman esboza las dos alternativas. “La primera es lograr la unidad, incluso pensando en la posibilidad de ganar en primera vuelta. Dicho en palabras sencillas: esta posibilidad implica lisa y llanamente aceptar como parte del espacio al kirchnerismo. Unidad, proyectos y por último el instrumento de las PASO. La otra opción, la que implicaría no aceptar al kirchnerismo como parte del armado del frente electoral anti oficialista, no haría más que dividir: el Peronismo Federal por un lado y Unidad Ciudadana por el otro. Sin temor a equivocarse esta última opción implica tomar el camino más riesgoso, que al mismo tiempo resulta el que más le conviene al oficialismo desde el punto de vista electoral”.
Federico Aurelio considera que “el primer desafío es mostrar que se puede generar un espacio que unifique la voluntad de los argentinos que no quieren que continúe la gestión de Macri. En la búsqueda de esa unidad no es suficiente la unidad de la oposición no kirchnerista. El núcleo de apoyo del kirchnerismo es lo suficientemente sólido como para exigir al dirigente que quiera liderar el espacio opositor que debe llegar a determinados niveles de acuerdo con CFK. El segundo desafío es elaborar un plan alternativo”.
Ignacio Ramírez señala que “hay sectores que tratan de mantener cierta simetría: oponerse al macrismo y al kirchnerismo al mismo tiempo. El problema es que inventar una oposición antiKirchnerista será tan difícil como crear un oficialismo antiMacrista. No obstante, el futuro esta abierto, y el desenlace electoral del 2019 depende de la imaginación y de la voluntad política”.
La mirada de Eduardo Fidanza es que “a la oposición peronista se le presenta una gran oportunidad, siempre que resuelva su interna. CFK es la candidata que más le conviene a Cambiemos: polariza y podría perder en segunda vuelta con Macri. Distinto sería consolidar una única candidatura presidencial, con una propuesta concreta. Pero todo esto dista de ser posible a la luz de la compleja interna, aunque la foto de los cuatro referentes puede ser un progreso”.
Hugo Haime analiza que “el kirchnerismo mantiene su núcleo duro, no baja, pero le cuesta crecer. Y la historia marca que en las ultimas elecciones Cristina parecía imponerse pero cuando el gobierno extremó la polarización terminó perdiendo. El peronismo alternativo con dirigentes como Massa, Pichetto, Urtubey y Schiaretti recién comienza a armarse y al contrario de Cristina no tiene techo para su crecimiento. Para hacerlo necesita engrosarse y que quede claro que son oposición al gobierno. En ese grupo, Massa es el que más votos recoge”.
“La gravedad de la coyuntura –afirma Rouvier– y la indisimulable responsabilidad de la gestión actual obliga a que los moderados (el peronismo federal) vayan inclinándose hacia posturas más críticas, mientras la oposición sistemática del kirchnerismo se mantiene.
La caída general de la imagen y del voto al oficialismo favorece a la oposición que se convierte en más competitiva, inclusive creciendo en algunas secciones como la Primera y la Tercera de la Provincia de Buenos Aires. Son las zonas más pobladas y me refiero a la intención de voto de CFK. Falta mucho para las elecciones, pero parece prefigurarse que para Cambiemos la próxima prueba será muy difícil”.
Analía Del Franco reitera que “CFK se mantiene en situación de tensión entre ser la dirigente opositora con mayor caudal electoral ( aún pos episodio Cuadernos ) y a su vez presentar un techo bajo para obstruir su potencial de crecimiento. Sin embargo hoy ella concentra un total de imagen positiva de 40,8 y llegaría en un potencia balotaje a 43,5. Desde la mirada del electorado, hay lugar para otras opciones. El mejor posicionado en este sentido es Sergio Massa, quien es el que más crece en un escenario electoral sin Cristina Kirchner”.
Artemio López sostiene que la "oposición" no es una categoría política homogénea en orden programático o , para ser más cool, en "miradas de país" Esas diferencias estructurales prevalecerán en el armado opositor , más allá del actual ruido de medios. Es evidente que el "pan oficialismo" cuyo vértice en esta etapa es la alianza Cambiemos, a nivel nacional incorpora también a buena parte de la dirigencia que formalmente se denomina "opositora".
Estos sectores del pan oficialismo opositor plantean un cambio de gobierno sin alterar sustantivamente el formato de régimen socioeconómico. Cambiar la orquesta pero no la partitura, digamos así. El caso del peronismo no K y/o Anti K es el mas notorio de esta modalidad de representación pan oficialista opositora con referentes como Sergio Massa- el único con votos de este florido espinel - Miguel Pichetto, Juan Manul Urtubey, Juan Schiaretti, Felipe Solá y otros referentes similares que, según mi modestísima opinión, no formarán parte del tipo de unidad que se estructure en torno al liderazgo de Cristina Kirchner - la opositora con mayor volumen electoral hoy en torno al 40% nacional y por tanto de centralidad insoslayable - cuya trayectoria anterior anudada a su visión actual de crítica inicial y frontal del macriato, propone para la elecciones del año 2019 ya no solo un cambio de gobierno, sino de régimen económico, político y social.
Estos sectores del pan oficialismo opositor plantean un cambio de gobierno sin alterar sustantivamente el formato de régimen socioeconómico. Cambiar la orquesta pero no la partitura, digamos así. El caso del peronismo no K y/o Anti K es el mas notorio de esta modalidad de representación pan oficialista opositora con referentes como Sergio Massa- el único con votos de este florido espinel - Miguel Pichetto, Juan Manul Urtubey, Juan Schiaretti, Felipe Solá y otros referentes similares que, según mi modestísima opinión, no formarán parte del tipo de unidad que se estructure en torno al liderazgo de Cristina Kirchner - la opositora con mayor volumen electoral hoy en torno al 40% nacional y por tanto de centralidad insoslayable - cuya trayectoria anterior anudada a su visión actual de crítica inicial y frontal del macriato, propone para la elecciones del año 2019 ya no solo un cambio de gobierno, sino de régimen económico, político y social.
Por eso, los mismos actores mediáticos y judiciales que la persiguen impiadosamente y buscan proscribirla, se encargan de instalar a los referentes del peronismo no K o anti K , opositores pan oficialistas, como la verdadera opción a Cambiemos , dando cobertura judicial absoluta y llenando de elogios mediáticos a sus diversos representantes, apelando a adjetivos extravagantes como "SERIOS", "RACIONALES", "MODERNOS" y otras paqueterías semejantes. No pasa nada con eso. Más allá del esfuerzo de jueces y medios, plantar de candidato a Pichetto es como pasear un gato muerto por Libertador y Cavia, por citar un caso patético de esta singular estrategia.
Finalmente, Facundo Nejamkis piensa más en el balotaje, “Dado que es poco probable que alguna fuerza política logre un triunfo en primera vuelta, el desafío de la oposición es como llegar con una opción competitiva a la segunda vuelta. El escenario óptimo sería un acuerdo que unifique la oferta de raíz peronista pero esta opción parece cada vez mas lejana. La fragmentación en el campo opositor mejora las chances oficialistas”.
Como es obvio, el gobierno de Mauricio Macri está muy golpeado por la crisis económica, que se trasladó ya al plano político con la falta de credibilidad y desesperanza. Los grandes interrogantes tienen que ver con la magnitud de la caída, con las posibilidades de recuperación antes de las elecciones y las estrategias posibles. Algunos de los consultores ya hablan de “autopsia”, refiriéndose a Cambiemos, otros consideran que el deterioro no es tan grande todavía. Están los que evalúan que todo dependerá de la evolución de la economía y no falta el que piensa que la clave está en seguir incentivando la grieta. Un condimento decisivo de lo que pasa en el oficialismo es el panorama de la oposición.
Para Federico Aurelio la caída no es tan brusca. “A partir de mayo y a pesar de las numerosas semanas de malas noticias económicas que transitó la Argentina, no siguió deteriorándose la valoración de la gestión general del Gobierno. El núcleo de apoyo al Gobierno (cercano al 40 por ciento) ha elegido otros factores no económicos por los que sustenta la confianza que mantiene en el presidente Macri. A su vez, este sector, adjudica la responsabilidad de la situación actual a la gestión de los gobiernos anteriores”.
