4/03/2017

lo que tenemos una vez más es un plan de saqueos verticales : desde arriba hacia abajo



Una burguesía subordinada al capital internacional

Argentina tiene trabajadores con capacidad de producir, con dedicación, con disciplina y con posibilidades ciertas de incorporar más y mayores conocimientos. Surge entonces una pregunta: Por qué en nuestro país se combinan periodos de bonanza con depresiones, cierres de fuentes de trabajo, endeudamiento sobre dimensionado, pobreza y exclusión social. La respuesta para Horacio Rovelli, reside en la debilidad de su clase dominante que se subordina al capital extranjero y no es capaz de forjar una sociedad para todos.

Por Horacio Rovelli*
(para La Tecl@ Eñe)

La pregunta obligada para quienes vivimos en nuestro país es por qué la Argentina teniendo como tiene trabajadores con capacidad de producir, con dedicación, con disciplina, con voluntad, con comprensión y responsabilidad de lo que se hace, y lo que es mejor, con posibilidades ciertas de incorporar más y mayores conocimientos, se combinan periodos de bonanza con depresiones, paros y cierres de fuentes de trabajo, endeudamiento sobre dimensionado, pobreza y exclusión social, cuando se produce alimentos para más de 430 millones de personas y sin embargo, se es incapaz de alimentar a la decima parte de esa suma que es la población que se tiene en la primera parte del Siglo XXI, donde observamos colas de gente pidiendo la comida, sin techo, sin educación y sin salud.

Como puede ser una Nación soberana cuando notamos tan injusta distribución de la riqueza, de una minoría que tienen activos externos que supera el Producto Bruto Interno anual y muchos de ellos aparecen en revistas de ricos y famosos del mundo, y amplios sectores por debajo de la línea de pobreza.

Y la única y válida respuesta es que su clase dominante es débil y se subordina al capital extranjero. No es capaz de forjar una sociedad para todos, y solo se beneficia a sí misma y, en menor medida a los que como correa de transmisión colaboran en el sistema injusto, perverso y egoísta que han creado.

La Argentina supo tener 30 años de crecimiento, incluso con gobiernos liberales que no pudieron destruir el modelo que, en base a la sustitución de importaciones, permitía la alianza de hecho entre los trabajadores y los empresarios que venden al mercado interno, donde cuando más se producía y los trabajadores percibían mejores remuneraciones, se generaba una demanda sostenida que permitió por ejemplo que, en 1974, la Argentina sea el país más integrado del continente, donde menos diferencia había entre los sectores acomodados y los más humildes, donde menor era la tasa de desocupación, de pobreza y de indigencia.

El objetivo económico de la dictadura militar de 1976 fue destruir el modelo ISI (industria Sustituidora de Importaciones) Argentino, para reemplazarlo por el de valorización financiera del capital.

El Profesor Mario Rapoport en su libro “Historia económica, política y social de la Argentina 1880- 2003” sostiene: “A partir del golpe de Estado del 24 de marzo 1976 se produjeron profundos cambios en la estructura económica argentina, que terminaron por conformar un nuevo modelo económico basado en la acumulación rentística y financiera, la apertura externa irrestricta, comercial y de capitales, y el disciplinamiento social. La dictadura militar se propuso restablecer la hegemonía del mercado en la asignación de recursos, restringir la participación del Estado y abrir la competencia de los productos nacionales con los extranjeros”.

Y lo hizo con basado en la mayor represión de nuestra historia pero por medio de tres instrumentos de la técnica económica:

a) Retrasar el tipo de cambio (“Tablita” de Martínez de Hoz) que hacía que el tipo de cambio creciera menos que los precios y las tasas de interés

b) Baja generalizada de los aranceles y disminución de medidas para arancelarias (desprotección aduanera)

c) Tasas de interés positivas y por encima del crecimiento del dólar.

En un marco donde el excedente de los países petroleros árabes hace que el sistema financiero mundial deba colocar los petro –dólares a tasas muy bajas. La burguesía local pedía préstamos en el exterior (en dólares) a bajas tasas y compraban títulos públicos o acciones o depósitos a plazo fijo en pesos, ganando la diferencia y luego de realizar la diferencia entre las tasas y el valor del dólar, se volvían a la divisa retirando la renta.

