Con motivo de un nuevo aniversario del golpe cívico militar perpetrado el 24 de marzo de 1976, este artículo intenta poner luz sobre el vaciamiento que el actual gobierno de la Alianza Cambiemos está realizando en materia de Derechos Humanos. La nota es acompañada por el testimonio de Martín Fresneda, Secretario de Derechos Humanos de la Nación duarnte el período 2012-2015.
Por Lucas Ten Hoeve*
(para La Tecl@ Eñe)
La conmemoración de los 41 años de aquel 24 de marzo de 1976 enmarcados en el contexto actual que vive la sociedad argentina, sirve como marco de referencia para analizar los avances y retrocesos con respecto a las políticas de Derechos Humanos que hemos vivido en el último periodo.
Luego de doce años en los que las políticas de Verdad, Memoria y Justicia han tenido un rol central dentro de la agenda pública, con la finalización de las leyes de la impunidad (Obediencia Debida y Punto Final), la apertura de juicios a los responsables del genocidio, la creación de Espacios de la Memoria en donde antes funcionaron los centros clandestinos de detención, desaparición, tortura y exterminio, el apoyo del Estado hacia las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de la identidad de aquellos niños, hoy adultos, que habían sido separados de su verdadera familia; en resumidas cuentas, un Estado activo en la construcción de una memoria sólida, de una justicia concreta para las víctimas de aquel horror y sobre todo una función pedagógica hacia las nuevas generaciones para que se entienda lo que sucedió realmente en nuestro país en aquellos años. Con todos estos antecedentes y la sensación de irreversibilidad de estas políticas, hoy nos encontramos con un panorama que se creía ya superado.
Entre la chicana, el cinismo y, sobre todo, el más profundo negacionismo, el gobierno de la alianza Cambiemos vuelve a poner en la escena del debate público la discusión sobre la cantidad de víctimas que dejó el Terrorismo de Estado entre 1976 y 1983. Figuras de cuestionable moral como Darío Lopérfido (ex integrante del Gobierno de la Alianza y de Cambiemos) y Juan José Gómez Centurión (ex carapintada, hoy titular de la Aduana) fueron los voceros oficiales de un presidente que al ser indagado sobre esta cuestión admitió su falta de interés. Macri es alguien a quien le da igual si fueron ocho mil o treinta mil. Esta postura de Cambiemos no es inocente. A través de ellas se expone a todas luces la vieja teoría de los dos demonios y se cae en la facilidad de hablar de “superar la grieta” y “las divisiones”. Este discurso es sostenido por medios de comunicación como el diario La Nación, que en varios editoriales dominicales fungió a favor de la finalización de los juicios y por la liberación de los responsables del terrorismo de Estado. “La elección de un nuevo gobierno es momento propicio para terminar con las mentiras sobre los años 70 y las actuales violaciones de los derechos humanos”, reza en su introducción el editorial titulado “No más venganza” del día 23 de noviembre de 2015, editorial del diario de Bartolomé Mitre que fue repudiado hasta por los mismos trabajadores del medio por su excesiva defensa hacia los genocidas. No conformes con esto, el día 15 de marzo de este año volvieron a la carga con otro editorial, “Hechos, no palabras”, en el que instaron al Gobierno de Mauricio Macri a finalizar con el “curro de los Derechos Humanos”.
En este contexto se inscribe la política de Derechos Humanos del gobierno de Mauricio Macri, en este caso conducida por Claudio Avruj. Vacía de contenido, sin direccionalidad y en una posición forzada hasta la incomodidad. Uno de los pilares fundamentales de la joven democracia argentina hoy ocupa un lugar menor en la agenda gubernamental. En quince meses de gestión se han sucedido una serie de hechos que delinearon la silueta de esta peligrosa realidad. Como pantallas de humo ante cada situación conflictiva en la que se encontraba el gobierno, la carta de las desapariciones salía a la luz. ¿Acaso las declaraciones en torno al número de desaparecidos funciona como elemento distractor para que no se hable de las violaciones que en la actualidad el gobierno comete en esta área?
Lo que queda claro es que hoy el Estado ha abandonado una lucha prácticamente incuestionable por el conjunto de la sociedad y reconocida por los organismos internacionales.
Al respecto de esta situación buscamos el testimonio de Martín Fresneda, quien fuera durante el período 2012 –2015 el Secretario de Derechos Humanos de la Nación.
Sobre la actualidad de las políticas de Derechos Humanos, Fresneda hace hincapié en el vaciamiento de contenido que hoy se expone: “Durante todo este período de tiempo han cambiado la matriz y el rol de la política de Estado frente a la situación general de las asimetrías que existen en las sociedades, generalmente capitalistas, y que requieren de un Estado presente que pueda balancear en cuanto a la inclusión social. Todo eso veo que se ha relajado, hay un desfinanciamiento de todas esas políticas y una intención de generar desde los Derechos Humanos un rol más de la promoción cultural de Derechos. Creo que Claudio Avruj no cumplió con uno de los compromisos que asumió delante de mí, pero además delante de todos los trabajadores ya que las políticas de Estado se defienden con los trabajadores. Han vaciado, desarticulado y desfinanciado áreas fundamentales, han dejado trabajadores de años dentro del Estado en la calle”… “Creo que intentan construir un sentido de la historia relacionado al punto de vista de lograr perseguir a quienes consideran parte del otro extremo, al otro demonio que siempre quisieron encarcelar y responsabilizar de modo tal que pretenden modificar el concepto de Terrorismo de Estado, delitos de lesa humanidad, pretenden presionar la jurisprudencia de la Corte Interamericana como asimismo la jurisprudencia argentina en cuanto al concepto de quienes pueden cometer crímenes de lesa humanidad. Por lo tanto ese negacionismo no es casualidad, forma parte de su visión de la historia y que la ponen en tensión para poder deteriorar la acción de un Gobierno nacional y popular que implementó la política de DD.HH. y que en definitiva erradicó la impunidad.
