6/18/2017

mitos macristas

Mito: Estábamos en camino de ser Venezuela.

Horacio Rovelli
La estructura económica de Venezuela antes de Chávez se asemejaba más a la de un típico país rentista, estilo Arabia Saudita o Nigeria, que a la de una república. Con las reservas hidrocarburíferas más importantes de Occidente, Venezuela exportaba prácticamente un solo producto (petróleo) a prácticamente un solo país (Estados Unidos).

La contracara de ese diseño mono exportador era la debilidad crónica de la producción nacional y la consiguiente necesidad de importar casi todo lo que se consumía: el 70 por ciento de los alimentos, por ejemplo, provenían del exterior, y hasta era necesario comprar gas, a pesar de que el país cuenta con las reservas más importantes del continente por la incapacidad, antes de Chávez,   para procesarlo.
Lo que no le perdonan al Chavismo es que nacionalizó el petróleo y diversificó su venta, de esa manera, el intercambio comercial con América latina se multiplicó geométricamente, en el caso de nuestro país pasó de apenas 150 millones de dólares a 2.500 millones en 2015. Agreguemos que se trata de una relación superavitaria para  la Argentina que exporta a Venezuela productos manufacturados (maquinaria agrícola, automóviles, alimentos procesados e insumos químicos) e importa commodities, sobre todo petróleo y combustibles.
Pero la relación no se limita al intercambio comercial. Venezuela ha sido también un proveedor de energía crucial en tiempo de escasez, una fuente de recursos financieros y un aliado político importante para los gobiernos nacionales y populares de la región
Lo que no se le perdona al chavismo es su política internacional independiente y que con todas sus limitaciones estructuró amplios planes sociales que han producido mejoras concretas en la vida de la población, planes de salud, de viviendas, cooperativas de trabajo etc., un gobierno permanentemente atacado por una prensa y una oposición política salvaje, fisgoneada por los EEUU, razón principal por lo que  no logró hacer que los empresarios inviertan parte de las ganancias que obtienen y que se debe a la capacidad de fijar precios, por lo que ante el control del gobierno han creado mercados paralelos de bienes y servicios. La explicación de la subida desmedida de los precios y del desabastecimiento generalizado es que el Estado venezolano no puede fijar el valor del dólar que lo administran los ricos.
Los empresarios juegan al fracaso de los planes del gobierno venezolano en la creencia que pueden imponer un gobierno afín como fueron los de los acuerdos del Punto Fijo[1]
El camino que le queda al Gobierno Bolivariano, es cobrar fuertes impuestos a los sectores pudientes, combatir la especulación, inflación y desabastecimiento, y solo puede hacerlo con la participación masiva de la población y el fortalecimiento del Estado, en un marco adverso, enfrentado a empresas trasnacionales, y lo peor, con el avance de gobiernos de derecha en la región.
La Argentina no puede ser Venezuela porque acá la derecha llega al gobierno con el apoyo de una parte importante de los electores para hacer lo mismo que hicieron siempre, subordinarse al capital internacional, generarle fuertes ganancias con el “carry trade” y financiarla con una creciente deuda externa, que se cancelará en el futuro cercano mal vendiendo los activos más preciados del Estado argentino.
Eso no quita que cuando los pueblos se cansan, como pasó en el año 2001, en que el descontento fue tomando una magnitud tal que primero se llamó al estado de sitio, segundo la gente sale a la calle y se le reprime violentamente, de manera tal que en el país entre el 18 y el 19 de diciembre de ese año fueron asesinados por las fuerzas de seguridad 38 –treinta y ocho- personas, el Presidente De la Rúa huye en un helicóptero de la casa rosada y la población se convocó en las calles al grito de que se vayan todos,  dándole una solución al problema con un  gobierno nacional y popular que sufrió los mismos embates que padece el hermano país bolivariano





[1] El Pacto de Punto Fijo fue un acuerdo  de gobernabilidad entre los partidos políticos venezolanos Acción Democrática (AD), Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei) y Unión Republicana Democrática (URD), firmado el 31 de octubre de 1958, pocos meses después del derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez  que permitió que todo siguiera igual pero con una apariencia democrática y republicana, hasta que la crisis de 1998 y las grandes movilizaciones populares posibilitó la llegada de Hugo Chávez al gobierno, asumiendo como Presidente el 2 de febrero de 1999.

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