Renta que se aseguraron primero, los deudores con el traspaso de su deuda al Estado (Seguros de cambio de Sigaut, Cavallo y González del Solar, y legitimación del gobierno radical por medio de los Comunicados A-695, A-696, y A-697 del BCRA del 1 de julio de 1985), y los acreedores porque se les abonó con más endeudamiento externo y cuando no se pudo pagar ni los intereses de la deuda (default), se cedieron los más preciados activos públicos: YPF, FFCC, SEGBA, Gas del Estado, Aguas Argentinas, puertos, rutas, aeropuerto y hasta el sistema previsional, etc.

Esto es, el fracaso del plan de Martínez de Hoz se reflejó en la quiebra de los principales bancos por volumen de depósitos captados (BIR, Banco Los Andes, Banco Oddone, etc.), y la desconfianza generalizada se tradujo en una creciente demanda y fuga de divisas, para frenarla la dictadura acordó con los deudores del país (sean empresas nacionales o extranjeras) que le paguen la deuda en moneda nacional al gobierno y que ellos iban a acordar con los acreedores su pago en divisas. 

En efecto, los militares lo echan a Leopoldo Galtieri y asume Reynaldo Bignone el 1 de julio de 1982, con el objetivo económico de transferir el endeudamiento privado de las grandes empresas al Estado y para eso lo nombran a Dagnino Pastore como ministro y a Domingo Cavallo como Presidente del BCRA, quienes en dos meses (julio a agosto de 1982), a través de los seguros de cambio, hacen que las empresas transfieran su deuda en dólares al Estado Nacional, y el Estado creaba títulos de deuda (BONEX) para pagarle a los acreedores externos (Comunicación A-163 del BCRA del 15/07/1982), con ello, disminuyeron sideralmente la deuda de las grandes empresas nacionales y extranjeras y se la impusieron al pueblo argentino. Cumplido ese papel es reemplazado por Jorge Wehbe en agosto de 1982 hasta diciembre de 1983 que asume Alfonsín.

El total de seguros de cambio fue por unos U$s 23.000 millones de dólares beneficiándose unas 300 empresas y corporaciones entre ellos Sevel que adeudaba U$s 124 millones; Acindar U$s 649 millones; Compañía Naviera Pérez Companc U$s 211 millones; Loma Negra, de los Fortabat U$s 62 millones. También hay corporaciones como Cogasco, Celulosa Jujuy Techint, IBM, Ford y Fiat, Bridas, Pescarmona, etc. El listado incluye al sector financiero: Banco Galicia, Río, Citibank, Francés, Supervielle, etc.

Finalmente con el retorno de la democracia, el objetivo de las empresas endeudadas y de los bancos acreedores fue que la deuda sea legitimada por el gobierno radical, cosa que el primer ministro de economía, el Dr. Bernardo Grinspun, se opuso terminantemente y quería investigar que deuda era legítima y cual no, así como todos los mecanismo de transferencia de deuda privada al Estado. El 18 de febrero de 1985 el Ministro Grinspun echó de su despacho al representante del FMI, el catalán Joaquín Ferrán, y el 19 Alfonsín le pidió la renuncia y fue reemplazado por Juan Vital Sourouille. Con fecha 1 de julio de 1985 mediante los Comunicados A-695, A-696, y A-697 del BCRA se reemplazaron títulos de deuda externa heredados de la dictadura militar, a los que la gestión de Grinspun se negó a reconocer hasta que no se supiera el origen y destino de los fondos, por “Obligaciones de Banco Central de la República Argentina” con la firma de las nuevas autoridades.



EL PLAN DE SAQUEO:

Traspasada la deuda del sector privado al Estado y legitimada por el gobierno constitucional, el plan de saqueo y subordinación al capital financiero internacional es sencillo de explicar y consta de:

a) Control de las industrias básicas, las finanzas y el comercio exterior, que se logra si esas actividades están en manos privadas, que por la ley de concentración y centralización de capitales termina en monopolios.

b) Monopolio de la tecnología y del conocimiento.

c) Necesidad de importar insumos industriales estratégicos (coeficiente técnico de importación) de allí la situación estratégica de las grandes empresas extranjeras que operan en nuestro país.

d) Necesidad de recurrir al endeudamiento condicionando el presente y el futuro del país.

e) Libertad de entrada y salida de capitales lo que garantiza la diferencial de tasas contra el tipo de cambio y su conversión en divisas para su posterior fuga.