“Durante todo este período de tiempo han cambiado la matriz y el rol de la política de Estado frente a la situación general de las asimetrías que existen en las sociedades, generalmente capitalistas, y que requieren de un Estado presente que pueda balancear en cuanto a la inclusión social. Todo eso veo que se ha relajado, hay un desfinanciamiento de todas esas políticas y una intención de generar desde los Derechos Humanos un rol más de la promoción cultural de Derechos." Martín Fresneda.
"La visión que tiene el Gobierno de Cambiemos no es banal, es una visión de fondo, es una visión de los conservadores / neoliberales que formaron parte de una lógica empresarial que tuvo mucho que ver con el apoyo a la dictadura, relacionado a la concentración de medios y que responde a una visión de concepto de libertad más relacionado a una lógica de mercado que a lo colectivo.”, asegura el ex Secretario de Derechos Humanos al ser consultado por este medio acerca de la visión del Gobierno en materia de la defensa de las políticas de Estado en materia de DDHH.
En sintonía con la temática abordada, realizamos la consulta sobre la posibilidad cierta de que los juicios por lesa humanidad que se llevan a cabo en la actualidad corran algún riesgo. La respuesta ante esta preocupación es fundamental, como lo es el rol del actual Gobierno en torno al vaciamiento de un eje transversal de la política nacional en los últimos años. Respecto a esta situación, Fresneda afirma que: “El cambio del rol del Estado, en particular en la Secretaría de Derechos Humanos, la desarticulación de la interpoderes hace también más dificultoso que el Poder Judicial pueda avanzar con el apoyo del ejecutivo particularmente. Yo no creo que la continuidad de los juicios esté al menos hoy en riesgo. Lo que sí me parece es que lo que está en riesgo es la celeridad de los juicios, la composición de los tribunales y, lógicamente, lo que está en riesgo es el contenido de los fallos. Algunas sentencias que pueden ir cambiando como lo sucedido con el fallo de Papel Prensa, sucede por el propio fallo de la justicia, pero el dato más elocuente es que la Secretaría de Derechos Humanos que fue la que denunció, la que sostuvo la querella durante años, que recurrió a todas las instancias, que puso peritos, que llevó adelante una política proactiva por parte del Ejecutivo, no haya apelado el archivo y el sobreseimiento definitivo de los imputados, creo que es el dato más elocuente de lo que puede llegar a pasar.”
"... Lo que está en riesgo es la celeridad de los juicios, la composición de los tribunales y, lógicamente, lo que está en riesgo es el contenido de los fallos. Algunas sentencias que pueden ir cambiando como lo sucedido con el fallo de Papel Prensa, sucede por el propio fallo de la justicia, pero el dato más elocuente es que la Secretaría de Derechos Humanos, que fue la que denunció, la que sostuvo la querella durante años, que recurrió a todas las instancias, que puso peritos, que llevó adelante una política proactiva por parte del Ejecutivo, no haya apelado el archivo y el sobreseimiento definitivo de los imputados ..."
Para finalizar, Fresneda nos comenta acerca de sus impresiones sobre la movilización de este 24 de marzo: “Este próximo 24 de Marzo como Día de la Memoria, nos debe convocar como consigna de unidad para que el pueblo argentino demuestre una vez más la conciencia en la lucha por los derechos, para que demuestre una vez más la capacidad de luchar y resistir para que no existan retrocesos en las libertades conquistadas en los derechos conquistados. No podemos concebir una democracia con presos políticos, y que esté Milagro Sala presa. Hay una comunidad internacional atenta y sorprendida por el retroceso que ha vivido argentina en este tiempo.”
Este 24 de marzo no será uno más. Será una movilización masiva, popular, que dará dimensión de cuán hondo calaron en la sociedad argentina las consignas de Verdad, Memoria y Justicia.
La última dictadura cívico-militar no sólo funcionó como máquina de exterminio contra la denominada “subversión”. Implantó, además, las bases fundamentales de un plan económico supeditado a los intereses foráneos, con apertura de las importaciones, con destrucción de la industria nacional y del tejido social, con aumento de la pobreza y la exclusión. Con medios de comunicación silenciosamente cómplices. Con responsables civiles, colaboradores que se enriquecieron desde el Estado. Cualquier semejanza con la realidad de este tiempo actual, no es mera coincidencia. Un dato es sustantivo: a pesar del panorama actual de desarticulación de la defensa de los DDHH como irrenunciable política de Estado, la organización, la movilización y la Memoria siguen vigentes, aunque sabemos de la fragilidad de la memoria si no se respaldada en forma colectiva y desde el Estado nacional. En esa articulación activa, lo individual se funde en lo colectivo y se transforma en presente que delinea el curso de la memoria de un país en su intento de no repetir el pasado.
Es importante mencionar al respecto otro hecho ejemplificador del compromiso en estos tiempos. Este viernes se cumplen, además, 40 años de la Carta Abierta de un escritor a la junta militar, de Rodolfo Walsh, en la que el periodista denunció con fortaleza y coraje el plan económico, político y social de la dictadura a un año de su golpe a la democracia. Ese sigue siendo el ejemplo de coherencia y el testimonio a dar en tiempos difíciles.
Lomas de Zamora, 24 de marzo de 2017
Vos!
Vos!
Quedate con el que abrace a las madres y a las abuelas. pic.twitter.com/bzjockZ8Cm— Martiniano Cardoso (@Mcardumen) 24 de marzo de 2017
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