Eduardo Fidanza habla de que el gobierno “por ahora está perdiendo adhesiones al ritmo de la crisis, sin que se advierta o pueda fijarse cuál va a ser el piso de su caída. Es un dato muy importante porque para mantener chances de reelección no debe desdibujarse el reparto por tercios”. O sea que no baje su nivel de aprobación del 33 por ciento. Fidanza además plantea requisitos para que Cambiemos se mantenga. “Se requiere que el peronismo presente dos candidaturas y además la recesión no debe ir más allá de abril o mayo de 2019. Es clave que el peronismo vaya dividido, con lo cual las chances de Cambiemos se mantendrían. De lo contrario, va a ser muy difícil retener la presidencia. Pero aún falta mucho”.
Roberto Bacman habla del peor momento. “El gobierno está atravesando su peor momento desde que asumió. Los bajos valores y particularmente la importante caída de la confianza, rematan en otra forma de demostrar una percepción mayoritaria de la opinión pública: la crisis es más profunda y ha trascendido lo estrictamente económico, al punto que en la actualidad también incluye a la política”.
También para Hugo Haime la caída ha sido notoria. “En septiembre, la base de apoyos del gobierno se redujo por debajo de los 30 puntos. La posibilidad de que Cambiemos pueda crecer depende si logra reinstalar la grieta y que vuela a enfrentarse con CFK. Eso le permitiría crecer, siempre y cuando la economía aguante socialmente”.
Analía Del Franco percibe una caída aún mayor. “El Presidente continúa en descenso en sus niveles de apoyo, hoy cuenta con un núcleo que lo aprueba de 20 puntos. Ese podría ser su piso electoral y llega a un 36 por ciento si sumamos a aquellos que lo aprueban con un regular–bueno. Para mi, eso es lo que hoy puede obtener en un balotaje. Para revertir este escenario se necesitan señales de cambios de rumbo en la economía. Hoy la sociedad no está percibiendo eso”.
Ricardo Rouvier también ve la caída. “El gobierno se ha debilitado. Luego de haberse fortalecido con el triunfo electoral de octubre del 2017, empezó a caer en contradicciones, dejando en evidencia promesas incumplidas, y una gestión carente de firmeza. Primero desnudó un no saber y luego desnudó un no poder, cuya magnitud sorprendió a propias y extraños. En el escenario político el oficialismo se muestra muy sensible al contexto, y no logra conducir ni generar la tranquilidad y la esperanza que le permitan recuperarse”.
1-La ruptura de los puentes que lo unían a una parte importante de la ciudadanía, hoy casi el 40% de los que acompañaron a Cambiemos en el balotaje 2015 no lo volverían a votar.
2- La dinámica que adquiere el ajuste tras el rescate del FMI fisura el bloque en el poder. Todos aquellos sectores que no hayan desvinculado su tasa de ganacia del desarrollo del mercado interno colisionarán ( muchos ya lo manifiestan explícitamente) con el rumbo del modelo cuyo objetivo central es el pago de intereses de la deuda y dar garantía a los acreedores. Doble ruptura con la ciudadanía y parte del bloque en el poder. Veremos como se desarrolla este escenario tan interesante si no para vivir, si para analizar.
Facundo Nejamkis evalúa que “el gobierno conserva el apoyo sostenido de un núcleo duro de alrededor de un tercio de la sociedad (33 por ciento). Es poco probable que se modifique este apoyo si las condiciones se mantienen como hasta el momento. Sus chances electorales de cara al año 2019 dependerán de dos factores: como continua la marcha de la economía y como se constituye la oferta electoral opositora. De este último factor depende los temas que se van a discutir en la campaña presidencial”.
Ignacio Ramírez marca un golpe que va más allá de las encuestas. “El deterioro económico impacta fuertemente sobre la imagen del gobierno, y la marca Cambiemos queda deteriorada. En un plano mas visible, el malestar cotidiano se metaboliza políticamente generando sentimientos de bronca y decepción hacia el Gobierno de Macri. En un plano más subyacente, el fracaso económico pone en crisis representaciones, discursos y atributos sobre los que se edificó la actual etapa política. La noción de los CEOs como sinónimo de eficiencia, por ejemplo, entra en crisis. Es decir, la crisis económica es también la crisis de una marca, la marca Macri”.

1 comentario:
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