6/18/2017

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Mito: Todo el crecimiento fue por el “viento de cola”.

Por Federico Vaccareza*

Cuando el economista Juan Llach, Ex – Ministro de Fernando De la Rúa y actual columnista económico del diario oficialista La Nación que en 2016 afirma sin prurito en su nota titulada: Del viento de cola a una brisa promisoria “…Lo más probable es que extrañaremos bastante tiempo el viento de cola que nos impulsó durante más de una década y cuya fuerza malgastamos…” lo más probable es que este creando un nuevo mito, el mismo del que luego se valen otros para justificar sus acciones. Pero ¿Qué es un mito? Es una historia imaginaria que altera las verdaderas cualidades de una persona, o una cosa o una situación efectivamente ocurrida y documentada.

Introducción 

Quien opine que el modelo productivo reindustrializador con inclusión social vía el trabajo, que se implementó en Argentina entre 2003 al 2015 pudo llevarse adelante porque la economía argentina gozó pasivamente de una bonanza derivada de la economía internacional está planteando un mito. Los datos demuestran que, si fuera por condiciones propicias externas, el proceso de crecimiento argentino debiera haberse terminado en 2009 con el derrumbe de los precios internacionales de los alimentos pero en 2015, seguíamos creciendo ¿Cómo se explica esta expansión?
2003 – 2008: La etapa post crisis

La primera etapa que abarca desde 2003 al 2007 podría considerarse como una primera recuperación. El proceso mega devaluatorio del 230% del peso frente al dólar estadounidense que se había aplicado en 2002/2003 se da en una absoluta estabilidad de los precios internos ya que, el consumo interno había disminuido tanto que no había margen para trasladar los incrementos a precios. Las importaciones caen y la industria nacional (que contaba con un 50% de capacidad instalada ociosa), se pone en marcha de nuevo. La corrección y el equilibrio del tipo de cambio con baja inflación; la ausencia del agobiante peso del pago de los intereses de la deuda externa que se había comenzado a renegociar en 2005, el aumento de los precios internacionales de los productos agrícolas y la recuperación parcial del trabajo argentino, entre otros aspectos favorables, dieron un impulso inicial al crecimiento por el lado de la oferta de bienes. En el caso de los servicios, estos comienzan a mostrar nuevamente un ritmo de expansión. 

Por el lado de la demanda, los motores de crecimiento fueron el consumo privado como consecuencia del aumento de los ingresos de la población y la inversión privada (13% al 17%) porque los empresarios responden a una mayor demanda de consumo, no solo poniendo a funcionar las maquinas que tenían habían tenido paradas sino incrementando considerablemente su dotación de equipo durable. Todos estos factores internos y externos favorables permitieron un periodo de rápida recuperación que algunos denominan “Viento de Cola”. Pero esta coyuntura no duraría mucho más. 

A principios del 2008 cuando la recuperación interna avanzaba y los precios internacionales de la soja y otros productos alimenticios como la soja alcanzaban máximos históricos superiores a los U$D 400 TON, se presenta el desafío de establecer un derecho de exportación móvil (retenciones móviles) el cual como impuesto, serviría para evitar el traslado de los precios internacionales de los alimentos al mercado interno. Esta medida equilibradora, fue combatida con absoluta dureza por las grandes empresas multinacionales exportadoras en alianza las gremiales empresarias ruralistas (SRA; CONINAGRO; entre otras). A pesar de este fenómeno despiadado que se puede interpretar como, “La revuelta de los pudientes” contra el Pueblo argentino, la economía creció ese año un 3,8%. 

2008 – 2015: ¿Del viento de cola a la tormenta de frente?