Y lo aplicaron todos los modelos de ajustes, en primer lugar la dictadura militar de Videla-Viola-Galtieri-Bignone; después Alfonsín con el Plan Austral y la legitimación de la deuda; para mejorado y corregido, en el Plan de Convertibilidad que estalla en las aciagas jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001.

Fue con Néstor Kirchner que se volvió plenamente al modelo de crecimiento en base al mercado interno y al trabajo nacional, pero los empresarios boicotearon el proceso no invirtiendo y ante la mayor demanda lo que hicieron fue aumentar los precios, quedándose con un mayor valor y retrasando el tipo de cambio en términos reales, porque sus precios (y se trata de grandes empresas formadoras de precios en sus mercados cautivos o semi cautivos) eran mayor que el ajuste cambiario.

Retorna el modelo de valorización financiera del capital cuando por el engaño asume el gobierno la derecha vernácula del PRO, que solamente puede superar la restricción externa y las inconsecuencias del modelo que aplica, endeudándose y ofreciendo pingues negocios al capital más concentrado, en ese marco no puede existir proyectos de inversión productiva, se prioriza lo financiero, a costa de un mercado interno que se achica, se concentra y se extranjeriza, con lo que condena a amplias franjas de la población a la desocupación y a la pobreza, con un efecto anestésico por el ingreso de dólares para un sector de la población, pero insustentable en el tiempo.

En palabras del Profesor Mario Rapoport: "… grandes ganancias a sectores reducidos promoviendo otra gigantesca fuga de capitales, que servirá para evadir y proteger esas ganancias en los paraísos fiscales y posiblemente, para muchas multinacionales, compensar las pérdidas que la crisis les ha producido en otros lados”.

Lo que si debe quedar claro que es insustentable y termina siempre por implosión como en el año 2001, y solo se mantiene si no se le cuestiona y se aceptan cobarde y mansamente sus designios, pero las movilizaciones sociales de este mes de marzo 2017 y las elecciones de las PASO e intermedias pueden y deben demostrar la ilegitimidad de un gobierno que ejecuta un plan que negó y sigue negando de forma cínica e hipócrita (ayudado por la “frivolidad” y estupidez de los principales medios)

Y si bien es cierto que los ingresos de la deuda, del blanqueo y de la liquidación de la cosecha gruesa es significativo, no lo es menos que, como lo reconoce el mismo BCRA de Federico Sturzenegger, están saliendo del país U$s 2.000 millones por mes en fuga de capitales, a medida que el gobierno va dejando en claro sus intenciones por su proceder, la duda sobre su gobernabilidad es mayor y con ello lo va a ser la fuga que tarde o temprano se convertirá en corrida bancaria y cambiaria como fue en 1980-81-82, en 1989, 1995, 2001, cada siete años, y que lo frenó el modelo de acumulación de los Kirchner, pero que por incapacidad manifiesta de la actual administración estamos condenados a repetir.

Nota al pie: Caso COGASCO, que hizo durante la dictadura el gasoducto centro –oeste (Mendoza –Neuquén) Controlada por la empresa NACAP de Holanda, obtuvo un préstamo por 918 millones de dólares del AMRO Bank (Holandés), de los cuales ingresaron al país 292 millones, siendo depositado el resto en el exterior. Carlos Melconían – Jefe del Departamento de Deuda Externa del BCRA en 1986 – informa que “…. un acuerdo final sobre el contrato del gasoducto centro-oeste, será refinanciados dentro del marco del Club de París. Eso implica registrar como deuda de la República Argentina las correspondientes obligaciones de Cogasco por alrededor de 955 millones de dólares” Esto se elevó a la Comisión Nº2 del Directorio del Banco, quien lo aprobó con las firmas de sus directores - Daniel Marx y Roberto Elbaum – siendo ratificado por el Dr. Marcelo Kiguel, vicepresidente del Banco en ejercicio de la Presidencia.” (Alejandro Olmos, “Todo lo que Usted quiso saber sobre la deuda y siempre se lo ocultaron” Editorial Peña Lillo).

*Economista especializado en temas fiscales y monetarios. Profesor de Política Económica en la Universidad de Buenos Aires. Ex Director de Políticas Macroeconómicas del Ministerio de Economía. Miembro de EPPA (Economía Política para la Argentina).

Volveremos Relacionado


Volvió el trueque para hacerle frente a la crisis

No hay comentarios.: