Por: Ricardo Aroskind
El domingo de la PASO hubo un conjunto de resultados diversos. Derrotas, victorias, situaciones mixtas. En la Provincia de Buenos Aires ganó Cristina. En Santa Fe, Rossi. En Córdoba perdió Scharetti. En Capital ganó Carrió. Solo para mencionar algunos puntos de un panorama variado.
Pero el gran éxito de Cambiemos no estuvo en las urnas, sino en la colosal manipulación de la imagen del resultado. Gracias a la manipulación, los "mercados" (el gran capital) amanecieron tranquilos, los oficialistas eufóricos, los sindicalistas más dudosos que nunca de hacer algo, los peronistas anti-k "empoderados", y muchos kirchneristas decepcionados o deprimidos.
Es decir, la manipulación informativa funcionó, porque generó un clima diferente al que se hubiera generado si la información disponible hubiera coincidido con lo que efectivamente ocurrió.
Entre otros efectos, se puede contar el artículo de Natanson en Página 12, atribuyéndole al gobierno un carácter democrático y moderno, del que a todas luces carece. Salvo que por moderno entendamos todas las prácticas y técnicas importadas que utilizan para manipular a la opinión pública, espiar opositores y presionar/chantajear sobre distintos actores sociales. Eso sí es muy moderno.
Pero en economía el disco está gastado hace rato. Lamentablemente todavía se intentan análisis políticos desconectados con otras áreas de la vida social, que terminan en "descubrimientos" que embellecen la fea realidad. Jamás podría decirse que es modernizador un proceso político que retrogada socialmente, que primariza la economía y que destroza las avances en ciencia y tecnología nacionales.
Otro efecto sorprendente de la manipulación fue la reacción de sectores kirchneristas, que se vieron apesadumbrados y deprimidos en los días siguientes al domingo, haciendo pronósticos de permanencia neoliberal por las próximas décadas.
Sorprende que puedan ser tan manipulables por los medios, conducidos en esta ocasión por la información suministrada por cambiemos. ¿No sabemos de quienes se trata, qué es Indra, qué antecedentes tiene el gobierno en cuanto a pureza institucional, y en el fondo, cual es el pensamiento profundamente antidemocrático de la derecha argentina? ¿Ignorábamos que hay derecha en la Argentina, que no sólo se encuentra en los estratos más altos, sino que permea en otras franjas de la población? ¿No tuvimos la 125 para enterarnos, la derrota de Néstor con De Narváez, y los cacerolazos que pedían libertad para fugar dólares?
Esa derecha estuvo siempre, y se agrupa votando a cambiemos, animada por un fuerte miedo al kirchnerismo.
Cristina fue atacada por el peronismo conservador que se sintió empoderado por los falsos resultados del domingo. No es que Cristina no pueda ser criticada, o que no haya cometido errores. Pero el ataque a Cristina no viene animado en esos sectores por una voluntad política manifiesta de derrotar al neoliberalismo, sino por la voluntad de sacarse de encima a Cristina para poder ir corriendo a acordar con la reforma laboral, previsional, impositiva que demanda el gran capital.
Pelean por ser los que vendan al movimiento nacional y popular.
Pelean por ser los que vendan al movimiento nacional y popular.
Todo está abierto, y no ha habido derrota, salvo la constatación de que existe una parte del país individualista y conservadora, y que desde el poder económico, mediático y político se quiere presentar un país que no es.
Hay que estar muy claros en eso, porque si algo necesita la derecha para avanzar, es el derrotismo popular.
Que no nos hagan la cabeza los mentirosos seriales.
Lo que también se hace evidente, es que el kirchnerismo no puede seguir siendo un espacio caótico en el cual parece ser que sólo piensa y decide Cristina. Es mucho más que eso, y tiene que cambiar, porque ya no está en el gobierno.
Y tiene otras responsabilidades políticas para sacar adelante el país. Tiene que ser eficiente, para defender al pueblo.
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