El 2009, marca un punto de inflexión al modelo económico nacional, dado que emerge una crisis internacional en el centro de la economía mundial, con origen netamente en el sector financiero (hipotecas subprime) afectando con mayor rigor que otras la producción y el comercio en Estados Unidos y Japón. El estancamiento económico sacude Europa e impone un ciclo más lento de crecimiento para los nuevos líderes emergentes de la economía mundial: Brasil, Rusia, India y China denominados BRIC. El 2009 puede ser recordado como el año que pasamos “Del viento de cola a la tormenta de frente”

En el 1ª trimestre de 2010, la crisis comienza a ser contenida por las rápidas medidas de estímulo que se aplican en las economías centrales y el comercio internacional comienza nuevamente a dinamizarse. Frente a este escenario externo el Gobierno Nacional implementa políticas activas de ingresos para estimular el consumo y el crecimiento beneficiando no solo a los trabajadores sino también para los perceptores de ingresos. Ante este escenario, las políticas de estímulo del gobierno aceleran las turbinas del consumo masivo: 7,1% en 2010 y 10,8% en 2011y la inversión privada, que alcanza niveles del 21,2% y 18,2%. La ampliación de la cobertura para las personas mayores que estaban fuera del sistema con movilidad semestral y la Asignación Universal por Hijo, hicieron que la economía volviera a crecer fuertemente en los años 2010 (9,1%) y 2011 (8,6%).

Si bien, las medidas activas del gobierno para estimular el mercado y la producción interna tienen éxito, los niveles de demanda y crecimiento de la economía mundial no se recuperan a niveles pre-crisis dado que las políticas públicas llevadas adelante por los países desarrollados, el crecimiento económico de sus economías y del comercio internacional no aparecen, en primera instancia, a la vista de nadie. Esta situación afectó a los sectores que destinan una parte importante de su producción a la demanda externa (las exportaciones). Es en ese contexto que el año 2012 fue de bajo crecimiento para la economía local y 2013 retoma un poco de vigor y crece un 2,9%. Estos últimos años fueron difíciles, pero 2014 fue un año de sortear desafíos. 

A la delicada situación que atraviesa el nuestro comercio internacional se le sumó una corrida bancaria orquestada por bancos extranjeros y sus operadores con el objetivo forzar una hiperdevaluación y la estampida de los precios y salarios. El Índice de precios internacionales de los commodities entre junio y noviembre de 2014 se desploma 19,9% pero la caída más fuerte fue para los combustibles con un derrumbe de 26%, y en particular para el petróleo (-29%). Los alimentos, en cambio, registraron una baja más atenuada (9%) y las materias primas agrícolas 3,9%. ¿Podíamos acaso atravesar un escenario peor? 

Así en 2015, decididos a mantener un racional control de las divisas, protegiendo la producción y el trabajo nacional de las liquidaciones de excedentes de producción mundiales; con acuerdos de precios y paritarias; estimulando la inversión productiva; y con un fuerte compromiso para inversiones en infraestructura financiadas por China y Rusia, la economía nacional comienza a recuperarse. A pesar de las condiciones adversas para los precios internacionales de los alimentos (comparadas con las del periodo 2003 – 2007); el boicot permanente de los tenedores de deuda en default (que sumaban el 6% del total del monto de la deuda reestructurada en 2005 y 2010, aliados con operadores internos políticos y económicos para impedir el acceso del país al crédito y financiamiento la economía creció 2,1% en 2015 cerrando así un ciclo de la políticas activas expansivas (fiscal, monetaria, productiva) que demuestran como el crecimiento no es algo que, pueda ser irresponsablemente librado a los interesas de los oligopolios. 

Conclusiones: Venga de donde venga el viento, en 2015 seguíamos creciendo 

En estos 12 años el PBI paso desde los U$D 153 mil mill. de U$D a U$D 554 mil mill con desendeudamiento externo, y sin tener abiertas las vías al uso del crédito internacional. Las exportaciones pasaron de los U$D 26 mil millones a los U$D 83 mil millones en 2011, y siguieron en niveles altos aun en condiciones internacionales favorables En resumen, si el Estado desempeña el rol de planificador de políticas económicas activas orientadas a estimular la producción, demanda e inversión reproductiva, no importa demasiado si el viento es de frente, o de cola. El crecimiento económico y la inclusión social, están asegurados.



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